En cada cambio de paradigma del mundo ha habido una mudanza en la forma de entender el Universo. Los arreboles o aspecto del cielo en estos días nos hablan de cambios y conmoción.
Tenemos con nosotros tres modelos de entender el Universo, el de Moisés, el de Abraham y el de la investidura del templo. Los tres son congruentes entre si. Fueron entregados como fundamentos de conocimiento en cada dispensación. El profeta José Smith recibió además el papel que tenemos en este conocimiento, está en la sección 76 de la que he escrito tres artículos.
Se requiere un modelo de Universo para vestir una dispensación. Hemos estudiado este asunto con intensidad en Teancum a través de estos ocho años, hasta el punto, que hay una sección llamada Cosmología del Evangelio, que cuenta en la actualidad con 30 artículos que resultaría en un libro de 290 páginas. En retrospectiva creo que ha habido una aportación clara y novedosa en este campo.
Por qué una cosmología
A menudo me dicen que hablo de ciencia en mis publicaciones sin embargo, para mi la ciencia son las escrituras de la naturaleza, que también las tiene, por tanto la separación está en nuestra mente.
Soy muy cuidadoso con mis fuentes y solo menciono algún asunto cuando llega al torrente de nuestro mundo una vez cribado. Este es el tema que nos trae hoy, el acercamiento a un paradigma en nuestro tiempo, un cambio en nuestra comprensión del Universo y la realidad. Está originado, como en otras ocasiones, por nuevos descubrimientos, esta vez gracias al telescopio espacial James Web.
La Biblia comienza con la descripción del Universo que recibió Moisés. Lehi tuvo que esperar a tenerla antes de proseguir su viaje. Abraham la recibió con el pacto. Nuestra dispensación se cimenta en el templo, donde por primera vez, se obtiene una cosmología en la que, además de estrellas y mundos, hay seres humanos interactuando con ellos.
La actual investidura de conocimiento no podría haberse entregado al Israel de Moisés, porque sería anacrónica; se entrego al Israel actual porque va en sincronía con su siglo, la del cumplimiento de los tiempos.
El Señor podría haberse ceñido a lo práctico: esto hay que hacer y esto no. Sin embargo nos provee de conocimientos no prácticos como la creación y la investidura.
De qué nos sirve saber estas cosas, la sección 76, la 88, 132, la Perla de Gran Precio, el Templo. ¿Por qué no simplificar en lo útil? esto hay que hacer y esto no.
Abraham en la corte de faraón
La cosmología egipcia era geocéntrica; tal como la tierra era el centro del Universo, faraón era centro de Egipto. Abraham compartió con faraón el modelo de universo que recibió del Señor, uno recibido por el Urim y Tumin, por lo tanto no se basaba en una observación natural, tal como los egipcios estudiaban la estrella Sirio.
La cosmología de Abraham no es astronómica sino muestra la jerarquía entre la creación y Dios. Tampoco es geocéntrica, la tierra no ocupa un lugar especial ni es el centro de nada. Cualquier intento de interpretar su relato con lo observado a través de un telescopio no tendrá resultados y nos apartará del cómo se ve el universo a través de Urim y Tumin.
También los telescopios de infrarrojos o los radiotelescopios muestran un cosmos que tampoco podemos ver con nuestros ojos.
Lo que quiero resaltar es la necesidad de vestir al cosmos para vivir en él, necesitamos vestirnos ante él con un relato para su comprensión. La túnica de pieles incluye la necesidad de abrigarnos ante esa oscuridad sobre nuestras cabezas y lo hace con la belleza de las prendas facturadas en los cielos.
La belleza
La restauración es como un ser vivo, no solo vive sino que lo hace con belleza y elegancia. La cosmología del Señor, muy presente en DyC, corona su obra con hermosos ropajes y delicadas molduras, frisos y capiteles. Todo ello obedece al buen gusto de su arquitecto. Aprendemos, por tanto, que en lo bello y sus formas hay tanto conocimiento como en su practicidad.
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Como ejemplo, la elegante sección 59 podría resumirse en pocas palabras, igual que el mundo trata de resumirnos en moléculas y células. Pero la contemplación de esta criatura del lenguaje en DyC, requiere que se extienda en el espacio y tome su tiempo para lucir su belleza. No podemos comprimir sus versículos que se suceden como vértebras contoneantes del hermoso cuerpo de la revelación, por eso es …
«…viva y poderosa, más cortante que una espada de dos filos…»
DyC 14:2
Regocijarse en su visión cambia nuestra percepción, lo hace inclinando el eje de nuestro giro rutinario para contemplar las estaciones de sus palabras. Entonces aprendemos que para amar a nuestros semejantes, hemos de adjudicarle semejanza divina y la belleza de un prójimo.
El mensaje de los tiempos
En este momento hay un dilema en la comprensión del Universo parecido al de Nicolas Copérnico en 1507 y posteriormente Galileo.
El modelo actual del Big Bang, inicia la existencia del universo con una gran explosión que se produjo hace 13.800 millones de años. Según esta teoría, basada en la relatividad de Einstein, las primeras galaxias se formaron 400 millones de años después del Big Bang, estas serian de forma algodonosa y con estrellas sin metales, de primera generación.
El telescopio espacial James Web, sin embargo, encuentra galaxias masivas y formadas entre 180 y 233 millones de años luz del Big Bang. Algunas de sus estrellas con trazas de oxígeno, lo que no corresponde a estrellas de primera generación sino a estrellas más antiguas. En una etapa llamada de reionización, donde el Universo dejó de ser opaco según la teoría, el James Web encuentra galaxias completamente formadas y de estrellas con trazas de Oxigeno.
Se une a esto el descubrimiento de un agujero negro masivo en la galaxia CEERS E1019 a 570 millones de años del Big Bang. Su proceso de formación requiere el colapso de estrellas masivas antes y esto implica millones de años en el proceso, lo que compromete aun más a la teoría.
Sunny Vagnozzi (Cambridge) y Abraham Loeb (Harvard) ponen en duda la inflación de Alan Guth como explicación a la expansión acelerada del Universo. La inflación de Guth es un pilar básico para explicar la uniformidad en el fondo de microondas del Big Bang. Pero la escala temporal no cuadra, de ahí el conflicto.
Esto no invalida totalmente la teoría del Big Bang, pero plantea serias dudas en su escala de tiempo y si realmente el Universo se inicio desde una singularidad, es decir si tuvo un inicio o ya existía antes.
La solución no es tan fácil como decir simplemente que es más antiguo de lo esperado. Hay que cuadrar todos los procesos de formación de materia y cuerpos estelares y eso requiere la reformulación de leyes que hasta ahora se creían válidas. Esto traerá cola, no lo duden.
A mi personalmente, me da un respiro para entender la creación y su relación con Dios. Un interrogante que ya planteé en el artículo El Universo Hawking y la restauración del evangelio en Julio de 2019
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La simetría
Esta inseguridad en el modelo actual, contrasta con la certeza que se tenía en él hasta hace poco.
La expansión del Universo descubierta en 1923, conocida como teoría del Big Bang, coincidió con la expansión de la economía y la distribución de la riqueza. Ahora la crisis de ese modelo, coincide con la inseguridad experimentada, entre otras causas, por la expansión de la inteligencia artificial A.I en un mundo en plena contracción de su identidad. Una expansión en una sociedad que ve contraerse sus oportunidades de empleo frente a esta extraña ministración.
Incertidumbre en grandes sectores de la población que se verán afectados por este descubrimiento. Sus empleos y profesiones, que encajaban perfectamente en el mundo de hace 20 años, ahora peligran de ser desarraigadas del mundo laboral.
El primer ejemplo lo encontramos en Hollywood, una huelga de actores, guionistas y traductores que ven peligrar sus empleos con el uso de la A.I. Veremos multiplicarse casos parecidos en otros sectores laborales.
Ya no ocurrirá como en el siglo XIX y XX donde los desplazados por la maquinaria en el campo se asimilaban para su fabricación en los núcleos urbanos. Ahora el desplazamiento a causa de la A.I. dejará a millones en un erial.
Así como desde 1923, en un Universo expansivo, donde todos sus objetos tenían su tiempo y lugar. A su vez, los ciudadanos se expandían a la par de sus sociedades, se daban crecimientos en la clase media y en la mejora de la alimentación mundial.
Como digo, ahora esa crisis de modelo cosmológico, nos transmite una incertidumbre al no saber el encaje temporal y espacial de sus objetos, desde estrellas a galaxias. Misma crisis creciente del encaje de los ciudadanos en sociedades que crecen inflacionariamente dejando atrás a millones.
Las respuestas vendrán, no lo dudo, pero el mundo no será el mismo, tampoco tengo dudas.
Tal como las dispensaciones necesitan y reflejan sus modelos cosmológicos como los mencionados, el mundo va a la par de sus modelos del Universo. Esto nos ayuda a entender los tiempos y las profecías. Estos son nuestros arreboles.
Qué dicen los arreboles
«Mas él, respondiendo, les dijo: Cuando cae la tarde, decís: Hará buen tiempo, porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad, porque tiene arreboles el cielo y está nublado. ¡Hipócritas!, que sabéis discernir el aspecto del cielo, ¿pero las señales de los tiempos no podéis discernir»
Mat. 16:2-3
El futuro es una visión copada por la literatura y el cine. El futuro del siglo XXI que se imaginaba en los años 60, tiene poco que ver con la actualidad. No somos capaces de abarcar la naturaleza del Universo ni de nuestra historia, aunque en el esfuerzo nos acercamos.
Ahora estamos despertando a fuerzas y máquinas inteligentes. Son poderosas y no tenemos ni idea de a donde nos llevarán. Solo queremos ser los primeros en llegar a donde sea que nos lleven, es un tren que pasa y todos quieren tomarlo aunque no sepan el destino.
Si no intervenimos y permitimos que la luz de Cristo, que todos tenemos, alumbre este reino, nos llevaran a las tinieblas de fuera, a las leyes de los átomos, todas ellas inmisericordes hacia nosotros.
«Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual estos puedan morar;» Abraham 3:24
Un mundo para morar no solo requirió materiales, sino hacer de ellos una tierra para humanos, que es más que un planeta con gravedad y atmósfera.
La luz de Cristo, siempre ha estado en la historia manteniendo el objetivo de que ésta sea una tierra donde podamos morar. El evangelio de Jesucristo ha estado presente en ocasiones, aumentando la luz. Ambos son la barra de hierro no solo para llegar al árbol de la vida sino para seguir viviendo en este mundo.
«En las edades pasadas, él ha dejado a todas las naciones andar por sus propios caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo…» Hechos 14:16
Sus preceptos y enseñanzas son parte de la estructura del cosmos. Su redención, el amor al prójimo, la caridad, el perdón y el albedrío ya son parte de los ejes y engranajes de los cielos, gracias a Cristo. No aceptar a Cristo, abandonar los pocos filamentos luminosos que nos separan de la oscuridad, es dar paso a la ley de las tinieblas.
En ella todos somos átomos, los sentimientos reacciones químicas, la esperanza algo irreal, la fe en Dios una reliquia del pasado, el albedrío son estados cuánticos en nuestro cerebro y nuestros pensamientos datos. Todo se atomiza y perdemos los contornos de las cosas para sumirnos en la verdad desnuda, agreste e inhóspita como las tinieblas de fuera.
El hombre desnudo
Necesitamos vestir la realidad como a nuestros cuerpos, como a nuestras casas, como a sus paredes y suelos. Como hacia Abraham en la corte de faraón. No soportamos la desnudez del mundo. Por eso, como humanos a través de la fe o la ciencia, necesitamos vestir el cosmos con estrellas, galaxias, cúmulos, con teorías que expliquen esa oscuridad. También la poesía viste el lenguaje común y lo engalana como hace la virtud con nuestra alma, incesantemente.
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La investidura del templo para los santos y La túnica de pieles para todos, nos protegen del mundo triste y solitario. Abandonar esa investidura común de los humanos, no solo nos deja desnudos sino que desnuda al mundo, lo desposee de los nombres dados por Adán, a ese mundo humano y comprensible.
En el cumplimiento de los tiempos, el hombre
Ha descendido del pasado, pues hay espacio ahora, y toma de estos materiales y hace una tierra sobre la cual nosotros no podemos morar como humanos
Las inmensas paredes pintadas de nuestro siglo, no escatiman detalles en sus escenas. Pero ellas no nos acogen sino que cada vez más, nos muestran figuras extrañas para la mayoría, poco a poco perdemos nuestro lugar en ellas.
El hombre ha entrado en el laboratorio de Dios y hace inventario de sus probetas y utensilios. Creyendo que esa es la realidad, nos llevan al relato de cómo funciona el mundo. Describir con detalle un matraz no alcanza a calcular las intenciones del que lo usa.
Vestidos de bodas
En la parábola de la fiesta de bodas leemos.
«Y entró el rey para ver a los convidados y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda,
y le dijo: Amigo, cómo entraste aquí sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció» Mat. 22:11-12
Estar vestido de bodas también sugiere admitir el ritual que viste la realidad para nosotros. El mundo cuántico es completamente incoherente, no existe para pensarlo ni para contarlo, no puedes vivirlo ni vestirlo porque es un puzle intrincado que resuelto no te dice nada.
Al otro extremo de la escala, el Universo vuelve a gastarnos una broma pesada y nos deja con cara de pasmo mientras nos revela un pasado más remoto del calculado.
En la estrecha franja de espacio y tiempo en que vivimos, el Señor nos pide que vistamos de boda. Que asumamos a su hijo como la luz del mundo y sus enseñanzas como nuestra investidura.
Tomar de estos materiales
El novio impaciente espera a la novia en el altar. Él espera porque entiende que nada hay en la vida sin ella. Ella de blanco, con tardanza ha de mostrarse, entra del brazo de su padre. Éste, serio y entallado, entrega lo más preciado al elegido. Ambos asienten en sus votos ante Dios y el mundo e intercambian anillos. Vestidos y engalanados con lo mejor de ellos mismos. Se proponen para comenzar una vida juntos hasta la muerte. En los novios, las esperanzas de todos se alientan, pues ellos en su compromiso dicen: nosotros continuaremos.
Después el ramo de flores, el banquete y la noche de bodas como el inicio de un pequeño universo para el mundo, una vez más.
Este ritual es una investidura de conocimiento que un mundo descreído va dejando de entender y vestir.
Esto es «tomar de estos materiales y hacer una tierra sobre la cual estos puedan morar» sin embargo lentamente las generaciones invitadas a este mundo, trivializan sus cuerpos y desparraman su misterio y en ello se pierden los significados y su belleza. Se despojan de la túnica de pieles, incluso de las hojas de higuera para asistir mal vestidos a una boda que no perciben, que no escuchan ni aprecian.
Las tinieblas de fuera
«Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y de manos, y tomadle y echadle a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.» 13
¿Por qué? ¿Qué hay fuera?
Las tinieblas. ¿Qué son las tinieblas?
La incapacidad de verle sentido a estar desnudos y vivir en un mundo desnudo y sin forma.
Si no tenemos el modelo de Universo del Señor, el que la luz de Cristo, con su Sol que ilumina a buenos y malos, con su investidura que «…destilará sobre tu alma como rocío del cielo» DyC 121:45, las tinieblas de fuera entrarán e impondrán el frío e ilegible relato de las cosas. Entonces…
«Todos los convenios, contratos, vínculos, compromisos, juramentos, votos, prácticas, uniones, asociaciones o aspiraciones…»
DyC 132:7
…todos se convertirán en átomos para nosotros, en partículas disociadas de nuestra vida. En impulsos eléctricos, reacciones, medias, tendencias, influencias, sesgos, condicionamientos, un mundo de víctimas sin una tierra donde morar.
La sustitución de una fe sencilla en Dios por la creencia, por ejemplo, en un multiverso que ni se ve ni se comprende, es la última excentricidad de nuestra generación. La teoría de cuerdas, a la que sigo de cerca por su interés, consuela al que no cree en Dios. Muchos le otorgan un altar que no le corresponde, allí depositan sus temblores con la esperanza de calmarlos. La convierten en un misterio cuasi divino del que solo saben pronunciar un abracadabra. Adoptarla como un credo en lugar del Dios vivo ocupa el lugar de la antigua madera y piedra.
«Y serviréis allí a dioses hechos por manos de hombres, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen ni huelen.» Deut. 4:28
Esta disgregación del sentido común que tanto costó a nuestros padres conservar hasta hoy, nos devuelve a una idolatría científica, haciendo de un método de pensamiento el pensamiento mismo.
Sustituir la fe en un creador por la superstición en una energía tallada de ecuaciones que comprenden una cantidad infinitesimal de personas…todo eso…
«…ninguna eficacia, virtud o fuerza tienen en la resurrección de los muertos, ni después; porque todo contrato que no se hace con este fin termina cuando mueren los hombres.» 7
Nuestra curva de aprendizaje siempre será «curvada». No habrá un límite donde ya no habrá nada que descubrir. El no saber siempre estará con nosotros, pero para mí lo importante es en qué manera no sabemos, cómo construimos nuestro no saber. Cuando todo va bien no aprendemos nada solo cuando hay dificultades aprendemos.
La investidura creciente
Cuando Cristo es la piedra angular de nuestro pensamiento, todo lo demás adquiere su lugar propio, su proporción adecuada. Poco a poco lo que era un rugido de aristas y bordes enfrentados, componen la armoniosa proporción del pensamiento alumbrado.
Los santos tienen la oportunidad de «Examinadlo todo; retened lo bueno» 1Tes 5:21, añadiendo a su vida todo conocimiento en la proporción y forma correcta.
A todo ello, le llamo la investidura del templo que reciben los santos de los últimos días en los últimos días, dentro y fuera del templo. Porque en el templo aprendemos a estudiar con el lenguaje velado de la naturaleza. El Señor nos enseña a ver más allá de lo aparente. Donde algunos ven solo una flor, el nos muestra un reino.
«He aquí, todos estos son reinos, y el hombre que ha visto a cualquiera o al menor de ellos, ha visto a Dios obrando en su majestad y poder.»
DyC 88:47
El modelo de Universo de la restauración, contiene la secuencia ininterrumpida desde nuestra alma hasta las estrellas. Por lo tanto relata el periplo del alma por el cosmos cuando orbita alrededor de Cristo como centro de gravedad permanente.
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El nos invita en la sección 88
«de cierto os digo, mis amigos, os dejo estas palabras para que las meditéis en vuestro corazón, junto con este mandamiento que os doy, de llamarme mientras estoy cerca.» DyC 88:62
La parábola de los reinos nos introduce en su cosmología. Es la nuestra, la entregada a esta dispensación, sin ella Lehi, ni Abraham ni Moisés pudieron seguir su camino. Estamos viviendo un momento muy significativo de su giro eterno. Los arreboles de nuestros días nos muestran que Cristo es la roca donde no seremos conmovidos. Meditar en sus escrituras nos ayuda a discernir el aspecto del cielo, y discernir los arreboles en los últimos días.
Un saludo Miguel gracias a ti por apoyar teáncum
Gracias hno David por sus artículos, son todos muy interesante