Aproximadamente en el año 74 A.C. en una conversación del profeta Alma con Korihor, descubrimos que tenían un conocimiento del movimiento de la Tierra y los planetas alrededor del Sol. Las palabras de Alma son un ejemplo temprano de la armonía entre el evangelio y la cosmología de su tiempo.
Pero lo más importante de este hecho es que el Señor coloca «la historia de la creación del mundo» (1Nefi 5:11) en el encabezado de cada dispensación del evangelio, tal como mostramos con Enoc, Abraham, Moisés y José Smith. Es de destacar el papel que toma en los templos de Jesucristo en la actualidad, donde el entorno cósmico conecta con el humano de manera suave y sin interrupción.
Por lo tanto la obtención de un modelo de Universo es una llave, que girada, abre puertas de desarrollo y conocimiento para las naciones y en especial para los santos.
Hoy en esta segunda parte veremos algunos modelos y el papel de la cosmología del evangelio.
Continuando con el artículo anterior, veremos el largo camino de la humanidad hasta entender la forma de nuestro mundo.
Ptolomeo
La luz que brilla comenzó a preparar nuestra mente para las grandes verdades que iban a ser reveladas al hombre de los tiempos tardíos. Veamos la primera concepción del mundo basada en la observación.
Claudio Ptolomeo nació aproximadamente en el 100 D.C. y murió en el 170 D.C. Trabajó en la biblioteca de Alejandría en Egipto. Su obra El Almagesto es una muy elaborada teoría geométrica, que aunque equivocada, es consistente consigo misma.
Como pueden ver la Tierra ocupa el centro del Universo y todos los demás cuerpos celestes, incluido el Sol, giran a su alrededor. Pero me centraré en los límites, en la esfera de las estrellas o FIRMAMENTUM que significa dar firmeza, que refuerza. En su manera de entender, necesitaban que el mundo tuviese un soporte para no caer, así como nosotros lo necesitamos en la vida.
Vemos después de Saturno (SATVRNI), la esfera de las estrellas fijas, acompañada de los signos del zodíaco. Inmediatamente después leemos PRIMUNN MOBILE. Ésta esfera representa la acción divina que ponía en marcha los movimientos de todas las esferas bajo ella. Sobre PRIMUNN MOBILE esta el HABITACVLUM DEI o el lugar donde Dios mora.
El movimiento se transmitía desde el exterior al interior, la rotación de cada esfera producía el movimiento en la inferior, siendo la influencia de los astros una componente de todo lo que sucedía en la Tierra. El movimiento era de este a oeste, tal como se ve el curso del Sol que se completa cada día.
Por lo tanto en la historia del mundo, los gobiernos de las naciones y sus reyes emanan de la acción divina transmitida sobre todos los orbes hasta la Tierra. La realeza por tanto, que se hereda por sangre, está unida a la tierra. De ahí que la unión de la realeza y lo divino componen el esquema social medieval, cuya soberanía emana en definitiva de la novena esfera o Dios. La autoridad del rey, sea quien sea quien ocupe el trono, es tan incontestable como la voluntad de Dios porque es consecuencia de los movimientos celestes. Por lo tanto no había ciudadanos sino vasallos que giraban alrededor de la realeza como los planetas lo hacían con la Tierra.
Es importante entender que estos esquemas son anteriores a los cambios sociales. No hay ningún cambio de calado en la sociedad sin que antes haya un cambio cosmológico. Hay un encaje perfecto entre el modo de entender el cosmos y la forma en que la humanidad vive en él. El modelo de Ptolomeo estuvo vigente catorce siglos.
Copérnico
Nicolas Copérnico nace el 9 de febrero de 1473 en lo que hoy sería Polonia y muere el 24 de mayo de 1543.
Su teoría coloca la Sol en el centro del Universo y los demás planetas orbitando en círculos a su alrededor.
La oposición de la Iglesia católica fue total. Los protestantes lo aceptaron porque entendían que la teoría copernicana debilitaba la posición católica muy unida a Ptolomeo y a los estamentos fijos que encontraban en esa cosmología un terreno donde se desenvolvían con fluidez. Los protestantes necesitaban un cimbreo del telón de fondo del siglo XVI para un cambio en la mentalidad del mundo. La descentralización de Copérnico lo propició.
«la condición de estar en reposo se considera más noble y más divina que la de cambio e inestabilidad; ésta última es, por tanto, más adecuada para la Tierra que para el Universo»
Si embargo Copérnico no avanza en la esfera de las estrellas. La considera un fina capa fija, no en movimiento y que limita el Universo.
El mundo de Copérnico es finito, aunque más allá de la esfera de las estrellas haya un espacio vacío. La esfera de las estrellas es fija y el espacio detrás de ellas no es asunto de la ciencia sino de la filosofía.
Digamos que Copérnico ya tuvo bastante trabajo con sacar a la Tierra del centro como para ocuparse de las estrellas. Un elemento principal de su propuesta es que Copérnico sustituye la contemplación del cielo por el empleo de la razón al escrutarlo.
Thomas Digges
Nace en 1546 y muere el 24 de agosto de 1595
Fue el primer copernicano que sustituyó la esfera fija de las estrellas por el infinito donde se extienden. Esto es un aporte fundamental. Para Thomas Digges el universo es abierto y no cerrado. Si observan la imagen inferior pueden ver como desaparece la octava esfera y desparrama las estrellas por el papel.
Su comentario es este.
«El orbe de las estrellas fijas se extiende en altitud hacia arriba infinitamente y esféricamente, siendo por ende inmóvil.
Este orbe es el palacio de la felicidad guarnecido de gloriosas e innumerables luces de brillo perpetuo, superando cumplidamente a nuestro Sol tanto en cantidad como en cualidad.»
Thomas Digges, reconoce la insignificancia de la Tierra respecto del Universo. El tamaño del orbe de la Tierra disminuye en relación al representado por Ptolomeo. Esta toma de conciencia de nuestra importancia es creada por la razón y la expresa de esta forma
«Ahora bien, dicho Orbis magnus, no siendo, como hemos dicho, más que un punto respecto a la inmensidad de ese cielo inmóvil, podremos considerar fácilmente la pequeña proporción de la trama divina que constituye nuestro mundo corruptible y elemental y nunca podremos admirar lo bastante la inmensidad del resto. Especialmente, la inmensidad del Orbe fijo guarnecido de innumerables luces que se extiende hacia arriba sin fin en altitud esférica»
Esta tendencia de descenso en nuestra importancia en el cosmos no dejará de aumentar con el tiempo. Moisés lo aprendió de la visión que recibió y por casi no poder soportarla.
«Por esta causa, ahora sé que el hombre no es nada, cosa que yo nunca me había imaginado.» (Moisés 1:10)
Giordano Bruno y Galileo
Giordano Bruno nace febrero de 1548 en Roma muere el 17 de febrero de 1600. Galileo es contemporáneo (1564-1642) Galileo lleva el heliocentrismo o modelo de Copérnico a su máxima expresión. Giordano Bruno es filósofo y cosmólogo.
Bruno es un adelantado a su tiempo, entre sus postulados destaca
1) Dos principios reales y eternos de la existencia: el alma del mundo y la materia original de la que se derivan los seres.
La revelación moderna nos dice «Los elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo;» (DyC 93:33)
2) Se creía que la doctrina del universo infinito y los mundos infinitos, estaba en conflicto con la idea de la Creación de la Biblia. Bruno habla de sistemas planetarios con vida distribuidos uniformemente a lo largo de todo el universo.
Leemos en Doctrina y Convenios «…que por él, por medio de él y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son engendrados hijos e hijas para Dios.» (DyC 76:24)
El salto filosófico de Bruno es gigantesco. Fue condenado a morir quemado en la hoguera, entre otras acusaciones por estas dos que detallo. La cosmología de Giordano Bruno describe lo que ninguna se atrevió, el exterior del Universo de la época. Y en esa descripción remueve los cimientos de su tiempo. El representaba una amenaza para el orden antiguo por eso el 17 de febrero de 1600 fue quemado vivo y no muerto como en otros casos considerados menos graves. Pero ya la verdad era imparable y se rasgaba poco a poco el velo de oscuridad.
El yugo de hierro
El geocentrismo para la sociedad de ese tiempo, así como el egoísmo para el individuo, centran la vida en el interés propio a costa de la realidad y la evidencia. A la larga ambos son un cautiverio para quienes lo sufren.
«He aquí la formación de una iglesia que es la más abominable de todas las demás iglesias, que mata a los santos de Dios, sí, y los atormenta y los oprime, y los unce con un yugo de hierro, y los reduce al cautiverio.» (1 Nefi 13:5)
El combatir esa apertura de Copérnico, Digges, Bruno y Galileo, puede considerarse la imposición de un yugo de hierro sobre los santos de Dios, sobre todos aquellos que aspiraban a la verdad y fueron atormentados y oprimidos.
De alguna manera construir una sociedad sobre una visión equivocada del mundo transmite al individuo una idea alejada de sí mismo. Vimos que, previamente a la transición nefita hacia el gobierno de los jueces, ya se disponía de una visión copernicana del mundo. Y esa transición nefita consiguió que el pueblo pasara de vasallos a ciudadanos.
«Por tanto, abandonaron sus deseos de tener rey, y se sintieron ansiosos en extremo de que todo hombre tuviese igual oportunidad por toda la tierra; sí, y todo hombre expresó el deseo de estar dispuesto a responder por sus propios pecados.» (Mosíah 29:38)
La restauración del evangelio no habría salido a luz en 1830 si antes no hubiese evolucionado nuestra forma de entender el mundo.
Las cadenas del geocentrismo nos ataban a una sociedad de yugo de hierro, de cautiverio, donde siendo la Tierra inmóvil, no prosperaría un giro en lo religioso tan vital como fue la restauración del evangelio.
Así, tampoco prosperó en Sinaí un evangelio mayor con aquellos israelitas de mentalidad egipcia aun atados a faraón como centro del mundo, aunque «Moisés claramente enseñó esto a los hijos de Israel en el desierto mas endurecieron sus corazones» (DyC 84:23)
La restauración nos libra de nuestro faraón pasado y es el eslabón entre el ser humano y el cosmos que Dios organizó.
El Señor de la viña y el Cosmos
La cosmología copernicana fue finalmente adoptada con dificultad por el cristianismo, pero éste no desarrolló ningún arquetipo espiritual para el ser humano. Incluso hoy, no hay una integración del cristianismo en general, con los modelos cosmológicos modernos tal como sí existía en el pasado entre religión y el modelo de Ptolomeo. Desde entonces las religiones van a regañadientes tras el Universo creciente.
Así que, sin la restauración del evangelio, el hombre moderno tendría un diván cojo de tres patas para tratar con su alma, un diván no más elaborado que el modelo de Copérnico de 1543. De ahí la cada vez mayor orfandad del creyente que contempla cómo se expanden los cielos y se empequeñece su fe.
La cosmología de la restauración que menciono, no es una cosmología como tal, ya que el evangelio restaurado no se ocupa de la evolución y origen del Universo. Pero, tal como lo entiendo, la Cosmología debe incluirnos como parte del Universo y sus teorías, debe llegar no hasta el planeta sino hasta las personas que lo habitan. Ese eslabón que falta es lo que provee la restauración del Evangelio y es el que se le dio a Abraham, Moisés y José Smith. Es más, con el cometido de presentarlo ante Faraón, en nuestro caso ante el mundo.
En teáncum hemos trabajado con ahínco en extraer esa cosmología del evangelio. Por lo tanto, a diferencia con otras religiones, tenemos ideas claves que nos permiten entender el origen y evolución del ser humano dentro del Universo y como efecto colateral, podemos intuir el entorno de ese cosmos futuro.
Mundos sin fin
En la restauración, no hay círculos que se cierran con el final de su obra en la tierra, tampoco hay límites ni finales. Su doctrina es original, su obra se desarrolla en el tiempo, por lo que se asemeja más a una espiral ascendente.
La salvación, entendida en otras religiones, es cerrada y estática, asemejándose en esto al modelo copernicano, donde el cielo limita a la Tierra y sus habitantes. Si observan el esquema de salvación o cosmología de otras creencias, notarán que su movimiento es lineal y limitado. Su límite es el cielo y en él no hay más desarrollo que una escena estática. Podríamos decir que la divinidad en el cristianismo, antes de la restauración, es semejante a la esfera de las estrellas de Copérnico, fija y delgada y finita.
Ese mismo modelo se traslada al cielo cristiano donde se sustituye al Sol por Dios y a los planetas por los redimidos.
En la restauración el cielo se abre a los hijos de Dios y estos, como colonos, expanden la luz de Cristo y no solo para alumbrar a los de la casa. (Mt.5:16)
Si al lector tiene interés en este punto, puede leer los artículos referentes a la sección 76 de DyC
El Big Bang y la restauración
Este enunciado podría motivar un trabajo futuro.
Actualmente aceptamos un Universo que tuvo un nacimiento y que tendrá un final. Puede ser en un Big Crunch, si la expansión es vencida por la fuerza gravitatoria de la materia y de nuevo se contrae en una singularidad. O bien continúa expandiéndose y toda su materia se enfrié hasta ser inerte en el cero absoluto. Si llega a un punto de equilibrio el resultado será el mismo.
En las nuevas escrituras se menciona con insistencia la idea «de eternidad en eternidad»
«Por estas cosas sabemos que hay un Dios en el cielo, infinito y eterno, de eternidad en eternidad el mismo Dios inmutable, el organizador de los cielos y de la tierra, y de todo cuanto en ellos hay» (DyC 20:17)
Algunos, entre los que me incluía hace un tiempo, piensan que esto delata un Universo cerrado que vuelve a expandirse después del Big Crunch. Cada una de esas pulsaciones sería una eternidad para Dios. El problema de este planteamiento es que el final de éste modelo de Universo, sería una singularidad de infinita densidad y energía con tiempo y espacio cero. En ese panorama es difícil pensar que algo o alguien exista en o fuera (no existe fuera) del Universo.
Sin embargo recientes observaciones del James Web ponen en cuestión el modelo aceptado del Big Bang. Se han encontrado galaxias bien formadas a 180 millones de años luz del inicio del Universo, eso es demasiado temprano y no coincide con la teoría.
El problema actual
Pondré un ejemplo de la paradoja encontrada por el James Web en galaxias como la CEERS-93316..
Imagine que usted tiene 50 años de edad. Entonces desde un planeta que gira alrededor de una estrella a 46 años luz de la Tierra, un científico extraterrestre, a través de un avanzado telescopio, recibe la imagen de la tierra y de usted, empleando la luz emitida hace 46 años.
La imagen que recibe le mostrará con 4 años de edad.
La sorpresa es que se le ve con barba recia y algo alopécico conduciendo su vehículo junto a su familia camino de un resort en la playa, cuando se esperaba ver a un niño de 4 años.
Este científico extraterrestre, tendría que reconocer que, siendo la velocidad de la luz constante, la escala de edades para los terrícolas está equivocada y tendría que replantearse de nuevo el inicio y evolución de la vida humana.
Esa es la situación en la que se encuentra la teoría del Big Bang, por lo tanto hacer paralelismos entre la declaración de las escrituras y las teorías cosmológicas actuales es arriesgado porque todo esta a punto de cambiar. Se avecina una revolución semejante a la que produjo el modelo Copernicano y en teáncum estaremos pendientes porque nos afecta.
La posición de la restauración.
Hablo de la restauración y no tanto de la Iglesia porque la restauración es un movimiento inconcluso que se despliega como un árbol y muestra progresivamente los misterios escondidos en sus ramas.
Como Iglesia somos llevados en la restauración y estamos situados maravillosamente en el conocimiento del Universo. Nuestro concepto de la divinidad es tremendamente original y avanzado. Encaja a la perfección con el Universo infinito, dinámico e inmenso que estamos descubriendo. Nuestra teología alumbra aspectos inéditos que proponen a un hombre universal inscrito en un plan aplicable a la inmensidad del Cosmos. Y lo mejor de todo es que lo conocemos porque Dios mismo lo reveló en Palmyra.
El modelo de Universo que tengamos en nuestra mente, se incorpora como esos esquemas del pasado, a nuestra más profunda constitución. Llega a ser el diván donde meditamos las cuestiones inacabadas del alma, donde encajamos los aspectos trascendentes de nuestra vida. Por eso el Señor los revela y amplia en cada dispensación para que, igual que cambiaron silenciosamente a los hombres en sus siglos, preparen a Israel para contemplar la gloria de Jehová.
El Señor nos prepara para el advenimiento de un mundo nuevo. Para eso necesita, no a vasallos, sino a ciudadanos de los cielos. El plan de salvación es la cosmología del alma y se curva a nuestro alrededor en el tiempo. El planisferio del plan de salvación que tenemos los santos, es una representación plana de un movimiento muy complejo. Nos muestra mundos sin fin.
En la restauración, estamos familiarizados con lo infinito, lo dinámico, el progreso o evolución, la afinidad con la materia, nuevas dimensiones, la vida extendida por el cosmos, la inmensidad del espacio. Hemos olvidado al dios de la apostasía el que habita en la novena esfera y origina todo lo visible.
Se nos ha mostrado el gran secreto de la restauración y podemos afirmar que El misterio de la divinidad ¡cuan grande es!