sábado, febrero 1, 2025
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Alegoría del olivo (Parte I)

Las palabras de Zenós
Jacob 5:1-28

        La casa de Israel, se menciona en este capítulo. Su contenido responde a la anterior pregunta de Jacob: ¿cómo será posible que éstos, después de haber  rechazado el fundamento seguro, puedan jamás edificar sobre él,  para que sea la principal piedra angular? (Jacob 4:17)
Estos son el pueblo de Israel, que rechazarían a Jesús como el Mesías.
Jacob cita al profeta Zenós, palabras que solo están en el Libro de Mormón. Este increíble capítulo condensa toda la obra del Señor con la casa de Israel a través del tiempo. La alegoría del olivo es una pieza magistral en las escrituras, siendo única en su clase.
Al adentrarnos en los detalles del cuidado del olivo o casa de Israel, vemos la mano del Señor de la viña y el cuidado constante de aquellos que considera el fruto bueno de su viña.

La casa de Israel
Primeros cuidados

Jacob 5:1-6

«Porque he aquí, así dice el Señor: Te compararé, oh casa de Israel, a un olivo cultivado que un hombre tomó y nutrió en su viña; y creció y envejeció y empezó a secarse.» (3)

       Israel no es un olivo silvestre, sino cultivado. Esto es, cuidado y orientado a producir fruto, no silvestre sino fruto de ciertas características y propiedades. Israel no se gobierna como el resto de naciones, sino por las leyes de Jehová. La Menorá o el candelabro que estaba en el lugar santo del tabernáculo, es la representación de un olivo cultivado. Su fruto es para un uso posterior.
Ese uso posterior es semejante al que la Menorá le da. El aceite de la lámpara da luz. La luz y la verdad que iluminan a todo hombre que viene al mundo.
          Lo tomó y nutrió en su viña (3), es decir en el espacio de su propiedad, el espacio de sus los planes y proyectos del Señor. Creció, envejeció y empezó a secarse. Esto último es sinónimo de apostasía. Es decir falta de que la fuerza de la raíz del olivo llegue a las ramas.
Alegoría del olivo
y cavaré alrededor de él, y lo nutriré

«Y acaeció que salió el amo de la viña, y vio que su olivo empezaba a secarse, y dijo: Lo podaré, y cavaré alrededor de él, y lo nutriré para que tal vez eche ramas nuevas y tiernas, y no perezca.» (4)

       ¿Alguien puede ver un Señor de la viña callado y ausente de la marcha de
los acontecimientos?… y porque mis palabras resonarán— muchos de los
gentiles dirán: ¡Una Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber
más Biblia!
(2 Nefi 29:3). Podar, cavar y nutrir. Podar es eliminar las
imperfecciones de su pueblo o la perfección de lo santos, cavar es favorecer y bendecirlo en su camino.
Nutrir es enseñar y llevarles su palabra a través de su espíritu y sus profetas. Es la ministración en su obra. En toda esta parábola de la viña destaca un trabajo permanente de mantenimiento. Muchos creen que Dios se manifiesta una vez y ya está. Lo que manifiesta Zenós, no es tanto la naturaleza divina, como sus tareas aquí en la tierra.
» Y sucedió que después de muchos días empezó a echar algunos retoños pequeños y tiernos, mas he aquí, la copa principal empezó a secarse.» (6)
Alegoría del olivo
la copa principal empezó a secarse

 Trabajo sin salir del olivo original

      El trabajo que se hace hasta este momento y lugar de la
viña, no sale de la casa de Israel, es anterior al ministerio de Cristo. El trabajo el amo de la viña, se ciñe al olivo original, sin salir de ese espacio, la nación propiamente dicha, Judá e Israel. El fruto de esa labor, son retoños, es decir pocos del pueblo se arrepienten y se vuelven al Señor. La copa principal se seca. Es decir, Israel no se vuelve al Señor la mayoría del pueblo entra en apostasía. Podemos verlo en todas las predicaciones de los profetas y la infidelidad de Israel, eso es secarse la copa. Israel no está esparcido todavía, son una nación.

El evangelio predicado a los gentiles.
Esparcimiento: Jared, Lehi y Mulek

Jacob 5:7-14

«… Me aflige que tenga que perder este árbol; por tanto, ve, y arranca las ramas de un olivo silvestre y tráemelas aquí; y arrancaremos esas ramas principales que empiezan a marchitarse, y las echaremos en el fuego para que se quemen.» (7)

 
Alegoría del olivo
Arranca las ramas de un olivo silvestre y tráemelas aquí
            Arranca las ramas de un olivo silvestre y tráemelas aquíAunque en la historia aparentemente es el evangelio, a través de los apóstoles, el que viaja fuera de Israel hacia los gentiles. A efectos reales, son los gentiles quienes van a Israel, a la casa de Israel o lo que es lo mismo a sus convenios y ordenanzas y son adoptados como hijos de Abraham o injertados en el olivo.
           Arrancaremos esas ramas principales que empiezan a marchitarse…o lo que es lo mismo…no se puede echar vino nuevo en odres viejos. Era imposible aprovechar a los creyentes del antiguo pacto que se habían alejado de la pureza de la doctrina y la usaban en su propio beneficio. Por eso no daban frutos. Las ramas secas de su apostasía les impedía recibir a Cristo. Habían apostatado y todo el esfuerzo de los profetas durante décadas, solo ascendía con dificultad por esas ramas secas. Solo se consiguió algunos retoños pequeños y tiernos.
 

«…tomare muchas de estas ramas nuevas y tiernas y las injertaré donde yo quiera, y no importa si la raíz de este árbol perece, yo puedo conservar su fruto para mí…» (8)

 Las tres ramas tiernas

Que sepamos, conocemos el nombre de tres de esas ramas nuevas y tiernas. El pueblo de Jared registrado en las planchas de Éter, Lehi y su familia en el año seiscientos A.C., Y casi veinticinco años después Mulek desembarca en la tierra prometida. Sabemos de ellos gracias a los anales de Zeniff, hijo de Mulek (Mosíah 9 al 22). En Jerusalén no se tenia conocimiento de esos brotes tiernos que el Señor llevó, salieron desde el anonimato hacia un nuevo mundo.                       Tampoco entre ellas había conocimiento de su destino común. Excepto la ocasión en que el pueblo de Limhi, encontrado por Ammón, se une a los nefitas. Estas tres ramas son algunos de los brotes que aprovecharon el trabajo del Señor en la raíz del árbol.

No importa si la raíz de este árbol perece. Una cualidad del olivo, es que cualquier rama, por pequeña y tierna que sea, puede echar raíz y crear un árbol. Pero al Señor sí le importa, es una forma de decir, “si acaso se pierde la raíz”

La casa de Israel
Migraciones en la tierra prometida

 

» Toma las ramas del olivo silvestre, e injértalas en lugar de ellas; y estas que he cortado, las echaré al fuego y las quemaré, a fin de que no obstruyan el terreno de mi viña.» (9)

 
            En lugar de ellas. ¿Por qué en lugar de ellas? En lugar de los brotes, que eran la esperanza del Señor del olivo. Es decir el futuro de la casa de Israel en Jerusalén ya no está en los hombros de aquellos que escuchan a los profetas. Sino en los hijos de Abraham que el Señor levanta de las piedras, éstos son los gentiles que escuchan el evangelio y al ser bautizados, pasan a ser hijos de Abraham. Las ramas silvestres injertadas. Por eso los últimos serán los primeros. Si el Señor no se hubiera llevado a esos brotes, quizás se hubieran secado con el tiempo, incapaces de sobrepujar a la copa seca.
Es decir si Lehi o Mulek no hubiesen salido de Jerusalén hubieran sido asesinados o vencidos por la copa seca del árbol, o sus familias hubieran sido arrastradas por el río de aguas sucias que Lehi vio en el sueño.

Una acción radical

El tratamiento que el Señor de la viña da a las ramas secas o asilvestradas es cortarlas y quemarlas. Esto es, apartarlas de la raíz, o de la casa viva de Israel que se alimenta del suelo de la viña, cavado y nutrido por su Señor. ¿Por qué esa acción tan radical? Porque las labores productivas de un terreno tienen su tiempo y de no realizarlas el terreno se obstruye, se ahoga y el objetivo de conseguir fruto para sus propósitos se frustra. Vivir en esa viña tiene un objetivo y ocurren acontecimientos, que de no escudriñarlos, pasan desapercibidos.
             Esta es la ministración en la Iglesia de Cristo que rescata y entronca en la casa de Israel con el nuevo pacto y convenio. Pero edifica y crece intentando convertir a los judíos de Israel. Es decir El no vino a romper sino a cumplir la ley. En realidad Cristo es el verdadero rabí de la sinagoga. El velo del templo se rasgó, pero podía haber sido la casa del Señor si lo hubieran aceptado como su mesías.
« Y el Señor de la viña hizo que se cavara alrededor, y se podara y se nutriera…para que tal vez pueda yo preservar sus raíces a fin de que no perezcan y pueda yo preservarlas para mí, he hecho esto.» (11)
El objetivo principal del Mesías estaba cumplido: realizar la expiación de todo el género humano y el siguiente: para que tal vez pueda yo preservar sus raíces a fin de que no perezcan. Ese tal vez, da a entender que su labor de cavar y nutrir a Israel en su ministerio, tal vez, no pudiese perdurar y mantener el olivo injertado de ramas silvestres. El Señor de la viña muestra su amor por esas raíces traídas con Abraham y su posteridad desde Egipto a través del desierto. Esos gentiles injertados a través del ministerio de los antiguos apóstoles, tal vez podrían continuar dando vida a la casa de Israel, que seguía dando fuerza a esos nuevos conversos.«Y éstos yo pondré en la parte más baja de mi viña, donde bien me parezca, esto no te incumbe.…y lo hago…con objeto de guardar para mí su fruto para la estación; porque me aflige tener que perder este árbol y su fruto.» (13)

       

Esto no te incumbe, sin embargo los hechos del Señor son revelados. Ahora

La casa de Israel
Los frutos cultivados

sabemos sobre ellos y sus palabras susurran desde el polvo. El Señor comparte sus obras ocultas en estos últimos días con sus obreros. Ahora trabajamos y nos incumbe, cosas que antes no. La visión se amplia.

         El Señor se lleva a los brotes pequeños y tiernos, para preservar el fruto. Es decir a personas que esperan en Cristo y se arrepienten de sus pecados.  Porque el teme que si no lo hace esos brotes y sus fruto se pierdan. ¿Por qué? Porque el Señor de la viña es un agricultor con experiencia y previene los sucesos. Por eso escondió las ramas naturales del olivo…unas en una parte y otras en otra (14) 

 

La casa de Israel
Un varón llamado Cornelio

Frutos del evangelio entre los gentiles. Árbol original. Primeros cristianos 

Jacob 5:15-18

 
«15…Ven descendamos a la viña para que podamos trabajar en ella» (15)
         Es decir los cielos no se cierran nunca. Su obra continúa siempre. Y él trabaja también, no tiene asalariados, vel dirige su obra.
        A continuación el Señor se felicita por la decisión de injertar ramas silvestres en la raíz o casa de Israel. Esto coincide con la visión de Pedro de alimentos impuros, siendo el primer injerto «…un varón llamado Cornelio, centurión de la compañía que se llamaba la Italiana,» Hechos 10:1.
Así habla a El Señor de la viña, su siervo

«He aquí, las ramas del árbol silvestre han alcanzado la humedad de la raíz, por lo que la raíz ha producido mucha fuerza; y a causa de la mucha fuerza de la raíz, las ramas silvestres han dado fruto cultivado. Así que, si no hubiéramos injertado estas ramas, el árbol habría perecido…» (18)

     La humedad de la raíz, es el poder de la casa de Israel en transmitir el evangelio a quien se acerque. Esa casa ha permanecido hasta nuestros días, siendo la institución más antigua sobre la tierra. Esas ramas silvestres alcanzaron esa humedad a través de la fe y el arrepentimiento teniendo fe en Cristo. Cornelio, recibió un ángel y éste le dio instrucciones de buscar a Pedro.
     En la mucha fuerza de su raíz, el Señor vuelve a reconocer la excelente calidad de esa casa, la mucha fuerza de su constitución. El no escogió otro soporte para su obra sino a Israel. La vitalidad del crecimiento del cristianismo hemos de adjudicarla en parte a los fundamentos del judaísmo.
      Aun cuando sus ramas estaban secas, había una fuerza oculta en esas formas muertas, una lealtad a Jehová dormida en el alma del pueblo caído. El Señor de la viña supo llegar a ese lugar oculto bajo esa apariencia de nación decadente, mediante la fe y vitalidad de las nuevas ramas. Podemos pensar que la casa de Israel, esas raíces, es algo más que la descendencia de Abraham. Es también un lugar de poder con independencia de quien ostente su nombre.
Realmente esa casa puede levantar de las piedras a hijos de Abraham. Tal es su poder.

Las ramas naturales llevadas lejos.
Las migraciones

Jacob 5:19-28

        En estos versículos habla de cuatro ramas plantadas en la parte baja de la viña, casi con toda seguridad en el continente americano. Es difícil asignar a cada rama el nombre de un pueblo determinado. Para entender mejor esta parte hemos de leer algo más adelante. Comparando estos versículos con aquellos donde el Señor de la viña actúa por tercera vez; creo que de las cuatro ramas mencionadas, la última en el versículo 25 es el pueblo de Lehi  ya que más adelante en el 44 nos dice «Y tú viste que también derribé lo que obstruía este pedazo de tierra, a fin de que yo pudiera plantar este árbol en su lugar.» (44) este árbol es el último de los cuatro.
La obstrucción de ese terreno era debida a los jareditas. Ellos fueron completamente destruidos de la tierra y dada a otro pueblo, Lehi y su descendencia. Lo leemos en Éter 13:21«de lo contrario, serían destruidos, así como toda su casa, con excepción de él. Y él viviría solamente para presenciar el cumplimiento de las profecías que se habían hablado concernientes a otro pueblo que recibiría la tierra por herencia suya; y Coriántumr sería sepultado por ellos; y toda alma sería destruida, salvo Coriántumr.»
De las tres migraciones conocidas solo los jareditas fueron completamente destruidos.
Por lo tanto tenemos identificadas tres de las cuatro ramas. La primera, Jared y su pueblo los jareditas, La segunda, Mulek y su pueblo los mulekitas y la última rama Lehi y su descendencia.
La casa de Israel
Mira hacia acá y ve la última

De forma extraña en el versículo 39, nos dice, «Y ocurrió que vieron que el fruto de las ramas naturales se había corrompido también; sí, el primero, y el segundo, y el último también; y todos se habían corrompido.» en ningún momento se menciona la tercera rama, y sin embargo sí se declara la primera, la segunda y la última. De ello se deduce que hay otra migración que no está descrita en la parte traducida de las planchas de Mormón. ¿Por qué no se menciona? lo leemos en 13 «…Y estos yo pondré en la parte más baja de mi viña, donde bien me parezca, esto no te incumbe;»

La última rama, el pueblo de Lehi

Dentro de este apartado, hay una observación especial para la última rama o árbol (25«Mira hacia acá y ve la última. He aquí, esta la he plantado en terreno bueno, y la he nutrido todo este tiempo; y solo parte del árbol ha dado fruto cultivado, y la otra parte del árbol ha producido fruto silvestre; he aquí, he nutrido este árbol igual que los otros.»
Podemos ver una división diferenciada. Los frutos malos y los buenos no están dispersos en el último árbol, sino en partes separadas. Esto es a semejanza del pueblo nefita y lamanita, ambos parte de la misma familia o árbol, pero separados como naciones.
El Señor de la viña iba a hacer un esfuerzo para recuperar esas ramas amargas. Este podría ser la predicación de Alma y los hijos de Mosíah, como un esfuerzo de recuperar a los lamanitas. Y esto coincide con lo siguiente que leemos (27«Mas he aquí, el siervo le dijo: Podémoslo, y cavemos alrededor de él, y nutrámoslo un poco más, a fin de que tal vez te dé buen fruto, para que lo guardes para la estación.» a lo que accedió su Señor.
 Hasta aquí vemos un panorama claro de los movimientos de pueblos en la viña del Señor y los primeros trabajos. Una vez establecido los lugares y los nombres de sus gentes, es necesario analizar los sucesos que ocurren después.
A ello dedicaremos la II parte de este post.

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