sábado, febrero 1, 2025
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Las colinas de Meskath

Eran pescadores en el oscuro mar de la inteligencia, echaron sus redes de luz hacia mí. Supe que si acudía a esa llamada, nada sería igual, tendría que renunciar a mi vida segura pero limitada.

Navidad de 2023
Recuerdos de nuestro mundo anterior

Me llamo Kozam y pertenezco a la casa Jana. Soy uno de los invelados, aquellos que vienen a esta tierra reteniendo los recuerdos de nuestra vida anterior en los cielos. Lo que escuché en las colinas de Meskath, inicio nuestro viaje hacia la obtención de un cuerpo físico. Estos recuerdos, lejos de ser una ventaja, suponen una carga permanente, son como el rescoldo aun caliente de un hogar perdido.

No hice merito alguno para ser dotado con este don y todavía no sé para qué se me dio. Ando entre los hombres guardando mi secreto. Observo un mundo sin conexión con el anterior, y a veces me pregunto qué hacemos aquí. Aunque me temo que es mejor así, si todos recordaran la vida en los cielos comenzaría de nuevo la batalla. Necesitamos no recordar.

Mi madre Jana

Mi infancia

La pesada carga de mi memoria abarca hasta el principio de todo. Yo era un pececillo en el seno del oscuro mar de la inteligencia. Aquel sitio no era un hogar, era algo neutral. Yo no tenía un cuerpo de fermiones como ahora y el concepto de mí mismo era algo brumoso. Habitaba una monotonía estable y pacífica, digamos que era una nota de la partitura del Cosmos y no podía cantar o tocar otra. Me conformaba con el «re» de mi naturaleza y en el vibraba desde esas profundidades. Supongo que alguien escucharía el conjunto, pero no era mi caso.

Las colinas de Meskath
El oscuro océano de la inteligencia de donde procedemos

A veces observo a personas en este mundo que vuelven a aquella simpleza de existencia. Añoran la custodia de aquellas aguas inmensas y oscuras. Aborrecen la gestión de su albedrío y buscan su tutela como si de un problema se tratara. Veo un mundo que vuelve a la infancia de aquel estado. Por alocado o estúpido que sea ese regreso, buscan la oscuridad protectora en sus profundidades.

Antes de que tú nacieras

Éramos muchos pero nuestros rasgos diferían poco. Los estímulos que teníamos eran monótonos y nuestros movimientos, sincronizados como las bandadas de estorninos.
Hasta que un día vi una luz en la oscuridad y rompió la monotonía, algo en mí se sentía atraído de forma irresistible.
Eran pescadores en el oscuro mar de la inteligencia, echaron sus redes de luz hacia mí. Supe que si acudía a esa llamada, nada sería igual, tendría que renunciar a mi vida segura pero limitada.

Mi nacimiento

El Dios de aquel lugar, no se mostró a mí sino hasta mucho después. Salí del oscuro océano y pasé a otro donde se gestó mi crecimiento. Desde su interior empecé a ver y escuchar el rumor de la vida que transcurría detrás de mi pequeño dominio.

Las colinas de Meskath
La ventana del oscuro a través de la cual pasamos al reino del Padre

Mi forma comenzó a cambiar y noté familiaridad con ella, yo estaba descubriendo quien era realmente. No sabía si la forma de mi cuerpo siempre había sido esa o es que nunca tuve la ocasión de observarlo como ahora. Así que no llegué a conclusión alguna sobre esto.
Un día se abrió un conducto de luz, aun más brillante que la luz primera en el oscuro océano.
Al final encontré al ser más increíble y maravilloso que pueda existir. Era mi madre Jana. Empecé a entenderlo todo con mi cuerpo espiritual. Era un medio poderoso para asimilar ese nuevo mundo. Su sustancia pertenecía a aquel lugar y resonaba como una melodía en los oídos.

No recuerdo el rostro de mi Padre, el Gran Gnolaum, ese impresión tiene un velo impenetrable, pero lo noto como un perfume que lo llenase todo. No sé cómo en este mundo muchos no lo perciben, cuando está por todas partes.

Aquellos cuerpos extraños

Las colinas de Meskath
Los maravillosos seres densos

Con el paso del tiempo mis hermanos y yo fuimos tomando conciencia de algo inexplicable. Los cuerpos de aquellos que nos recibieron no eran como los nuestros. Eran sólidos, densos. Esos conceptos desconocidos provocaban una impresión extraña.
Me fui dando cuenta que ellos dominaban una extensión de la realidad superior a la mía. Eran espíritus como yo pero con poder en la materia. Notaba cómo la presencia de esos  seres densos alteraba el espacio circundante, incluso la luz. Es como si el Universo diese testimonio de su existencia y sin embargo nosotros éramos como seres anónimos que buscasen la notoriedad sin encontrarla.

Solo el vínculo con mis padres y en especial con mi madre Jana, hacía que me sintiese aspirante a ser parte de ese mundo. El rostro de Jana integraba la dispersión de mi joven naturaleza, mi madre seguía gestando la sedimentación de las potencias dormidas de mi alma solo con poder mirarla.
Eso es lo que me causa zozobra, su recuerdo. Sobrepasa cualquier cosa de este mundo y tengo que hacer grandes esfuerzos para no caer en la tentación de refugiarme en él. Recordarla es como un refugio cálido en la noche fría.

El deseo

Cuando estaba en el oscuro océano de la inteligencia no conocía los deseos. Lo predecible y la regularidad de sus aguas, no fomentaban los movimientos del alma. Esas aguas de la inteligencia pura te envuelven con seguridad, son agradables a tu ser, pero se resisten a que las muevan y las alteren con movimientos nuevos por eso no podíamos concebirlos en nuestro interior.

La increíble variedad de vida en Kólob

Pero en Kólob, nuestro mundo anterior, veía seres increíbles y entre ellos a los seres densos con esos cuerpos maravillosos. Entonces nació el deseo de tener uno.
Este fue el primero, el más poderoso de todos los que recuerdo. Es el primer deseo del alma al abrir sus ojos por primera vez en ese mundo y el que nos impulsó a enfrentar el temible desafío de venir a este lugar. Ser como ellos.

Mi familia era tan numerosa como las arenas de las playas. Se componía principalmente de los seres densos, aquellos con cuerpos físicos y de nosotros los incorpóreos. Ellos pertenecían al linaje del Gran Gnolaum. Sirvieron en mundos extintos y alcanzaron un alto grado de gloria debido a su obediencia y valentía en esos mundos caídos. Bajo su dominio tenían vastos reinos que se extendían por el infinito océano de la materia. Sin embargo no eran pescadores de inteligencias, no tenían progenie como mis padres sino que servían a aquellos de un peso mayor de gloria.

Las colinas de Meskath
El Universo se conmueve en la presencia de los densos

Entre ellos había diferencias, cada uno de ellos era único en algún aspecto de su constitución pero todos eran ajenos a cualquier ambición que no fuese llevar a cabo la obra y la gloria del linaje al que pertenecían.
Estaban liberados de las fluctuaciones del albedrío, eran totalmente dueños de sus pensamientos e intenciones. Esa es una de las propiedades de la salvación, en escapar de la entropía que lo reduce todo a polvo de estrellas.

Qué hubiésemos dado solo por tener un cuerpo como aquellos. Veo la genealogía de ese deseo hasta nuestro mundo. No nos conformamos con nuestro cuerpo solamente, queremos tener uno como el de ellos. Buscamos en la tecnología las capacidades de nuestros padres del cielo. La acercamos cada vez más a nuestro interior, la introducimos en nuestra carne para emular aquellos que vimos en el cielo.
¿Y el arte? buscar la belleza acaso no es común a todos. Esa inercia que tenemos de reproducir lo que tuvimos, la música, poesía. La traemos con nosotros, reconocemos su lenguaje. Vinimos de allí, sí, esta tan claro para mí

El plan de salvación

Las colinas de Meskath
De camino al gran concilio

Cada cual escucha lo que le interesa.
Cuando se presentó el plan del Padre para venir a esta tierra, cada uno resultó impactado en función de su propia naturaleza. Todos vimos por fin cumplido nuestro deseo de adquirir un cuerpo. Y hasta ahí llegó el plan para muchos, no estaban demasiado interesados por los detalles. Obtener un cuerpo, ¡Claro…si…si. Pero ¿volver?…Bueno ya volveré. Un plan…oh que bien un plan.
Un cuerpo como el de ellos, eso resonaba en sus almas como los truenos en la tormenta.
Las milésimas de diferencia entre aquellos anodinos pececillos del oscuro que fuimos se hacían cada vez mayores a medida que el carácter y naturaleza de cada unos de nosotros se manifestaba.

Había todo tipo de actitudes hacia el plan, desde una aceptación perfecta hasta la rebelión contra él. No había uniformidad en ningún grado, porque el albedrío latente del principio se despertó como fuego en cada uno y creo la diversidad indescriptible en la gran familia de Kólob.
Esa diversidad nos sigue hasta aquí, aunque predominan aquellos que consideraron al cuerpo el mayor objetivo de su viaje. Solo buscan su pan olvidando a aquel que provee el pan del alma.
Me rio a veces de los que consideran a la selección natural el motor de la vida. ¡Si supiesen cuál es la definitiva selección natural de las almas!.

La evolución desde aquel pececillo que nadaba en el oscuro océano de la inteligencia hasta un ser denso glorificado necesita más tiempo que el de toda una creación y sus eones.

Cada acto que nos orienta hacia casa añade una imperceptible partícula a nuestra alma, una sinapsis nueva que nos permite comprender mejor nuestra existencia. Pero eso, no ante el ojo del cuerpo sino en lo invisible. En esta vida tejemos la constitución de un cuerpo futuro.

Las colinas de Meskath

Las colinas de Meskath
El poder y gloria de los seres densos exaltados

No imagino lo que debe suponer vivir sin el recuerdo de la vida anterior en casa.
Nosotros teníamos un mundo completo, si mis padres y su familia no hubiesen tenido cuerpos, seguiríamos allí, dichosos y a salvo. Pero ver es desear. Mirarlos era un misterio, ¿Cómo llegaron a ser lo que eran? ¿De qué sustancia están hechos? ¿Cómo ser como ellos? Cuando llegaban de viajes lejanos nos hablaban de mundos, pero no como el nuestro.
Esas preguntas se aclaraban poco a poco, una idea aquí un principio allá. Hacia falta que el deseo creciera con nosotros y creer lo que iban a decirnos.

Antes del concilio, donde se presentaría el plan, fue necesaria la revelación de esas preguntas. A varias secciones de la Casa Jana se nos convocó en las colinas de Meskath.
Libel-Toban, un ser denso nos mostraría por fin los detalles, aunque no todos. Aun recuerdo sus palabras.

«Hijos de la Casa Jana, se acerca el día del gran concilio. Por tanto es necesario que asumáis la verdad y sus condiciones para ese momento.
Vinisteis de las aguas del oscuro océano de la inteligencia. Siempre existió, y vosotros en su interior, él es la roca de donde fuisteis cortados, él es la cantera de los dioses. Pero no puede daros más que sus aguas oscuras. El Gran Gnolaum y Jana os formaron de sus aguas mediante la sagrada ordenanza y en cumplimiento del convenio eterno que hicieron con esas aguas y con la luz y la verdad. Esta trinidad es la primera y el origen de todo.
Ahora es el momento para conocer el segundo estado. La materia será nueva para vosotros, ésta deberá someterse a la trinidad que os expliqué. La materia es a semejanza del oscuro, siempre ha existido, adquiere entidad cuando es vivificada, no puede germinar a menos que se someta a la luz y la verdad. Nuestros padres atrajeron a la luz y la verdad a su reino por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad y por conocimiento puro,(41)
Desde el principio sin principio, los dioses van a la orilla del oscuro y con la luz y la verdad, os traen de sus aguas. Ellos llevan a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. Podemos percibirlo como un ciclo eterno, pero algún día veréis, que no lo es, sino la danza de los dioses en la burbuja del tiempo.
Vosotros iréis a un mundo y le llamaremos Tierra, seréis del linaje del hombre Adán. Hay otros linajes humanos, pero éste será el vuestro. Muchos mundos comparten linajes distintos pero este plan nacerá de la casa del Gran Gnolaum, el busca vuestra exaltación no vuestro vasallaje, habrá guerra y redención.»
Las colinas de Meskath
La entrada a la casa de mi madre Jana

A partir de ese día, en Meskath, las emociones hicieron crujir nuestra alma con una intensidad desconocida. El deseo recorrió nuestra forma, un tanto difusa, dándole definición. Nuestro perfil se agudizó a semejanza del de nuestros padres. Fue ese deseo que nació en las colinas de Meskath lo que hizo cuajar nuestra forma humana para soportar un cuerpo. La gestación de nuestro espíritu acabó ese día, cuando un acto de voluntad potente y sostenido articuló en cada uno la disposición de nuestra forma borrosa hacia un cuerpo material.

Cuando llegó el día del gran concilio, la decisión estaba tomada. Sin embargo los detalles son importantes. El albedrío, la salvación, el plan en su conjunto…para muchos eran detalles apagados en una estruendosa algarabía de entusiasmo en obtener un cuerpo. Esa tendencia a obviar los costes en la alucinación de lo visible fue aprovechada por Aribel. De un plumazo ofreció la solución para todos aquellos apresurados y ansiosos.
He de decir que esas actitudes ya estaban en nosotros desde el oscuro océano de la inteligencia. Pequeñísimas desviaciones de nuestra constitución, no corregidas. Solapadas en la vertiginosa actividad en Kólob y que salieron a luz amplificadas en ese momento clave en las colinas de Meskath.

La rebelión.

El apego a la vida viene desde entonces. La necesidad de percibir el mundo a través de nuestro cuerpo está arraigado en nosotros por eso su desprendimiento es doloroso. El plan que se presentó nos procura, una vez pasado el segundo estado, un cuerpo en el tercero, glorificado e inmortal. Esto es, espíritu y elemento, inseparablemente unidos, recibiendo una plenitud de gozo; porque cuando están separados, no se puede recibir una plenitud de gozo (33)

Kólob, el inicio de la contienda de los cielos

Esta labor de mi familia, que ha realizado en infinidad de ciclos, requiere cuidado, cavar, abonar, podar las almas de los hombres en su crecimiento eterno en la viña.
Dentro de los que se rebelaron había muchas facciones. Aribel las encabezaba todas. Al principio deseaban tener un cuerpo igual que nuestros padres sin pasar por prueba alguna. De lo incorpóreo a la materia eterna y glorificada.

Estaba claro para muchos que esa idea era descabellada, pero los espíritus temblaban y se cimbreaba toda la paz de Kolob a medida que se acercaba el día. El albedrío pujante como un volcán, sacaba de nuestro interior el fuego de nuestra autentica condición, la íntima estructura, la oculta que flotaba allí en el oscuro océano de la inteligencia.

Ya somos obedientes, decían, ¿Qué más queréis?. ¿Si nos amáis por qué ponernos en peligro, por qué ser probados? Si decís que sois nuestros padres ¿por qué nos echáis fuera de casa? Para qué un Salvador, si somos vuestros hijos ¿Quién se atreverá va a amenazarnos? ¿Por qué no recibir nuestra herencia ahora y disfrutarla en esos lejanos reinos prometidos?

Esas preguntas nos siguen hasta aquí, moduladas, estilizadas pero igual de absurdas. Todas llevan en su interior el orgullo de señalar injusticias para impostar una dote de sensibilidad y agudeza superior. Distinguirnos como los descubridores de la verdad oculta de las cosas. Escapar de la realidad con unos simples coletazos, residuo de la infancia primera.

Kólob mi mundo perdido

Las colinas de Meskath
Las colinas de Meskath

Se me parte el alma cuando me acuerdo de mi madre Jana, pero a la vez siento una dulce sensación de volverla a ver. Mi padre, sin estar presente en mi memoria, lo presiento en el aire, en el aroma de las flores o en el olor a mar.

Me veo en este mundo, sí, que ha escogido la orfandad como familia, la muerte como destino y la desmemoria al ignorar los susurros de Kólob que hay en nuestro interior.
Pero yo recuerdo las colinas de Meskath, onduladas como el pelo de Jana, cuajadas de flores de colores imposibles, llenas de inteligencia. Eran acogedoras como el hogar en invierno, escenario de aquel día donde muchos comprendimos la razón por la que acudimos a la luz que brillaba en el oscuro océano de la inteligencia.

 

 

6 COMENTARIOS

  1. Muy bonito e interesante. Llama la atencion la familiaridad con la que escribes el articulo. Gracias por compartir todo esto y por favor, sigue compartiendo todo lo que puedas con nostros!

  2. Muchas gracias David!
    Lo he disfrutado mucho, me he sentido yo misma comenzando el el océano oscuro de la inteligencia, y me he ido moviendo con tu relato.
    Me he encantado, gracias!

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