La segunda venida y la maduración del mundo
Sobre nuestras cabezas un poder omnímodo se ocupa de juzgar por nosotros, nos evita el trabajo de de discernir y se arroga un perfecto conocimiento de cada aspecto de nuestra vida. Educa a nuestros hijos y ansía evitarnos la pesadez de tenerlos. Reduciéndonos a infantes, nos inculca que somos hijos de hombres, velando para que no se pierda ni uno de nosotros para el nuevo Edén, para que nadie se quede atrás.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para incrustarlo
Copia y pega este código en tu sitio para incrustarlo