sábado, febrero 1, 2025
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El emprendedor de fe y el subsidiado

Trabajo y revelación

Después de los viajes jareditas, el libro de Éter nos sigue obsequiando con enseñanzas para nuestro tiempo, como el emprendedor de fe.
En el viaje jaredita por el desierto «…sucedió que cuando hubieron llegado al valle de Nimrod, descendió el Señor y habló con el hermano de Jared; y estaba en una nube, y el hermano de Jared no lo vio.» (Éter 2:4)
Para facilitar la lectura llamaremos Mahonri al hermano de Jared, nombre que fue revelado a José smith.

El emprendedor de fe
y el hermano de Jared no lo vio

En esta primera ocasión Mahonri no ve al Señor, pero habla con él. Siguiendo sus instrucciones «…construyeron barcos, en los cuales atravesaron muchas aguas» (6). No especifica la forma de hacer los barcos, el Señor no los instruyó especialmente en esta primera vez, de lo contrario lo habrían mencionado.

Este primer viaje a través de muchas aguas se refiere a un mar interior como el Mar Rojo. Porque «…no quiso el Señor permitir que se detuvieran del otro lado del mar, en el desierto, sino dispuso que avanzaran», (7). Luego avanzaron hasta el mar oceánico y allí se detuvieron.
Estuvieron cuatro años parados. Supongo que pescando, tomando el Sol, recolectando, ordeñando sus cabras etc. Pero detenidos en su objetivo. Habiéndolo perdido, los movía la simple supervivencia.
Y ¿cómo cambió esa situación?

El trabajo

El emprendedor de fe
busco a los que habían vuelto a pescar

» Y aconteció que a la conclusión de los cuatro años, el Señor vino otra vez al hermano de Jared, y estaba en una nube, y habló con él…» (14)
No fue Mahonri a buscar al Señor, sino que él vino a buscarlo. Al igual que el Señor buscó a los que habían vuelto a pescar en Tiberíades, olvidando sus objetivos. En este caso no esperó 4 años.

Me pregunto ¿cómo pudo Mahonri olvidar al Señor después de hablar con él en una nube? Está claro que al abandonar sus objetivos no necesitaban al Señor para sobrevivir en una tierra acogedora. Mahonri se inactivó. Y no por eso perdió su testimonio. Esto nos puede pasar a todos.
Cuando termina de hablar con el Señor ¡por tres horas ¡ «…dijo el Señor: Poneos a trabajar y construid barcos a semejanza de los que hasta ahora habéis hecho» (16).

Este es el modelo de relación que usa con los jareditas: «Poneos a trabajar». La relación y la revelación vienen a través de un modelo de trabajo, casi podríamos decir de relación laboral. De hecho el Señor usa la relación la laboral y sus acuerdos en varias parábolas de los trabajadores de su viña. Él nos quiere trabajando porque es a través de objetivos cuando es necesario hablar con él. De lo contrario, pasarán los años sin darnos cuenta, pescando o tomando el Sol en las costas de Arabia.

Los problemas surgen

En esta segunda construcción de barcos, Mahonri recibe instrucciones concretas de cómo hacerlos. Pero surgen problemas, «Y he aquí, oh Señor, no hay luz en ellos; ¿a dónde nos hemos de dirigir? Y también pereceremos, porque en ellos no podremos respirar sino el aire que contengan…» (19)
Cuando termina de hacer el barco se da cuenta que no hay luz ni ventilación. Nefi antes de empezar la construcción, primero se da cuenta que no tiene herramientas. Mahonri, tiene herramientas pero no prevé estas dificultades.

El emprendedor de fe
«… he construido los barcos según tú me has dirigido.»

Podemos preguntarnos ¿por qué el Señor no le previno de estos problemas? ¿Por qué en sus instrucciones no incluían el grave contratiempo del aire y la luz? Y además, Mahonri aclara

«… he construido los barcos según tú me has dirigido.» (18)

¿Por qué permitió llegar a esa situación?
Yo creo que el Señor tenía un plan y éste incluía problemas. Como en el colegio, el maestro somete a problemas a sus alumnos. En esa ocasión el Señor no esperó 4 años.  Le propuso una relación de objetivos, surgieron dificultades y fue necesario preguntar al maestro. Cuando estamos de vacaciones no nos acordamos del maestro.

Esta es una clave de si estamos en un camino correcto: la necesidad de preguntarle por nuestros problemas. Aun cuando sean preguntas ….como las de Mahonri. Y el misterio al descubierto para mí es este: El señor buscaba que  Mahonri se acercara más a él. Los problemas nos ayudan a acercarnos a él.

Las soluciones

La respuesta del Señor es parcial «Y el Señor dijo al hermano de Jared: He aquí, harás una abertura en la cubierta, y también en el fondo; y cuando te falte aire…» (20)

El emprendedor de fe
Ahora hace falta un milagro

Empieza por darle la solución al segundo problema planteado, no al primero. Porque evidentemente es necesario hacer una abertura para introducir algo de aire para respirar.  Bien problema solucionado.
Pero al tratar el problema de la luz, de una naturaleza más refinada que el aire, el Señor plantea dos opciones que hay que eliminar. No tendrían luz ni a través de ventanas ni por fuego. Eran la tecnología que disponían como solución inmediata. Con eso el Señor desvía la cuestión hacia el terreno de lo imposible. Y ahí es donde convergen sus intenciones, poner a Mahonri en un dilema.

«¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos?» (23)

Ahora los papeles se invierten y es el Señor el que pregunta a Mahonri qué quiere que haga. Es decir lleva a Mahonri a una situación en la que se necesita mucho más que una sierra para abrir una abertura en la madera. Ahora hace falta un milagro. Es ahí donde nos conducen los problemas del Señor a dejar la sierra y pedir un milagro. Él no tenía conocimiento para solucionar eso y el maestro lo sabía.

El emprendedor de fe

Lo que hiciera Mahonri a partir de este momento marcaría su destino.
El emprendedor subsidiado diría:

Señor tu eres todopoderoso dijiste, en la creación del mundo, “hágase la luz” y la luz se hizo. Haz lo mismo en los barcos di “hágase la luz”.

El emprendedor de fe
16 piedras blancas y diáfanas como cristal

El emprendedor subsidiado siempre espera algo parecido a un abracadabra. Vemos a muchos así, esperando ver aparecer a unos barcos de la nada, una subvención de los cielos. Lo que no entiende este emprendedor es que en la creación el Señor organizaba un mundo. Sin embargo en aquellas playas solitarias formaba el alma de un hombre y éste tiene mucho albedrío, es decir hay que ver qué va a pasar con él.
Mahonri empieza a actuar como Enoc, un demente «hay una cosa extraña en la tierra; ha venido un demente entre nosotros» (Moisés 6:38) es decir, empieza a propiciar un milagro para tener luz en los barcos…

» Y sucedió que el hermano de Jared (y era ocho el número de los barcos que habían sido preparados) subió al monte que llamaban el monte de Shelem, a causa de su extremada altura, y de una roca fundió dieciséis piedras pequeñas; y eran blancas y diáfanas, como cristal transparente; y las llevó en sus manos a la cima del monte, y nuevamente clamó al Señor…» (Éter 3:1)
Y bien ¿por qué digo actuó como un demente?…porque así es como lo vería alguien que no conoce al Señor. Fundir 16 piedras como cristal para iluminar barcos herméticos es algo ilógico, ¡pero es muchísimo más que un ¡alehop!

La mentalidad del emprendedor de fe

El emprendedor de fe
Mahonri dominaba la fundición y la aplicó

La mentalidad de un emprendedor de fe, consiste en que que si va a necesitar un milagro, tiene que aportar todo lo que esté en su mano, para no ser un subsidiado. Mahonri dominaba la fundición, y la aplicó a un plan de iluminación. Pensó que en una flota de barcos de dos puntas necesita dos focos de luz por barco. Ocho barcos dieciséis focos de luz.  Eso es un plan de iluminación.

¿Por qué no cogió simplemente piedras de la playa?
Subió a Shelem, un monte alto, no quería piedras fruto de la erosión del viento o el mar. Quería piedras especiales, salidas de las entrañas de la tierra. Mahonri  se habituó al modelo de trabajo del Señor. Tenía que manufacturar sus propuestas de milagros, tenía que marcar sus propuestas milagrosas con su trabajo hasta donde pudiera acercarse, en este caso a la luz. Por eso eran blancas y diáfanas, como cristal transparente. No eran luz pero se acercaban a su apariencia. El mismo intentaba acercarse al milagro, presentó un soporte digno para la bendición. Muy lejos de un abracadabra. Y aún más de la tan usada ¿Por qué Dios permite que…etc?
Los dioses organizaron la materia para crear el mundo, con un plan de iluminación, no hay nada de la nada.

La fragua del Señor

También el Señor escoge la roca del hombre natural y lo convierte en hombres diáfanos, como cristal transparente. Mahonri esta subiendo a ese monte, realizando un acto que representa la fragua de su propia alma en las manos de su Señor. Tal como se fraguó el espíritu de Israel en el monte Moriah, en un altar de piedras.

El milagro

Entonces ocurre lo que no estaba previsto.  «Por tanto, toca estas piedras con tu dedo, oh Señor, y disponlas para que brillen en la obscuridad…» (Éter 3:4)

La petición de Mahonri es un poco extraña. Si meditamos en ello, no había visto al Señor,  solo una nube, nada que sugiera a la mente dedos o manos. Una voz desde una nube. El espíritu inmaterial, vapor… ¿por qué pide un dedo para tocar?

El emprendedor de fe
en ese modelo, manos, brazos, dedos

Creo que Mahonri no era totalmente consciente de lo que pedía pero estaba preparado para saber ¿por qué? Porque era un emprendedor de fe no subsidiado  y se involucró en el modelo de trabajo del Señor. Nada de hágase la luz, sino barcos, madera, piedras, aberturas y en ese modelo, manos, brazos, dedos, trabajo.
Elementos complementarios, trabajo y manos. Milagros y dedos. Su maestro debía tenerlos, aunque no lo sabía. Por eso pidió que su dedo tocara cada una de las piedras. Una secuencia de toques 16 (cuente el lector ahora en su mente hasta 16), eso es pedir al Señor que trabaje, una, dos, tres…

Mahonri concibe al Señor trabajando con sus dedos.  ¡Qué maravilla las escrituras! ¡Qué maravilla El Libro de Mormón! ¿Somos subsidiados? Mahonri  hace una petición (16 toques) detallada, porque su trabajo y su plan son detallados. Es un emprendedor de fe. Cuando alguien llega a esa clase de condición, sus peticiones al Señor son correctas aunque parezcan descabelladas. Porque al aceptar su forma de hacer las cosas, se nos manifesta lo que hemos de pedir.

La palabra del maestro

El emprendedor de fe
Levántate, ¿por qué has caído?

«Y el Señor vio que el hermano de Jared había caído al suelo, y le dijo el Señor: Levántate, ¿por qué has caído? » (7)
El Señor sabía por qué había caído, pero él quería  que Mahonri lo dijera. Debe expresar lo que no sabe. Y entonces responde… «porque no sabía que el Señor tuviese carne y sangre»(8). Mahonri empezó a saberlo sin saberlo. Pidiendo un dedo que tocara. Porque el modelo de trabajo del emprendedor de fe lo lleva a ese conocimiento sin palabras. Que toma consistencia cuando el Señor le pregunta… ¿por qué has caído?

Adán cayó en el jardín, sin embargo, conociendo la respuesta, el Señor le preguntó. “¿A dónde vas?» (Mo. 4:15) De la misma forma al tomar la santa cena cada domingo de nuevo ¿por qué has caído? ¿Dónde estás? ¿Quién te dijo que estabas desnudo?…el Señor sigue preguntando.

Siguiendo la instrucción que recibía Mahonri, leemos «Y el Señor le dijo: A causa de tu fe has visto que tomaré sobre mí  carne y sangre; y jamás ha venido a mí hombre alguno con tan grande fe como la que tú tienes; porque de no haber sido así, no hubieras podido ver mi dedo. ¿Viste más que esto?» (9)
El Señor ya sabía que no había visto más que esto, además, Mahonri ya lo dijo…Vi el dedo del Señor, y tuve miedo. Entonces ¿por qué le pregunta lo que ya sabe? Pues porque le está diciendo a Mahonri que puede ver algo más que ésto, es decir lo está preparando para que el velo se aparte. ¿Viste más que esto? Eso sugiere, ¿quieres ver más? O lo que es lo mismo…puedes ver más.


Los caminos del Señor

El emprendedor de fe
jamás ha creído en mí el hombre como tú lo has hecho

Y ahí llegamos al camino del Señor, porque por encima de las apariencias, barcos, aberturas, luces, travesías. Por encima de esto y de forma paralela, él tiene un propósito escondido en la cosas. Desde el principio había dos viajes. Uno el evidente, el de llegar a la tierra de promisión con barcos, luces, abejas, aberturas para respirar. Y otro viaje que transcurría en el interior de Mahonri y en el de nosotros. El viaje hacia la voz que habla desde la nube. El viaje para encontrar al Señor y conocer su naturaleza.

«Y nunca me he mostrado al hombre a quien he creado, porque jamás ha creído en mí el hombre como tú lo has hecho. ¿Ves que eres creado a mi propia imagen? Sí, en el principio todos los hombres fueron creados a mi propia imagen.» (15)

Ese viaje lo hemos emprendido todos al venir a esta tierra, pero demasiados de nosotros pasamos mucho más de cuatro años en las playas de Arabia, inactivos y cuando más solicitando abracadabras. Sin embargo quizás sean necesarios algunos años para entender como Mahonri… «He aquí, oh Señor, tú nos has castigado por causa de nuestra iniquidad; y nos has echado, y durante estos muchos años hemos estado en el desierto; no obstante, has sido misericordioso para con nosotros. ¡Oh Señor!, ten piedad de mí, y aparta tu ira de este tu pueblo…» (3)

El modelo del emprendedor de fe

Lo que en un principio fue la preocupación por tener luz en unos barcos, terminó por conocer en persona a la luz que ilumina no solo los barcos sino el mundo, sí «el alma de todo hombre que viene al mundo» (DyC 84:46). Mahonri no buscó este conocimiento, pero el trabajar en el modelo del emprendedor de fe, le condujo a la fuente de la fe.
José quería unirse a una iglesia, y termina conociendo a la fuente de toda rectitud. Solo quería ser un prosélito de una confesión religiosa y termina siendo el profeta de la restauración.

El modelo de trabajo del emprendedor de fe, otorga una potencia elevada a cualquier tarea que emprendamos, por sencilla que parezca. Siendo el valor inicial, superado en gran medida por el resultado final. Las matemáticas divinas son así.
Todos podemos emular a Mahonri. Tener confianza en el Señor por encima de cualquier temor y duda…»y sabrás que yo soy Jehová, porque no serán avergonzados los que esperan en mí.» (Isaías 49:23)

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4 COMENTARIOS

  1. Muy bueno el artículo David. Sabiendo que “el modelo de trabajo del emprendedor de fe, otorga una potencia elevada a cualquier tarea que emprendamos, por sencilla que parezca”, me motiva a buscar aventuras que requieren de mi acudir al Señor por ayuda.

    ¡Gracias!

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