En la primera visión de José Smith, en la primavera de 1820, se restauró el conocimiento de quién es Dios. El joven José afirmó que tuvo una visión en un bosque cercano a su casa. En ella vio que el Padre tenía un cuerpo físico de carne y hueso, igual que su hijo Jesucristo.
Sospecho que con 14 años no comprendía el alcance que iba a tener tal afirmación. Pero esa declaración tiene consecuencias extraordinarias. La restauración, entra así, sin pedir permiso a los sabios, de la mano de un joven con conceptos sin precedentes. No había un marco doctrinal para tratar sus aportaciones, incluyendo las nuevas escrituras. No es de extrañar que a veces se nos tache de no-cristianos por aquellos que dicen «¡Una Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!» (2 Nefi 29:3)
En la noche del El 21 de Septiembre de 1823 José Smith recibe la visita de Moroni, un mensajero celestial. El mismo que escondió las planchas del Libro de Mormón en la tierra. Es para reflexionar en esa misma noche Moroni lo visita tres veces y en todas le repite las mismas palabras. Al día siguiente 22 de Septiembre, José al salir del campo por agotamiento, cae inerte y al despertar vio al mismo mensajero repitiéndole las misma cosas, ademas de otros consejos.
Después de esta visión, comienza un periodo de formación. Pero quiero hacer mención de la visita de Moroni y sus enseñanzas. Para el que lea con detenimiento, las enseñanzas de Moroni en esas jornadas, revelan el enfoque para toda la restauración. ¿Por que se tomó el mensajero tanto esfuerzo en transmitir por cuatro veces las mismas cosas? Para mí está claro que mostraba la naturaleza y objetivo de la obra futura.
La restauración, Malaquías 3
A continuación analizaremos las escrituras que Moroni le recitó a joven José.
Malaquías fue el último profeta hasta la venida de Juan el Bautista. En el capítulo 3 leemos
He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero del convenio en quien vosotros os complacéis. He aquí, viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Mal. 3:1)
La restauración
Después de Malaquías, durante quinientos años, Israel no tiene profetas. Solo existen escuelas y sectas, escribas, saduceos, fariseos, esenios etc. Antes del nacimiento de Cristo esta escritura anunciaba a un mensajero, Juan el Bautista que prepararía la dispensación del evangelio de Cristo.
Sin embargo Moroni nos trae esta escritura al presente. El valor de las escrituras no es afectado por el tiempo, sino que plegada la enseñanza en su interior, se expande en el futuro. La cualidad fractal de las escrituras la he comentado anteriormente en teancum.
Por lo tanto con Malaquías 3, Moroni nos trae a un nuevo mensajero como Juan el Bautista. José Smith, el mensajero del convenio.
El juicio
En el versículo 5 de Malaquías, nos adelanta el juicio que trae la nueva dispensación «Y me acercaré a vosotros para juicio;» (5) coincidente con el prefacio, que el Señor mismos dicta en sus revelaciones «para el día en que el Señor venga a recompensar a cada hombre según sus obras» (DyC 1:10)
El perfeccionamiento de Israel
«Y se sentará para refinar y purificar la plata, porque purificará a los hijos de Leví; los refinará como a oro y como a plata, y ofrecerán a Jehová ofrenda en justicia.» (Mal. 3:3)
La epístola de José Smith a los santos fechada en Nauvoo, Illinois, el 6 de septiembre de 1842 es conocida como la sección 128. En esta sección el profeta menciona las mismas palabras que recibió de Moroni aquella noche de 1823, pero refiriéndose a la iglesia.
«…porque purificará a los hijos de Leví, los depurará como a oro y como a plata, para que presenten al Señor una ofrenda en rectitud. Ofrezcamos, pues, como iglesia y como pueblo, y como Santos de los Últimos Días, una ofrenda al Señor en rectitud…» (DyC 128:24)
La segunda venida, Malaquías 4
En el cuarto capítulo de Malaquías, Moroni cita el versículo 1 de forma distinta a la Biblia.
«Porque, he aquí, viene el día que arderá como un horno, y todos los soberbios, sí, todos los que obran inicuamente, arderán como rastrojo; porque los que vienen los quemarán, dice el Señor de los Ejércitos, de modo que no les dejará ni raíz ni rama.» (JSH 1:37)
Una diferencia que resalta reside en la frase de la Biblia, «y aquel día que vendrá los abrasará» Moroni la sustituye por «porque los que vienen los quemarán» ciertamente inquietante para mí porque atribuye la acción a sujetos y no a un concepto indefinido como día.
Pero es una impresión y no un concepto lo que me impacta. ¿Quiénes vienen? ¿Quiénes son? Esas palabras producen algo así como una ráfaga de aire en mi mente. Son muchos, vienen organizados y con objetivos. Sin nombres conocidos, con rostros nuevos. Vienen a tomar posesión, ajenos al orden que conocemos, no se irán. Son poderosos. Tienen conocimiento y poder para destruir la raíz de la iniquidad y las consecuencias de ésta en el mundo. Será una ocupación total de nuestro mundo, una instauración de un reino.
Algunas emociones
Faltando a mi costumbre, quiero trasladar al lector, algunas emociones personales. Cosa que nunca hago en teancum.
Personalmente tengo apego al orden de nuestro mundo y soy reacio a hablar del fin de éste. Aun con sus defectos, soy partidario y defensor de las democracias occidentales y del sistema de libertades creado en nuestra civilización. Lo considero un logro mayor que cualquier otro, incluida la ciencia y la tecnología.
El hecho de que después de miles de años hayamos encontrado la forma de convivir en libertad y respeto siendo diferentes. Que la justicia asegure la propiedad y la integridad de todos frente a los poderosos. La continuidad de un estado y la temporalidad de sus gobiernos sin que por ello haya guerras civiles etc, me parece el mayor logro de nuestra especie hasta ahora.
Pero quizás estos afectos míos o suyos por las libertades, estimado lector, sean favorecidos por el crecimiento que hayamos tenido en el evangelio desde nuestra conversión. Pálidos reflejos o inicios de otros mayores ante un nuevo orden mucho más avanzado del que habla Moroni.
Por lo tanto creo que la segunda venida incluye un aumento de todos los valores y logros justos que hemos conseguido en nuestra historia. También una extinción que la opresión a todos los perseguidos por causa de su nombre
Malaquías 4:5
Continuamos con las palabras de Moroni en el versículo 5.
He aquí, yo os revelaré el sacerdocio por medio de Elías el Profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor. (JSH 1:38)
En la Biblia leemos «yo os envío a Elías el Profeta» (Mal. 4:5). En la visita a José Smith Moroni detalla que Elías vendría a revelar el sacerdocio. Muchos identificaron a Juan el bautista con Elías, pero el ministerio de Cristo no es su venida del grande y terrible día.
El Salvador mismo lo aclaró en el monte de la transfiguración. «A la verdad, Elias viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elias ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. . .” (Mat. 17:11-12). El llamamiento llamado Elias como un oficio del sacerdocio para preparar o restaurar lo desempeñó Juan el bautista. La respuesta de Cristo fue entendida por Pedro, Santiago y Juan. Pero el Señor hace referencia a un profeta llamado Elias.
Esta profecía se cumple en una visita súbita a su templo. En este caso el templo de Kirtland, Ohio el 3 de abril de 1836, lo que conocemos como sección 110 de DyC.
Kirtland, la segunda visita
A semejanza de la visita de Moisés y Elías en el monte de la transfiguración, así el 3 de Abril de 1836, tenemos una segunda donde vuelven a entregar las llaves del sacerdocio. «Moisés ante nosotros y nos entregó las llaves del recogimiento de Israel» (DyC 110:11) A continuación «Elías y entregó la dispensación del evangelio de Abraham» (12). Éste Elías, es es un llamamiento, es un profeta pero no sabemos su nombre. Una situación semejante al Elias que Cristo explicó en el monte a pregunta de sus apóstoles.
En último lugar Elias el profeta quien declara:
«He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de Malaquías, testificando que él [Elías el Profeta] sería enviado antes que viniera el día grande y terrible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres, para que el mundo entero no fuera herido con una maldición.» (14-15)
Con estas palabras en el templo de Kirtland, ocurren muchas cosas. Se cumple la profecía de Malaquías anunciada unos quinientos años antes de Cristo. Se verifican las palabras del Salvador en el monte de la transfiguración. El cumplimiento del anuncio que Moroni hizo trece años antes. Se confirma por boca de Elias lo siguiente:
«…se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación; y por esto sabréis que el día grande y terrible del Señor está cerca, sí, a las puertas.» (16)
El enfoque de Moroni
Reflexionar acerca de los inicios de la restauración nos hace entender la dimensión de ésta. Moroni nos aclara con su mensaje, que la obra iniciada no es de hombres. Es la culminación del plan milenario de Dios con los hombres. Moroni nos trae los hilos sueltos del pasado y los ata delante de nosotros. Establece una cabeza de playa en nuestro entendimiento para que podamos encajar el desembarco de llaves, revelaciones, ordenanzas y conocimiento que vendrían tras él.
Nos damos cuenta que en ningún momento de la historia pasada, han estado a disposición de su pueblo ni los fines ni los medios para completar el círculo eterno de su obra en la tierra. Ahora con las llaves y los medios se puede preparar su venida.
Es de admirarse, a poco que nos esforcemos, de la coherencia de cada suceso y cada revelación en el cuadro de la restauración. Cualquier persona que tenga interés en su estudio, podrá quizás no creer. Pero es muy difícil negar la articulación, la conexión desde el pasado remoto hasta ahora. Creo que incluso el mismo José Smith no podía sincronizar todas las consecuencias de lo recibido sino hasta después de un tiempo.
Ciertamente, acostumbrados al urbanismo avanzado de las doctrinas de la Iglesia de Jesucristo, pensemos que ésta es una iglesia más. Sin embargo deberíamos recapitular con frecuencia, hacer balance, recordar, reconsiderar. Examinar nuestros afectos e intereses.
A menudo quejosos con eso que llamamos ahora «la cultura de la iglesia» (tema que trataremos en el futuro) podemos olvidar que las llaves y ordenanzas han sido confiados a ella. Todos aquellos que se suelten de esa barra han de saber lo que pierden.
La visita de Moroni y el nombre de la Iglesia
En la última conferencia general el Pte. Nelson aclaró por qué solicitó el uso del nombre de la Iglesia y no el apodo de Iglesia mormona o mormones.
El nombre de la iglesia fue escogido por el Salvador mismo:
«…porque así se llamará mi iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.» (DyC 115:4)
No voy a resumir aquí su discurso. Me pareció muy inspirado y este artículo es fruto de la lectura de sus palabras. Realmente el nombre de la iglesia me hizo pensar en Moroni.
Cuando era investigador, hace de eso 43 años, y preguntaba por qué era tan largo el nombre de la iglesia y terminada en «Santos de los Últimos Días» se me respondía que era para diferenciarnos de los santos de los primeros días en tiempos de Jesucristo.
Sin embargo esta respuesta es una forma de «escapar» de lo que somos en realidad. Nosotros, los santos de los últimos días, nos gusta caer bien y que nos consideren buenos vecinos, buenos ciudadanos. Y sobre todo, más que nada, como gente razonable. No nos identificamos con el fatalismo, catastrofismo y somos irreductiblemente, apasionadamente optimistas.
No encontraremos a personas que crean con más firmeza y determinación que todo depende de nuestro trabajo y la actitud. Sí, eso, la «cultura de la iglesia»
Pero somos de los últimos días, por las razones que dio Moroni, quien no es un vecino nuestro. Y eso nos coloca en la noche del 23 de Septiembre de 1823 en una cabaña de troncos.
«…se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación; y por esto sabréis que el día grande y terrible del Señor está cerca, sí, a las puertas.» (16)
Gracias hno Morazaba Brito
Muy interesante todo.
Lo vi a usted la primera vez en La Luz de La Restauracion.
Fueron 2 buenos programas.
Atentamente,
Belinda Ruiz
Gracias Belinda, espero vernos en otra charla.
muchas gracias
Me ha gustado mucho este articulo
Realmente estoy muy agradecido…
Yo igualmente de que visites teancum y nos acompañes.