Cuando hablamos de el orden de los cielos o cuando el Señor declara «Mi casa es una casa de orden y no de confusión» (DyC 132:8) estamos ante ideas de un calado insospechado y que pueden traernos profundas verdades.
Para acercarnos al orden de los cielos y la entropia del mundo, hemos de hacer como Alma, cuando dijo que «todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular» (Alma 30:44)
Parafraseando a Alma me pregunto ¿qué cosas hay en la tierra o sobre ella que indican el orden del reino de los cielos, por qué existe ese orden y cómo se manifiesta?
La tarea es desafiante y como siempre en teancum, apelo a su paciencia e imaginación.
La entropía, la probabilidad más segura.
Antes de tratar el orden en los cielos, veamos la idea de entropía o desorden.
Tenemos una caja dividida en dos partes por una pared. En la izquierda hay un gas y en la derecha el vacio, lo que implica cierto orden (puede sustituir el gas por los juguetes de sus hijos) llamemos a ese estado lleno/vacio (o habitacion ordenada). Si abrimos una ranura en la pared, el gas se dispersa y llenará toda la caja. ¿Por qué lo hace? La pregunta es semejante a por qué existe un orden en el reino de los cielos cuando el universo tiende al desorden como vemos al abrir la ranura. Respondamos a la primera pregunta para acercarnos a la segunda.
El gas llena toda la caja porque es el estado que con más probabilidad pueden adoptar sus moléculas. Es decir encontrar el gas ordenado en la mitad derecha o en cualquier esquina de la caja, no es imposible pero es tan improbable que no lo veremos nunca. Si perdemos el orden anterior lleno/vacío, éste es irrecuperable. No hay vuelta atrás.
Así que la pérdida de orden y por consiguiente el aumento de la entropia, es la tendencia más probable de las particulas de un sistema y en este caso el orden anterior es irrecuperable. Seria necesario una intervencion exterior a la caja para recuperar el orden inicial, digamos que alguien con una bomba succione el gas y coloque de nuevo la separación en la caja. O alguien que diga «o recoges o no juegas a la consola»
Por lo tanto un estado con alta entropia es muy probable ya que se puede alcanzar de muchas formas equivalentes, su camino es ancho como el de la muerte ya que a ésta se la puede alcanzar de muchas formas. Pero los estados ordenados son altamente improbables pues solo admiten pocas configuraciones como la vida donde solo hay una forma de obtenerla, por eso su camino es estrecho.
Un jarrón de gran valor
Este jarron Yadró de porcelana es un estado ordenado de partículas por lo tanto con baja entropia. Tiene mucha información en su diseño, forma y colores.
Si cae al suelo y se rompe en pedazos estos se separarán en direcciones aleatorias, por lo que perderemos la información y cualquier huella del Yadró original. Es muy improbable que se rompa en forma de otro objeto que transmita la información de la marca, más bien lo hara de manera caótica.
No obstante, sin necesidad de caerse, este jarrón con el paso del tiempo se deteriorará hasta perder la información original. La arqueología tiene como objetivo recuperar la información que la entropía destruye en los objetos de la historia.
Y no hay escapatoria, estimado lector, todo tiende al máximo desorden, porque es el estado más probable de cualquier sistema inerte o vivo.
La muerte es el estado más probable de nuestros cuerpos, por eso estamos más tiempo muertos que vivos ya que la vida requiere un continuo esfuerzo para mantenerla ordenada y la muerte ninguno. La muerte provoca la dispersión de nuestra forma original, volvemos al polvo y la información que existía en la vida de nuestros cuerpos se pierde. Por eso la resurrección de los muertos es un hecho altamente improbable salvo que haya una intervención exterior a este sistema llamado mundo caído. Alguien que reúna los trozos del valioso jarrón.
La entropia de nuestra habitación
Permítanme un paréntesis que creo interesante.
El comandante William Harry McRaven habló en la promoción de 2014 de la Universidad de Texas. Millones de personas vieron este video donde el coronel hablaba acerca de su instrucción como marine:
«…hacer la cama de la manera correcta no era un motivo de elogio, sino algo que se esperaba de mí… al final del día, sería un recordatorio de que había hecho algo bien, una tarea de la que podía enorgullecerme, sin importar lo pequeña que fuera. A lo largo de mi vida en la Marina, hacer la cama fue la única constante en la que podía confiar, día tras día»
El pequeño hecho de hacer la cama en un mundo que se desmorona por muchos sitios, aporta un pequeño orden en la tierra, es la voluntad de oponerse al caos hacia donde todo deriva inevitablemente. El tiempo es una medida de desorden, pues a medida que fluye aumenta el caos.
No obstante nuestro coronel propone que luchemos, oponernos a esa deriva, al menos haciendo la cama cada día de nuestra vida.
La misión de las llaves de Elias el profeta es recuperar el orden de los cielos en la tierra, desechando la entropia de las tinieblas de fuera. Lo veremos más adelante,
El orden de los cielos
En una epístola de José Smith, fechada en Nauvoo, Illinois, el 6 de septiembre de 1842, el profeta da instrucciones sobre el bautismo por los muertos.
En un principio los bautismos por los muertos se realizaban en las orillas del rio Misuri con la autoridad del sacerdocio, pero la ordenanza se llevaba a cabo de forma desordenada no concorde con el orden celestial.
El profeta en esta carta recuerda que este asunto «parece ocupar mi mente e introducirse con más fuerza en mis sentimientos, desde que me persiguen mis enemigos.» (1) Continua diciendo
«…se expuso en mi carta anterior que debe haber un registrador, el cual debe ser testigo ocular, y también oír con sus oídos, para que registre una verdad ante el Señor.» (DyC 128:2)
En la carta añade un elemento más de organización en la realización de la ordenanza.
«…nombrando también a unas tres personas que hayan estado presentes, si es que las hubo, las cuales en cualquier momento que se les requiera puedan certificar lo ocurrido, a fin de que en boca de dos o tres testigos se confirme toda palabra.» (3)
El profeta se adelanta a la impresión que puede causar el procedimiento, ya que en general el cristianismo en ese tiempo y en el nuestro va adoleciendo de cierta «informalidad», de una exaltación del sentimiento e intenciones en detrimento de los procedimientos y las ordenanzas, tal como vemos en la espontaneidad de los bautismo en el rio Misuri. Por eso el profeta es consciente de todos estos formalismos y dice
«Os parecerá que este orden de cosas es muy minucioso, pero permítaseme deciros que solo es para obedecer la voluntad de Dios, acomodándonos a la ordenanza…» (5)
La minuciosidad
Esa minuciosidad, la importancia de las ordenanzas en la Iglesia de Jesucristo, sugieren un orden exacto en todos sus procedimientos. La recomendación del templo nos exige estar en orden con la Casa del Señor, pues ésta es una casa de orden y no de alta entropía o de confusión.
Si hay algún cientifico entre mis lectores se dará cuenta que acepto la equivalencia entropía/desorden. Desorden es una apreciación subjetiva, ya que no es tal exactamente sino estados más probables del sistema. No obstante al ser humanos somos subjetivos e interpreto esos estados como desorden y estados con pérdidas de información.
Las ordenanzas del evangelio
La palabra ordenanza se usa tanto en la iglesia de Jesucristo como en la vida civil. Ordenanza viene del latín ordinare, poner orden y el sufijo anza, cualidad del que hace la acción. Por lo tanto ordenanza viene a significar aquello que actúa poniendo orden, tanto en una iglesia como en una ciudad.
El profeta José Smith en la sección 128, se esfuerza por inculcar en la mente de los santos que el bautismo por los muertos, ha de acomodarse a la ordenanza, no solo al deseo, sentimiento, dignidad o autoridad del sacerdocio, sino a su procedimiento. Sigue diciendo en el versículo 5:
«acomodándose a la ordenanza y preparación que el Señor ordenó y dispuso antes de la fundación del mundo, para la salvación de los muertos que fallecieran sin el conocimiento del evangelio.» (5)
Esta importancia de las formas, el esfuerzo del Señor y su profeta en educarnos en sus maneras es la más clara muestra del orden de los cielos.
Nos está diciendo que si queremos prosperar en un mundo donde el caos gana terreno, incluso en nuestro propio cuerpo con el paso del tiempo, hemos de alistarnos en su orden celestial a través de sus ordenanzas.
El orden de los cielos es el estado más improbable en que una inteligencia puede morar. El logro de vivir en la manera que Dios vive es fruto, no del azar ni de la probabilidad, sino de una voluntad colosal para imponerse a la naturaleza del Universo, donde todo colapsará por la fuerza de la gravedad.
La expiación del Salvador
Nuestro jarrón Yadró modelo Conversation cuesta 2.876 euros. Es una pieza de gran valor por su hechura y por el mensaje de su diseño: conversar. Ese jarrón es una viva muestra de la intencion de su creador de promover la conversación de aquellos que lo contemplen.
Su caida a tierra hará que su propietario, a causa de su valor, proceda a su reconstrucción en una especie de plan de salvación contra la entropía del entorno.
«Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios;» (DyC 18:10)
Una vez que salimos de Edén, al ser alejados de la presencia de Dios, se abrio la trampilla de la caja. El orden celestial desaparecio como un entrono natural, dejamos de escuchar su voz y toda esa información salio de nuestra presencia.
La entropia o desorden del hombre natural, es el que impera en este mundo porque es el más probable para un estado caído. El libro de Mormón lo resume así en las enseñanzas de Korihor.
«…no se podía hacer ninguna expiación por los pecados de los hombres, sino que en esta vida a cada uno le tocaba de acuerdo con su habilidad; por tanto, todo hombre prosperaba según su genio, todo hombre conquistaba según su fuerza; y no era ningún crimen el que un hombre hiciese cosa cualquiera.» (Alma 30:17)
La expiación del salvador, mediante sus ordenanzas, recobra al hombre para el orden celestial. Este orden esta basado en la justicia y la misericordia. El orden de Korihor es de alta entropia, pues se basa en la fuerza y la ausencia de moral. Esa filosofia da como resultado mundos pobres en el orden e información anterior de los cielos.
La expiación proporciona la posibilidad de vencer la entropia, de restaurar los cuerpos y la rectitud de persona muertas en cuerpo y espiritu. Un bricolaje ciertamente difícil y de alto precio.
El poder de la divinidad
Le pido al lector que medite en la meticulosa organización de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. No solo es su aspecto organizativo y de gestión de capillas, templos etc, aspecto que compartimos con otras iglesias u organizaciones.
Le pido que medite en los hechos que han dado cuerpo a su doctrina. Sería motivo para otro artículo, no me extenderé en ello. Pero hay una fundamentación de cada aspecto de nuestra doctrina en conceptos legales, lo resumo en palabras como leyes, mandamientos, convenios, llaves, autoridad, delegación, ordenanzas, certificados, recomendación, consejos…
El desarrollo de su cuerpo doctrinal no ha sido fruto de la lectura o del intelecto sino que se origina en visitas de mensajeros celestiales. Ellos traen esas llaves, la autorización, delegación, normas y sobre todo ordenanzas.
Hay una gran diferencia con otras manifestaciones o visiones declaradas por diversas creencias. Éstas se limitan a mensajes generales y de los que no puede extraerse ningún fundamento para construir un cuerpo doctrinal consistente que no sea afectado por la entropía. La revelación en el conjunto de la restauración ha proporcionado un cuerpo legal, una coherencia en todas las visitas de ángeles y revelaciones. Nuestra sociedad no es una iglesia solo sino un reino.
El nacimiento y desarrollo de la Iglesia de Jesucristo es sobre todo una transferencia de organización, de un orden que corresponde a una sociedad extranjera. No son de aquí porque sus ordenanzas restauran el orden que perdimos al principio y que no corresponde al humano.
Su poder
«Así que, en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad.
Y sin sus ordenanzas y la autoridad del sacerdocio, el poder de la divinidad no se manifiesta a los hombres en la carne» (DyC 84:20-21)
El desarrollo de la restauración no obedece a un plan diseñado por sus líderes. La restauración ha ido sorprendiendo en cada paso a todos los que la contemplan. Nadie podía predecir su desarrollo sino que ella se ha mostrado a sí misma poco a poco. No es de extrañar que algunos no nos consideren cristianos, ya que la Iglesia de Jesucristo es un cuerpo vivo con un crecimiento hacia direcciones y en proporciones nunca imaginadas ni siquiera por los mismos que la presiden.
El diseño de la restauración es ajeno al entorno religioso que la rodea, una nueva arquitectura doctrinal basada en el orden directo de los cielos y no en una reconstrucción sobre los restos fosilizados del pasado.
En este sentido subestimar las ordenanzas en la restauración es no abarcar lo que representan. Sin ellas no hay orden y no podríamos confraternizar ni prepararnos para relacionarnos con la sociedad de los cielos. Ahora mismo estamos efectuando actos reconocidos en el reino de los cielos, somos una delegación, una embajada. La avanzada de un gran desembarco, la cabeza de playa.
Las llaves de Elias el profeta.
Estas llaves son las del sellamiento de toda ordenanza del evangelio e incluye todas las ordenanzas vicarias.
Estas llaves son capaces, y no me pregunten cómo, de extraer el gas y volver a situarlo en la izquierda de la caja. Es decir son capaces de anular la entropia del Universo, volver a restaurar el jarrón roto. Sellar cada bendición bajo convenio y ordenanza para que se cumpla venciendo al tiempo y a la muerte, a la entropía del Universo. ¿No es eso lo que hacemos cuando obramos por nuestros antepasados? pero quizás solo veamos la ordenanza y no el encaje de ésta en el gran panorama de la restauración.
En un mundo donde la familia es amenazada por fuerzas disgregadoras. Cuando se sustituyen palabras como padre y madre por otras como progenitor A y progenitor B, vemos la destrucción de la información que llevan esas palabras. En esa destrucción de significados se pierde información en relación al pasado, lo que significa un aumento de la entropia o aumento del desorden.
Las llaves de Elias, la carta del profeta en la sección 127 y 128, los templos, sus ordenanzas, traen el orden de los cielos, su legislación, sus maneras de hacer.
Sus ordenanzas enlazan las familias y sus generaciones como una gran nación. Todas unidas bajo convenio desafiando el paso del tiempo y del caos que provoca la muerte.
La iglesia en su misión crea un lugar donde el Señor asiente su pie para llevar a cabo su gran obra, su obra extraña en estos últimos días.
Excelente artículo, no había encontrado la relación de lo que implica hacer ordenanzas. Me queda muy claro y se incrementa mi ànimo por las ordenanzas. Gran inspiración la tuya y bien recibida por mi. gracias.
Gracias Onésimo por tu comentario y por visitar teáncum, nos anima a seguir
Estupendo y muy instructivo artículo Sr. David
Muchas gracias
Gracias Miguel, encantado de verte por teancum
Muchas gracias por el artículo. Ilumina tremendamente mi mente y fortalece el testimonio en mi Salvador Jesucristo y en su Iglesia restaurada. Un fuerte abrazo
Gracias Marco tu comentario me motiva a seguir.
Fantástico artículo, muchas gracias amigo.
Gracias a ti Bonifacio. Conozco a un Bonifacia en España no se si seras tu. Espero verte de nuevo en teancum