La nueva visión de la humanidad
En su libro «Breves respuestas a las grandes preguntas» Stephen Hawking, comparte sus reflexiones a interrogantes que nos hacemos todos. En este artículo veremos que El Universo Hawking y la restauración, no están tan lejos como parece.
«Una de las grandes revelaciones de la época espacial ha sido la perspectiva que nos ha proporcionado sobre la humanidad. Cuando contemplamos la Tierra desde el espacio, nos vemos a nosotros mismos como un todo. Vemos nuestra unidad y no nuestras divisiones.» (pag 30 S.H.)
La teología de la restauración coincide en las proporciones de la humanidad en relación al cosmos y su unidad en la Tierra. Gracias a la revelación, lo compartimos desde mediados del siglo pasado.
«Pero solamente te doy un relato de esta tierra y sus habitantes. Porque he aquí, hay muchos mundos que por la palabra de mi poder han dejado de ser. Y hay muchos que hoy existen, y son incontables para el hombre…» (Moisés 1:35)
Como santos de los últimos días, pensamos que muchas de nuestras creencias son comunes para los demás. De manera que no apreciamos el gran contraste que existe entre la cosmología de la restauración y la del entorno religioso en el que estamos.
«Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado.» (33)
Observo con extrañeza la actitud defensiva de algunos de nosotros en cuanto a la ciencia. Entendiendo que la ciencia es un método de pensamiento, no hemos de pensar que sus conclusiones son hostiles si no coinciden al 100% con lo que creemos. Más bien hemos de agradecer y valorar el esfuerzo de aquellos que buscan la verdad por caminos distintos a la fe. La tarea de cosechar lo bueno, es parte de nuestra dispensación. A veces es un actividad agotadora pero también es una fuente de riqueza.
Las grandes preguntas
La aportación de la religión a las preguntas fundamentales ha tenido un desfase con la ciencia desde hace siglos (aproximadamente tres). Hoy, la restauración se ha emparejado a los grandes descubrimientos, sobre todo en física y cosmología. Sin embargo muchos de los santos no lo perciben y siguen la estela de aquellos que consideran a la ciencia discordante con la revelación.
La doctrina que tenemos, no siempre es bien entendida. Sus dimensiones, al igual que en la naturaleza, están curvadas y no las vemos en su totalidad. Además, arrastramos una especie de lealtad a las ideas antiguas de la apostasía. En teancum no tenemos compromiso con el pasado y partimos casi de cero con las nuevas escrituras para comprender el mundo. Por eso el temor no es tanto a equivocarnos sino a plantearnos preguntas equivocadas.
Según Hawking:
«…la religión fue un intento temprano de responder a las preguntas que todos nos hacemos ¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos?—Hoy en día la ciencia proporciona respuestas mejores y más consistentes, pero las personas se aferran a la religión porque proporciona consuelo y no entienden ni confían en la ciencia»(pag 53, S.H.)
Como ejemplo de esto, Hawking menciona a Aristarco que en el 300 A.C estudio los eclipses. Descubrió que no eran acciones de los dioses, obedecían a la posición relativa del Sol, la Luna y la Tierra. Los eclipses se explicaban por las leyes de la naturaleza, no por intervención divina. Las estrellas no eran agujeros en el piso de los cielos sino soles lejanos como el nuestro.
Una estrategia equivocada para aquellos que somos creyentes, es situar detrás de cada explicación o descubrimiento, un nuevo suelo agujereado de los cielos. Eso me parece un juego a la contra algo injusto. El consejo de Pablo: «Examinadlo todo; retened lo bueno.» (1 Tes. 5:1), abarca para los santos la totalidad de nuestro mundo. El pueblo de Israel examinó y retuvo el idioma de los egipcios, es decir su forma de expresar el mundo.
Una pista de tenis
Nuestro idioma abarca más que nuestro lenguaje.
Hawking usa un ejemplo con el tenis. Las leyes de la pelota en la pista son las mismas que rigen los planetas en el espacio. Entonces te das cuenta que:
«…las leyes de la naturaleza son fijas, no tardamos en preguntarnos: ¿qué papel queda para Dios?» (pág 56 S.H)
Esta pregunta es vital para entender la posición de Hawking, que es la misma en la mayoría de las personas. Parten de un Dios externo al universo, creador de la materia, anterior a los elementos y a la inteligencia.
Científicos como Einstein, Friedmann, Hubble, un sacerdote como Lemaître y tantos otros, intentan explicar un Universo que se gobierna por unas leyes en apariencia, ajenas a la divinidad. Al igual que los eclipses que observó y explicó Aristarco. Cada vez están (estamos) más cerca de hacerlo, de desentrañar ese mecanismo y entonces algunos, no todos, concluyen en algo como «Esto funciona sin necesidad de un Dios». Esta conclusión podemos leerla en la pag. 57
«Esas leyes (de la ciencia) pueden, o no, haber sido decretadas por Dios, pero éste no puede intervenir para transgredirlas, o no serían leyes. Eso deja a Dios la libertad de elegir el estado inicial del universo, pero incluso aquí, parece que pueda haber leyes. Si fuera así, Dios no tendría ninguna libertad» (pág 57 S.H.)
Alma
En lugar de decir «no serían leyes» Alma dice «dejaría de ser Dios» (Alma 42;13). Alma sabe que las leyes no van a dejar de ser, porque en ellas se fundamenta la divinidad no al contrario. Hawking atribuye al cristianismo la idea opuesta: Las leyes existen por cuanto son creaciones divinas.
Volviendo al tenis, la pelota se comporta de acuerdo a las leyes de la física. No hace falta la intervención de un jugador para que existan las leyes del movimiento. Pero sí es necesario jugadores para que exista el tenis. Las leyes del tenis son las que diseñaron sus creadores en un principio, y sí, esas se pueden cambiar. Con más claridad, el tenis actúa en la esfera de las leyes de la naturaleza. Es lo que no conoció Hawking, un evangelio que distinga entre esos dos órdenes.
El Universo, Hawking y la restauración
En el libro de Abraham en su capítulo 4, podemos disfrutar del paradigma de la creación en las nuevas escrituras. El lector puede hacer la prueba, pero le ahorro el trabajo. Presento un resumen de los verbos de la acción creadora.
Los Dioses, organizaron y formaron(1), comprendieron la luz (4), ordenaron la expansión (7) vieron que se les obedecía.(10), Prepararon la tierra para que produzca (11), organizaron la tierra para que produjese (12), vigilaron aquellas cosas que habían ordenado hasta que obedecieron.(18) —la preposición hasta ¡es increíble!—, prepararon las aguas para que produzcan en abundancia los seres animados(20)
Todos son verbos transitivos, de una acción que se transmite a los elementos, no son de contemplación. Desplazan su interés no a sí mismos sino a la acción de organizar elementos preexistentes. No hay voz pasiva, hay un contacto directo con la pelota y sus leyes en la pista. Y esto es algo nuevo, porque lo divino, hasta José Smith, era una sustancia distinta a lo humano. Intransitiva a nuestra condición. En el lenguaje de la restauración y en su morfología, empezamos a vislumbrar una transmisión desde el verbo divino, no solo de su existencia sino de la invitación a formar parte de su predicado. De su acción creadora mediante un nuevo y sempiterno convenio.
Y ahora le pregunto, estimado lector, este relato de Abraham ¿sugiere la creación de las leyes del movimiento o el uso de ellas en el partido?
Es más que evidente que habla de un equipo de creación, que usa materiales y conocimientos para realizar una tarea. No crean un universo sino que actúan dentro de éste.
El modelo creativo del mar
En la creación, ellos prepararon un miniuniverso en el mar y lo impulsaron para que él mismo produjese la vida. Si alguien observa el mar como al cosmos, dirá también «Esto funciona sin necesidad de un Dios». El mar, que es el origen de la vida, es una imagen perfecta de la creación a mayor escala.
Todos nos hemos sentido cohibidos al contemplarlo por primera vez. En mi caso, al llegar con mi familia, vi el mar desde un promontorio. Era en Huelva, el océano Atlántico. Escuchaba sus olas romper en la playa y también en mi mente infantil.
Todos recordamos esa impresión, notamos en nosotros un golpe emocional al enfrentarnos al primer infinito palpable de nuestra vida. Nos conmociona al quedar afectada nuestra constitución más íntima. Es una experiencia espiritual para cualquiera.
El mar es semejante a la luz y la verdad en una escala menor. El océano primigenio de nuestros espíritus, de donde fuimos llamados para salir a la tierra del linaje de Elohim. Todos salimos de ese océano de la inteligencia.
Al ver el mar por primera vez, sugiere su presencia arcaica, el primer sustrato de nuestro espíritu. Hace aflorar su voz en lo profundo de nuestra constitución. El mar, impersonal, poderoso y lejanamente familiar, nos pone a prueba. Representando a la luz y la verdad, enmudece nuestra voz interior y presentimos una antiquísima infancia en su lecho oscuro.
Percibimos en ese primer vistazo, antes de que el velo caiga y lo cubra, que es un espacio-tiempo plano. Salvo por la referencia del cielo, en la superficie de ese mundo primigenio encontramos las dos simetrías de los mundos vacíos y planos. La de traslación, ya que, mar adentro no hay referencias entre un punto y otro. La simetría de rotación, pues a cualquier lado que miremos no hay diferencia.
En la creación esas simetrías se rompen cuando los dioses obran sobre «la faz de las aguas» (Gen. 1:2), y en los elementos sin organizar. Nosotros pertenecimos a ese mundo eterno y plano carente de objetos, cuando no teníamos nombre ni linaje.
Observando ese momento huidizo en nuestra alma, aprendemos sobre nuestro origen y constitución, pero hay que atrapar ese mensaje o se ira como un pajarillo que escapa.
¿Qué vemos?
El mar de las escrituras lo encontramos cuando leemos en DyC «La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.» (DyC 93:29). ¿Qué estamos leyendo? y si a eso sumamos cuando leemos «Los elementos son eternos» (33), ¿qué entendemos? No tenemos más respuesta que admitir que hay leyes y elementos anteriores a la vida y a la divinidad. Que hay cosas y fuerzas no creadas y que tampoco lo pueden ser (29).
Cuando el Salvador afirma esto último, quiere decir que las creaciones de sus manos usan medios y elementos ajenos. No actúan con sus propios recursos materiales. Si yo digo: el carbón de la mina no fue creado ni hecho, ni tampoco lo puede ser. Estoy afirmando que si quiero usarlo, tengo que extraerlo. No hay otra manera. Tengo que tratar con la realidad sin posibilidad de cambiar lo que no puede ser.
Cuando Alma afirma por tres veces en el capítulo 42 que en caso de incumplir la ley «Dios dejaría de ser Dios.» (13, 22, 25) ¿en qué concluimos?
Nos cuesta abandonar el concepto del Dios de la apostasía. Una singularidad, donde desaparecen las preguntas imposibles y las respuestas sin palabras, como la información en un agujero negro. La cosmología de la restauración requiere odres nuevos.
Todo cambió cuando José Smith vio a dos personajes gloriosos, de carne y hueso en una columna de luz. Eso lo cambió todo. Toda la visión, todo el edificio de la divinidad anterior a la restauración. Las consecuencias de esto todavía están por descubrir, pero antes hay que liberarse de las cadenas mentales de la apostasía. Adentrarnos en el mar interior.
Un misterio insondable
Todavía una mayoría tiene la visión del universo de Galileo con las leyes de Newton para explicarlo. Cuerpos orbitando en el espacio. Pero a medida que conocemos más, nos resulta muy difícil comprender sus dimensiones y propiedades. Nos damos cuenta que al igual que la divinidad «…he aquí, el misterio [del universo], ¡cuán grande es!» (DyC 19:10) El Señor de la viña la cultiva y la expande. Pero el terreno estaba ya.
Esta idea nos lleva a un Dios contenido en el universo donde actúa de acuerdo a las leyes. Incluso a mí, en un principio, me pareció esta idea algo acalorada, poco reverente y casi ofensiva. Pero ¿acaso no es extraño afirmar que tiene un cuerpo físico y que tal como el hombre es Dios ha sido? He meditado bastante antes de compartir esto aquí, en teancum, donde solo soy una voz.
Cuando propongo esta idea, en apariencia presento a un Dios menor del que conocíamos. Pero es menor a nuestros ojos, en la misma proporción que desconocemos el universo, su viña. De la misma forma, no nos hacemos una idea de la gloria de un rey hasta que no vemos su reino. Es ahora cuando conocemos cada vez más en la nueva cosmología lo increíble del universo, cuando esta propuesta no es un menoscabo para adorar al Padre Elohim como el más grande de todos. Aunque sea posterior a los elementos y a la luz de la verdad. Los dos bloques constitutivos del universo en las escrituras.
El mismo Salvador exclama ««…he aquí, el misterio de la divinidad, ¡cuán grande es!» Ahí no está hablando de la creación sino de sí mismo, de su estado. Es una afirmación genuina y espontánea. El contexto en que la realiza es tratando el castigo sin fin. Menciona frases como «yo, Dios, soy sin fin.» (4) «Sin Fin es mi nombre.» (10). Es aquí cuando llegamos a la base de las nubes.
La base de las nubes
Hace años que dejé de volar en ala delta. Fue una experiencia inolvidable (Liahona Oct./1995, pag. 46), pero también arriesgada debido a la peligrosa zona de vuelo donde practicaba. Mis compañeros y yo usábamos las corrientes térmicas que desde el suelo se alzaban hacia el cielo hasta una altura de condensación.
Cuando encuentras una térmica, primero notas turbulencias y que el morro del ala baja. Estas en la zona de bajada de aire frío. Entonces giras a la izquierda o derecha, depende del alabeo del ala. Al hacerlo notas que estas subiendo, el variómetro te lo indica con su sonido. Es el mejor momento. Giras de forma suave, como las aves y subes hasta…Esa es la decisión.
Algunas térmicas son azules, no terminan en nube. Otras te llevan a la base de la nube. Cuanto más oscura más te eleva pero también puede succionarte y llevarte a alturas y turbulencias muy peligrosas. ¿Hasta dónde quieres llegar? ¿Cuánto quieres arriesgar? ¿Interpretas bien lo que ves? ¿tienes miedo?…el miedo siempre estaba.
Conjugar en el pensamiento el hecho de que ««Sin Fin es mi nombre» y a la vez considerar que «Los elementos son eternos» y que «La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha» me sitúa cerca de la base de la nube.
Qué hay antes de la nube
Hawking llega a la conclusión de que el big bang es el inicio del tiempo. Preguntar qué hay antes del Big Bang no tiene sentido porque no existe el tiempo. Por lo tanto para él no hay sitio para un creador, porque no existe un tiempo donde crear. Al iniciarse el tiempo en ese instante, Hawking considera las condiciones incompatibles con la vida y la inteligencia.
No obstante tengo la sensación, que todo es mucho más extraño de lo que imaginamos. No podemos cerrar el interrogante sino abrir otros. La primera visión y todo lo que la sigue, es un cambio drástico, revolucionario de la relación de Dios y el Universo. Hay mucho que meditar y descubrir. Escuchando lo que otras voces dicen sobre este asunto, voces cada vez más cercanas.
Ese inicio del Big Bang, es nuestro velo, pero también el suyo, el de la física. Todos estamos a diferentes alturas debajo de la nube que oculta nuestras preguntas. Todos experimentamos el deseo de subir más reteniendo nuestra integridad.
En mi ala
El Dios que organiza los elementos y la inteligencia dentro del Universo, está sujeto a las leyes. Hawking nunca se planteó esto en sus reflexiones, era inconcebible. En ese ala en la que vuelo, asciendo hasta un velo oscuro como es el inicio del Universo. Y me pregunto:
¿Dónde estaba Él? ¿Fuera del Universo? ¿Dentro? ¿Tiene esta pregunta sentido? ¿Cómo le afecta el inicio de la expansión? ¿Existía entonces? Cuando dice «De eternidad en eternidad él es el mismo, y sus años nunca se acaban.? (DyC 76:4) ¿Se refiere a sucesivas pulsaciones o big bang del universo? ¿Mantiene su reino durante estas eternidades? ¿Con que leyes es capaz de trascender a la portentosa singularidad primera, donde todas las leyes conocidas colapsan?
Cuando me dirijo a estas preguntas noto las turbulencias del final en la térmica de la restauración. Pero la nube está ahí, quiero llegar a ella pero no puedo subir más. Es el velo del tabernáculo, el velo en nuestra mente. El mismo velo para la física, donde todas las teorías colapsan en esa primera frontera.
Pero qué pensar cuando la voz del Señor dice
«Así dice el Señor vuestro Dios, Jesucristo, el Gran Yo Soy, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el mismo que contempló la vasta expansión de la eternidad y todas las huestes seráficas del cielo antes que el mundo fuese hecho;» (DyC 38:1)
Él mismo revela al decir expansión y eternidad su contemplación de la expansión del espacio-tiempo. El estuvo en el principio. El ha contemplado el misterio de la divinidad, de su estado, y lo ha calificado en sus dimensiones como ¡cuán grande es!. ¿Cuánto es eso para un Dios? ¿Tanto como la expansión de la eternidad? Estamos ante alguien que sí conoce todos los secretos, que nos inspira y nos da la posibilidad de ascender de «[remontarnos]en la imaginación de [nuestros] pensamientos como si fuera en alas de águila.» (DyC 124:99)
Estoy enormemente agradecido por haber encontrado,la lectura que coordinara con mis convicciones. Soy miembro de la Iglesia porque el Plan De Salvación tiene LÓGICA y es CIENCIA PURA. Yo leí el Libro de Mormón en dos días y no podía creer estar leyendo en una Escritura Sagrada,lo que había leído en libros del mundo sobre Ciencia, Civilizaciones Antiguas,Religión y Teología. Sé sin ninguna que Nuestro Padre Celeste es un Ser de Carne y Huesos,que en sus venas no existe la sangre sino otro elemento que hace que su cuerpo sea GLORIOSO y que llegaré a ser como ÉL.
Gracias por su magnífico Grupo—-TEANCUM.
Un abrazo desde Barranquilla Colombia Barrio Hipódromo Estaca Hipódromo
Gracias Carlos. Es un gran desafío acompañar a personas con tus inquietudes desde teancum. Esperamos que tu compañia sea familiar para nosotros.
Totalmente de acuerdo con este articulo, es muy objetivo desde el punto de Vista espiritual y cientifico,soy estudiante de Fisica y como tal entiendo a donde quiere llegar la ciencia, pero tambien comprendo la naturaleza de Dios y que el es su naturaleza Omniciente, omnipontente y omnipresenre, es que se sujeta a las leyes ya existentes las respeta y le respetan y por tanto tiene tal poder y es Dios, nuestro creador y se que tb. desea que seamos como Él tanto temporal como espiritual…
bonito articulo, interesante. gracias
saludos
Gracias Evilin por tu comentario. Teancum esta en esa linea de intentar comprender nuestro mundo con las escrituras. Tienes nuestra invitación a acompañarnos
Si llegaremos a ser como El es, Dioses y Diosas, es de esperar que regresaremos a un lugar ya existente, donde reinaremos, donde tendremos progenie y tambien crearemos, como lo ha hecho El, tenemos ese potencial, y se desea que tengamos progenie eterna alguna vez y el ciclo se repite, y eso da incontables universos, con principios y fines, asi yo tambien siento irreverencia al pensar que puedo ser como Elohim, y que El fue como yo, y guardo su primer estado llegando a ser quien ahora es. Pero tambien el llego a un lugar existente con sus reglas y leyes y de ahi partio para crear nuestro universo…
En resumen entendemos eso. Sin embargo no vivimos de resúmenes sino de detalles. Estoy seguro que los hay por todas partes y los desconocemos. Quizás todos ellos modifiquen lo que pensamos. Gracias Guzmán por tu comentario y por visitar teancum
¡ Totalmente sorprendido !
Por lo aquí expuesto.
Es un placer sorprendernos Agustín, muestra que podemos adquirir más. Espero que teancum sea un compañero para ti