domingo, mayo 28, 2023
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Mosíah I y Benjamín origen de una nación

El consejo del Señor fundamenta  la prosperidad y el progreso de las naciones

En el libro de Omni vemos el nacimiento de una sociedad de carácter único en su tiempo. La labor de Mosíah I y Benjamín origen de una nación, se completa con el éxito de Mosíah II, hijo de Benjamín. La secuencia de los hechos y de cómo el consejo del Señor fundamenta  la prosperidad y el progreso de las naciones, es maravillosa de descubrir.

Ascendencia del rey Benjamín

En Mosíah capítulo 1 comenzamos leyendo «Y entonces no hubo más contiendas en toda la tierra de Zarahemla» (1:1)
Pero ¿Qué pasó antes? Para conocer el legado de Benjamín a su hijo Mosíah II hemos de profundizar en el pasado de Benjamín y su padre Mosíah I, hasta donde nos permitan las escrituras. Para eso debemos descubrir a su padre, ese gran desconocido que sin embargo realiza una labor colosal y poco documentada. Le llamaremos Mosíah I.

Nefi y su pueblo abandonaron la primera tierra por mandato del Señor a causa de las intenciones homicidas de sus hermanos Lamán y Lemuel (4).
Marcharon al desierto y después de «muchos días», encontraron una tierra a la que dieron el nombre de tierra de Nefi.

Mosíah I y Benjamín origen de una nación
Amalekí

276 años después de su llegada, sus descendientes, los nefitas, luchaban por conservar su tierra, la que llamarían más tarde, en Zarahemla, la primera herencia.
A causa de la maldad del pueblo,  el Señor mandó a uno de ellos que parta al desieto.
La primera mención que se hace del padre de Benjamín, Mosíah I, es en Omni 12.

«He aquí, soy Amalekí hijo de Abinadom. He aquí, os hablaré algo concerniente a Mosíah, que fue hecho rey de la tierra de Zarahemla; pues he aquí, le advirtió el Señor que huyera de la tierra de Nefi y que cuantos quisieran escuchar la voz del Señor también deberían partir…» (Omni 12)

Amalekí no escribe esto en la tierra de Nefi, lo hace en Zarahemla, en las planchas que transportó. El abandonó esa tierra con aquellos que siguieron a Mosíah I.

Mosíah I, padre de Benjamín

Cuando Mosíah I sale de la tierra de Nefi, lo hace con las planchas de bronce y otros registros. Esto nos da dos ideas. La primera es, la decadencia de la sociedad nefita que permitió la salida de esos valiosos registros con ese grupo escindido. Y la segunda la intención de Mosíah I de perpetuar su pueblo en el tiempo, conservando la memoria y el lenguaje. Esta salida no es desordenada, es el inicio de un proyecto increíble.

Mosíah I y su pueblo fueron «guiados por el poder de su brazo [del Señor] a través del desierto, hasta que llegaron a la tierra que se llama la tierra de Zarahemla.» (13)

El padre de Benjamín, es el líder de este grupo que abandona la tierra de la primera herencia, pero no es su rey, por lo tanto su liderazgo es civil, se basa exclusivamente en sus dotes e inspiración y no en su ascendencia.

Mosíah I y Benjamín origen de una naciónLas dotes de Mosíah I también son las de un hombre vidente. «Y acaeció que en los días de Mosíah se le trajo una piedra grande con grabados; y él interpretó los grabados por el don y poder de Dios.» (20) Esto, que a nosotros nos parece extraño, era del todo natural en esa época, aunar en una sola persona poder político e inspiración. Útil en un principio, esa doble función en una sola persona, es necesario separarla para el mayor progreso de la nación.

Zarahemla

Zarahemla fue un descubrimiento de mucho gozo. Mosíah I encontró a los descendientes de Mulek hijo de Sedequías, quienes desembarcaron unos años después de Lehi. Los mulekitas no habían cambiado de lugar de residencia y eran numerosos, pero no tenían registros. Su idioma se había corrompido y no creían en Dios.
Si nos situamos en ese momento, vemos que los nefitas son minoritarios, son un pueblo que viaja, sin tierra ni posesiones, que encuentran a una nación establecida con una ciudad grande y poblada. No obstante

«…Mosíah hizo que se les enseñara su idioma. Y sucedió que después de haber sido instruidos en el idioma de Mosíah, Zarahemla dio una genealogía de sus padres, según su memoria; y está escrita, mas no en estas planchas…» (18)

Mosíah I y Benjamín El recién llegado hizo que los numerosos habitantes de Zarahemla, aprendieran su idioma y recaba la genealogía de los mulekitas. Entonces…

«Y aconteció que el pueblo de Zarahemla y el de Mosíah se unieron; y Mosíah fue nombrado para ser su rey.» (19)

Ciertamente Mosíah I era una persona singular. Los mulekitas no eran un grupo compacto ya que «habían tenido muchas guerras y graves contiendas» (17) lo que denota facciones y grupos de poder aspirantes al poder de Zarahemla. Con eso se encontró Mosíah I, aunque no se detalla, por falta de espacio ya que «estas planchas están llenas» (30)
Pienso esto, porque la única época sin contiendas en El Libro de Mormón, fue con la visita del Salvador. No creo que Zarahemla fuera una excepción.

Un dirigente sagaz

¿Cómo actuó Mosíah I para convencer a la mayoría de mulekitas? Ciertamente, tener las planchas de bronce, le daba cierta prevalencia sobre los mulekitas. Pero para un pueblo que no cree en Dios y no guarda registros, esas finezas no le son determinantes.
En mi opinión, además de un hombre recto y de fe, Mosíah I necesito gran habilidad política para salir de la tierra de Nefi y ser nombrado rey en Zarahemla, desde una situación de inferioridad numérica. y con una grave dificultad

«…negaban la existencia de su Creador; y ni Mosíah ni su pueblo podían entenderlos.» (17)

Creo que es lógico que muchos mulekitas se preguntaran ¿Por que tengo que aprender el idioma de estos extranjeros que han llegado aquí? ¿Por qué no aprenden el nuestro? ¿Por qué va a ser rey uno de ellos?
Vemos en el propio Amaleki, su sorpresa simulada cuando su primer comentario respecto a Mosíah I es  «hablaré algo concerniente a Mosíah, que fue hecho rey de la tierra de Zarahemla»
Al ser la traducción del Libro de Mormón por dirección divina, hemos de ser sensibles a todas esas sutilezas del lenguaje. Ninguna se pierde.

Mosiah I y Benjajamin 5

¿Cómo sustituyó Mosíah I la estructura dirigente de Zarahemla por una dinastía con él a la cabeza? Podemos pensar que los mulekitas en un principio, celebraron este encuentro y se rindieron al mensaje nefita. Pero prolongar en el tiempo la emoción del primer encuentro, es pensar ingenuamente conociendo el carácter voluble de estos pueblos, con seguridad hubo resistencia e intrigas.

Estas dificultades tan profundas, que atentan al orgullo patrio, las resolvió Mosíah I de forma brillante, pero no tenemos detalles de esto a causa de la falta de espacio en las planchas.

El entorno de Benjamín

Amalekí, cuando escribe, habla en tercera persona de los personajes de su relato. Al decir «el pueblo de Zarahemla y el de Mosíah se unieron» da a entender que el lo observa desde fuera, sin embargo el está en el mismo lugar, en Zarahemla, pero en otro tiempo.

«He aquí yo, Amalekí, nací en los días de Mosíah, y he vivido hasta ver su muerte; y su hijo Benjamín reina en su lugar.» (23)

Mosíah I y Benjamín origen de una naciónAl decir «nací en los días de Mosíah», se refiere a los días en que no era rey, por lo que es posible que un Amalekí joven saliera junto con Mosíah I al desierto, llevando las planchas. Después de la muerte de Mosíah I, Amalekí nos dice «Y he aquí, he visto una guerra seria en los días del rey Benjamín, y mucho derramamiento de sangre entre nefitas y lamanitas.» (24) lo que nos indica un periodo de tiempo después de la muerte de Mosíah I y antes que Amalekí «[empezara] a envejecer» (25)

Estos datos son importantes para situar el entorno de la vida de Benjamín. En todos sus avatares, Mosíah I, tuvo un aprendiz en la persona de su hijo Benjamín. Es posible que Benjamín naciera después de la huida de la tierra de Nefi, no obstante tuvo a su lado a un político y estratega de primer orden, su formación fue de calidad.

Las palabras de Mormón

En Palabras de Mormón 1:10 leemos

«…después que Amalekí hubo entregado estas planchas en manos del rey Benjamín, este las tomó y las puso con las otras planchas que contenían anales que los reyes habían transmitido de generación en generación, hasta los días del rey Benjamín.»

Las planchas de los reyes de hacía más de 280 años no se quedaron en la tierra de Nefi sino que Mosíah I las llevo con aquellos que quisieron seguirle al desierto, o bien hubo un rescate posterior de estas planchas como en el caso de Lehi.Mosiah I y Benjajamin 7

Invariablemente, cuando una parte del pueblo se separa por mandato de Dios, se le manda llevar los registros. Esta es una señal de memoria y civilización, de permanencia en el tiempo y el proyecto de crear una nación. No ocurrió así con los mulekitas, por eso el Señor les llevo los registros de sus padres a través de Mosíah I.

El pueblo de Zeniff tenia registros tal como vemos al contender sus sacerdotes con Abinadí usando a Isaías, pero no cuajaron como nación. Su inicio no fue por mandato del Señor.

«Y sin embargo, yo, con un exceso de celo por heredar la tierra de nuestros padres, junté a cuantos deseaban ir para poseer la tierra» (Mosíah 9:3)

Ese celo de Zeniff nubló su juicio y no calibró los riesgos de un tratado tan sospechoso como el que hizo con el rey Lamán. Astutamente el rey espero 12 años a que prosperaran y el pueblo de Zeniff, rodeado de enemigos no tardó en caer en la esclavitud.
Véase la diferencia con el inicio de Lehi, Jared y Mosíah I, no por celo sino por mandato divino.
Más tarde el pueblo de Zeniff fue asimilado por Zarahemla bajo la dirección de Ammon.

Benjamín un gestor eficiente

En el versículo 10 de Palabras de Mormón leemos la entrega de las planchas de Amalekí. Ahí encontramos la evidencia de una gestión organizada en la conservación de los registros por parte de Benjamín.

«…este las tomó y las puso con las otras planchas que contenían anales que los reyes habían transmitido de generación en generación, hasta los días del rey Benjamín.» 

Mosíah I y Benjamín origen de una naciónLa centralización de su custodia la confirma el propio Mormón con el plural «transmitidas» y con la preposición «desde»

Y fueron transmitidas de generación en generación, desde el rey Benjamín hasta que han llegado a mis manos…» (11)

Debido al permanente problema de espacio en las planchas, hemos de tener en cuenta el esfuerzo de compilar, de comprimir los hechos por sus escribientes. Por eso hemos de prestar atención a los detalles. En éste último podemos inferir que si un gobernante organiza la memoria escrita de su pueblo de forma sistemática, es porque tiene un proyecto en su cabeza y quiere extenderlo al futuro. Esa muestra de método en el hacer, que Mormón confirma en Benjamin, hemos de suponerla en todas las acciones del gobernante.

Lo que vengo a resaltar, es que Mosíah I, a semejanza de Lehi, encabeza el proyecto de fundar una nación por voluntad del Señor. Esta intención solo se encuentra en El Libro de Mormón con los jareditas con Lehi y con Mosíah I. No obstante en el proyecto iniciado por éste, es donde se consiguió casi la cristalización de una nación avanzada con grandes fundamentos de futuro. Veremos poco a poco como Mosíah I, Benjamín y Mosíah II crean de la mano del Señor, una secuencia de progreso increíble para su época. Todo esto está escondido en los siguientes capítulos y para descubrirlo, invito al lector a olvidar lo que damos por hecho.

El trabajo pendiente

Aunque Amalekí no lo dice, la sospecha de que no todo fue tan fácil en la unión de los amulekitas y los nefitas que consiguió Mosíah I en Zarahemla, se confirma en las palabras de Mormón.

«Y ahora bien, en cuanto a este rey Benjamín, él tuvo algunas contiendas entre su propio pueblo.» (12)

Y es lógico, 270 años siendo mulekitas o nefitas no se borran de un plumazo. Benjamín sabe que su tiempo se acaba, que antes de seguir el proyecto que inicio su padre, tiene una tarea pendiente que resume en estas palabras.

«Y además, daré a los de este pueblo un nombre, para que de ese modo se destaquen sobre todos los pueblos…» (Mosíah 1:11)

Darles un nombre es hacer un solo pueblo, tarea gigantesca, imposible para muchas naciones de ayer y hoy. Hay una especie de alma en los pueblos que se niega a entregar su lengua y tradiciones. Pero sin lograr esa meta de unificarlos, los lamanitas siempre tendrían poder sobre ellos.

Comprobamos esta situación en la convocatoria que se realiza para escuchar las últimas palabras de Benjamín.

«Hijo mío, quisiera que hicieses una proclamación por toda esta tierra, entre toda esta gente, o sea, el pueblo de Zarahemla y el pueblo de Mosíah que viven en la tierra, para que por este medio se reúnan» (Mosíah 1:10)

Ese optimismo de Amalekí al decir «aconteció que el pueblo de Zarahemla y el de Mosíah se unieron» es más la expresión de un propósito que de una realidad. Seguía existiendo un pueblo de Zarahemla y otro de Mosíah. Al decir «que viven en la tierra», asumimos que no todos lo hacen en Zarahemla, esto implica que había lugares de asentamiento distintos para ambos pueblos. Zarahemla no sumó a los nefitas como habitantes propios de su urbe, sino que estos se ubicaron en otras zonas.

Mosíah I y Benjamín origen de una nación

Para mí el Libro de Omni y las ultimas palabras de Mormón son parte del Libro de Mosíah. No podemos entenderlo si los anteriores.

Mosíah I y Benjamín origen de una nación
Mormón termina declarando que la paz y el orden conseguido se debía al esfuerzo intenso de benjamín, los hombres santos y los profetas que…

» declaraban la palabra de Dios con poder y con autoridad; y ejercían mucha severidad a causa de la obstinación del pueblo» (17)

La gran dependencia que tenía el orden público de la religión en Zarahemla, la inexistencia de un identidad civil fuerte frente a los problemas comunes, es característica de las monarquías en El Libro de Mormón. Es común en su historia el problema de «muchas deserciones a los lamanitas» (16) Identificar la prosperidad y la marcha de un país con determinada creencia, hace que muchos no se identifiquen con ese proyecto de nación.

El rey encarnaba todo el poder del estado y la religión el soporte en la estabilidad del pueblo. Y esto no es malo, ya Tocqueville avisaba de la importancia de la religión en las democracias, como factor de garantía en la rectitud personal ante la libertad disponible en ellas.

Con Benjamín nos disponemos a ver la transición de una sociedad monárquica primitiva a una sociedad libre fundada en principios políticos avanzados. Tal maravilla está inspirada en el evangelio de Jesucristo, son sus principios rectores los que hacen al hombre libre.
Solo esta vez, con Mosíah I, su hijo Benjamín y su nieto Mosíah II, solo en ese tiempo, en todas las escrituras, solo podremos ver aquí cómo se realiza esto.

Le invito estimado lector al próximo artículo donde desarrollaremos esta fase maravillosa.

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