sábado, febrero 1, 2025
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Los templos de Jesucristo

Hay cosas que es mejor cantarlas pero yo no sé cantar.

Hay cosas que es mejor cantarlas pero yo no sé cantar, solo contar.
Los templos de Jesucristo son su Casa, allí se revela la respuesta pendiente

Y me dijo: ¿Comprendes la condescendencia de Dios?

1 Nefi 11:16

Fuera de Edén, ahora estamos en su viña. En ella, como Adán, cultivamos un árbol de la vida, crece con cada nombre enviado, sí como el primero que anidó en sus ramas, Cyrus Neyman. Viendo sus frutos, respondemos a la pregunta como Nefi

«…es el amor de Dios que se derrama ampliamente en el corazón de los hijos de los hombres»

1 Nefi 11:22

El cuidado del alma que recibimos en los templos de Jesucristo, nos recuerda la infancia en los cielos. Los santos se engalanan con sus ordenanzas, aprenden a vestirse con esmero ajustando sus convenios para ser admitidos en la fiesta de bodas del Rey.

Pero el apóstol Pedro nos previene:

Vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar

1 Pedro 5:8

El adversario desea que volvamos de nuevo al jardín, donde no necesitamos túnicas de pieles. Pero en esta sabana, donde vivimos, somos gacelas y ese león ruge a nuestro alrededor y te busca a tí, porque obedeciendo a Dios, te opones a su poder.
Desde nuestro nacimiento nuestro cuerpo lucha para no perecer y lo hace investido del sistema inmune. Nuestra alma también fue dotada de una túnica de pieles común a la humanidad.

Pero conociendo el Señor la fuerte amenaza que pende en sus filas, preparó una investidura de poder y conocimiento para cubrir su vanguardia.

“Pues he aquí, he preparado una magna investidura y bendición que derramaré sobre ellos, si son fieles y siguen siendo humildes delante de mí.”

DyC 105:12

En contienda

Sin los templos de Jesucristo y su investidura, no tendríamos poder ni inteligencia de enfrentar al enemigo rugiente.
El templo revela la naturaleza predatoria del mundo y desmonta la farsa seductora del adversario. Sí, no es tan importante buscar el deleite como conservar la integridad, que es la vida. Por eso volvemos a ocupar nuestro lugar en las filas y somos investidos con las armas antiguas.
Al tomar sus ordenanzas, volvemos a ser visibles y objetivos para el adversario.

Los templos de Jesucristo

Aquí en la contienda, el Padre y su Hijo nos comandan y Mamá nos espera en casa. Cinco convenios hacemos y uno de ellos es el pulgar que abraza al resto. Con ellos empuñamos la misma espada con que defendimos el albedrío.

Las ordenanzas preparatorias y la investidura están trenzadas con la fuerza de nuestro Padre y la delicada protección de nuestra Madre.

Aquel que descuida la integridad y coyunturas de sus convenios, peligra de ser atravesado por aquel que busca la grieta. Aquellos que caen y niegan al Hijo exponiéndolo a vituperio, detienen el giro eterno en sus vidas y cayendo conducen a cientos por senderos extraños.

El incienso del templo

El Señor mandó en cada dispensación la construcción urgente de una casa a su nombre. Él necesita su embajada para representar a su reino y asistir a su pueblo «porque son peregrinos en una tierra extraña» 23

La manzana del templo es un preludio de la instrucción, es parte integrante de su Casa, así como la playa lo es del mar. Los templos de Jesucristo, claman en el desierto de un mundo caído, esa luz brillando en el asfalto es igual que la del árbol en el desierto oscuro y lúgubre.

Su luz que destella día y noche, alumbra a todos los que buscan su moneda perdida. Algunos remueven su vida hasta encontrarla y vuelven jubilosos, los brazos en alto dando gracias, sí uno de cada diez 17
Los jardines acogen al visitante reflejando el brillo de su gloria y anticipan un orden perfecto, una tierra vivificada que se avecina.

Quizás atribulados por la enfermedad y el pesar, llegamos a sus atrios deseando tocar el borde de su manto que son sus convenios y ordenanzas. Sí, con la promesa de recibir un cuerpo de los que habitan en los parajes prometidos.

La abundancia de todo

Al mirar, oler y tocar con reverencia en su recinto, «somos coronados con bendiciones de arriba» 4 y atisbando sus ventanales intuimos «mandamientos no pocos, y con revelaciones a su tiempo» 4

La naturaleza ajardinada de plantas, insectos, aves, fuentes de agua, se nos adelanta testificando del Creador y participan en la investidura soplando desde fuera. Para aquel que guarda sus convenios la creación le acompaña y escucha con placer cómo toda ella rumorea dia y noche sus alabanzas.
Entonces descubrimos cuál es la abundancia que se esconde en la escritura

«de cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra»

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Los templos de Jesucristo

Aquél que busca la abundancia en los templos de Jesucristo, ya en la explanada y antes de entrar, nota la blancura de su Casa y reconociendo su pobreza de ropas 27, se inclina sin ser visto a «Ofrecer un sacrificio al Señor su Dios en rectitud, sí, el de un corazón quebrantado y un espíritu contrito.» 8
Estos son los «…que no serán quitados de su lugar» 45 son aquellos que

«serán como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo,»

Salmos 1:3

Esa atmósfera, que contrasta con el mundo exterior, recrea el incienso que rodea su morada. Invita a guardar silencio interior, necesario para escuchar el viento que recorre su Casa y que abre los postigos del alma.

La limpieza de su entorno sugiere la conveniencia de la nuestra. Su cuidado permanente es semejante a nuestro arrepentimiento diario, para que el pecado no se acumule como el polvo y las hojas muertas en el atrio de nuestro templo interior.

Las trompetas del sacerdocio

Cuando viajamos a los templos de Jesucristo somos como Abraham, que buscaba mayor felicidad, paz y reposo, deseando ser poseedor de gran conocimiento. Tal como él, buscamos «nuestro derecho en el sacerdocio» para recibir las promesas. Pero no fue solo, llevó a toda la parentela que quiso acompañarle.

El templo lugar de adoracion

Como Abraham, en el dintel del templo, acudimos como príncipes de paz, llevando con nosotros a las naciones de los olvidados. Personas cuyos nombres nadie recuerda ni ya los labios pronuncian. Muertos para el mundo, sin embargo, los buscamos por montañas y valles.

Cuando pronunciamos sus nombres vibran en las ordenanzas. Ellas en nuestros labios, son las trompetas anunciando que el reino de los cielos se ha acercado. Toda su historia se levanta del polvo en el bautismo vicario. Al salir del agua, ellos salen del olvido. Sus nombres baten el aire que una vez respiraron y alcanzan sutilmente los lugares de su vida pasada.

Los santos, al oficiar en el templo, cantan y danzan a la manera del Señor. Se mueven como juncos acariciados por el viento de su casa y cantan como ángeles al ser fieles en cada nota de la partitura celeste.
Todo ello es transparente para el ojo natural pero claro para el ojo del contrito y quebrantado

Enseñanza en el vestíbulo

Así como Moisés fue a faraón a recoger Israel, con sus llaves vamos a la casa de la muerte a reclamar los nuestros. Entonces, por el poder de sus ordenanzas, abrimos el abismo cerrado desde la creación, para que pasen por tierra seca a la casa de la vida.

El vestíbulo en los templos de Jesucristo se asemeja a la muerte. Obsérvate bien, porque lo que tengas al pasar es lo que eres y lo que te llevaras de este mundo. Por eso es una casa de conocimiento, despojados del hombre natural, vemos con claridad lo espiritual.

Enseñanza en el vestibulo del templo

En su interior, al igual que nuestro Señor, que con unos pocos panes y peces alimentó a miles, ustedes mis hermanos, en el templo al consagrar su vida, hacen que ésta se multiplique para las multitudes que la perdieron, por eso Él con una sola salva a muchas. Tal es el poder de sus ordenanzas que expande a lo débil del mundo para trillar a las naciones de los muertos y de los vivos.

Si meditamos en ello, vemos una versión suave del principado futuro, pues al contrario que fuera donde todo ha de ser compelido, en sus salas todo fluye hacia nosotros en los afluentes de sus ordenanzas.

El templo interior

 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

1 Cor. 3:16

Cada uno tenemos un templo interior y podemos asistir tan a menudo como queramos. Tenemos sus convenios alineados, ordenanzas, la promesa del hogar celestial y un velo en nuestra mente que intentamos atravesar. Por eso las ordenanzas y sus salas tienen la forma del alma.

Pero si no la cuidamos, dice Él «no vendré a ella, ni mi gloria estará allí; porque no entraré en templos impuros.» DyC 97:17

El templo interior se manifiesta en el atrio de nuestra alma, donde hacen nidos los pajarillos del cielo. Por eso «deben cuidarse aun los santificados» DyC 20:34, sí, procurar que la pequeña explanada de nuestro templo interior, sea un lugar de reposo y no de contención. Con agua para el sediento, reposo para el cansado y consuelo para el atribulado.

Los templos de Jesucristo

Al meditar en sus ordenanzas y sus estancias, recorremos nuestra alma de pies a cabeza, frecuentar esa práctica alinea su interior al grado que toda ella emula la arquitectura de la investidura.
Entonces entendemos la escritura

y para vuestros oráculos en vuestros lugares santísimos en donde recibís conversaciones”

124:39

Al meditar en sus estancias, vemos al Señor separando abismos de pecados de nuestra alma así como las aguas de la tierra, para que nuestros pies anden firmes en tierra seca. El hace florecer las buenas obras para que llenen nuestra vida y que su semilla produzca frutos según su clase.

Acudiendo con esperanza

El pueblo del antiguo Israel solo pudo acercarse al borde del Sinaí, más adelante al atrio del tabernáculo. Pero en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, los santos atraviesan el velo en el nombre de Jesucristo.

En el salón celestial no hay ordenanzas, solo paz y conocimiento pero sigue siendo un lugar de instrucción. Estamos reunidos en la sociabilidad de allí, todos juntos coherederos como antaño, en un mismo grupo celebrando nuestra victoria del mundo por la fe.

Los templos de Jesucristo

A los templos de Jesucristo acudimos con esperanza, aunque vengamos de un mundo que la repudia.
En la primera creación de nuestro Padre, Él llevó la esperanza sobre la faz de su primera viña, entonces un abismo. El soportó la oscuridad primera porque tenía su corazón colmado de anhelo por conocernos y esa fue la primera luz que brilló desde su seno llenando la inmensidad del espacio.

__ Entonces viene a mi un pensamiento, repentino: que Él cantó la ordenanza de la creación, solo ésta clase es inabarcable en palabras, tal que ha de ser cantada. El canto de la creación atrae a la inteligencia como la luz a las polillas __

De igual forma, desde este nuevo abismo donde el mundo «gime bajo la obscuridad y la servidumbre del pecado» 49, acudimos al templo con esperanza en lo que aún no vemos. Así emulamos al Padre cuando, nuestro «espíritu obra sobre la faz del agua» 2 trayendo luz a los que estaban en tinieblas.

Adelantada a la fe, la esperanza señala jubilosa la dirección del «juramento y convenio del Padre, que él no puede quebrantar, ni tampoco puede ser traspasado.» 40 y nos dice impaciente con la mano.

¡vamos…vamos…vamos!

La adoración

Aquellos que adoran en el templo interior o exterior, “recibirán salud en el ombligo y médula en los huesos” 89 porque la instrucción de su casa, la meditación en sus ordenanzas es vida para el alma. Ese tuétano en la médula es el conocimiento de sus misterios que se atesoran en lo más íntimo de nuestro ser.
Desde el interior vivifica todo el cuerpo, no por sangre y alumbra a los de la casa, no por fuego.

Al asistir, dejándolo todo, con reverencia, adquirimos la vida del templo. La adoración es adorno que engalana el alma, nuestra confianza se fortalece y su doctrina destila como rocío inspirándonos a decir…

Pero yo, por la abundancia de tu misericordia, entraré en tu casa; con reverencia adoraré hacia tu santo templo.

Salmos 5:7
Reverencia en los templos de Jesucristo

En el templo actuamos como el Dios de los pajarillos no dejando que los caídos a tierra lo hagan sin tener nueva vida. A cada uno lo contamos como nuestro y asemejamos al Padre, haciendo brillar nuestro Sol sobre todos ellos.

Sobre nuestros muertos, enseñó el profeta José Smith «…Porque su salvación es necesaria y esencial para la nuestra» DyC 128:15 Notando en esas palabras cómo el tapiz familiar sigue abrigándonos más allá del mundo, eso también es salvación.

Mediante la obra vicaria tejemos cual Penélope, fibra a fibra, nombre a nombre la red familiar que dará consistencia a nuestro principado. Flexible, fuerte, condescendiente como el árbol de la vida.

Sin ser compelido

El profeta enseñó en Ramus que “la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá” pero cómo será nuestra presentación en la sociedad de allí, si los olvidamos aquí, cuando podemos hacer tanto por los de allá.

Los templos de Jesucristo

Por eso, aquel que mete la hoz en su obra, atesora para sí mismo, de modo que no perece… si… no perece en las fauces del que ruge a nuestro alrededor.

Por lo tanto, la obra del templo es la hoz que recoge a nuestros antepasados, siendo ellos el soporte de nuestra gloria futura. Es la aurora adelantada de nuestro principado, al que hemos hecho gavillas en el granero del Señor.
Es el dominio eterno que sin ser compelido fluye hacia nosotros para siempre, es la multiplicación de nuestro talento.

Por eso, el valor de un alma es grande a la vista de Dios… porque Él las multiplica. Por tanto, cada uno de nosotros es un trofeo codiciado por el adversario, porque cada uno es un príncipe de paz, padre y madre de muchas naciones y el adversario aborrece el crecimiento y la generación.

Los templos de Jesucristo

En referencia a aquellos que retrasaron la construcción del templo de Kirtland el Señor dijo:

Los que no son escogidos han cometido un pecado muy grave, pues andan en tinieblas al mediodía.

DyC 95:6

Si descuidamos el templo y su obra, estamos en tinieblas al mediodia. Al andar en sus ordenanzas y convenios lo hacemos sobre “un pavimento de oro puro del color del ámbar” 2, este pavimento son las ordenanzas de la Casa de Israel. Es por donde caminan los pies del Salvador con sus marcas de clavos, que son los signos de nuestro sumo sacerdote. Por eso su cuerpo resucitado conserva las marcas de su convenio con el Padre.
Por lo tanto, al declarar…

He aquí, yo soy la luz; yo os he dado el ejemplo.

3 Nefi 18:16

…se nos concede el privilegio de seguir su ejemplo en el nuestro. Siendo las marcas de los clavos llagas para el mundo, sin embargo son fuentes de luz y conocimiento para los santos.

Redencion en los templos de Jesucristo


Así, caminando en rectitud por la obra vicaria, realizamos un ministerio semejante al suyo. Echando nuestras redes en el lugar tenebroso, rescatamos las almas de los que moran en las sombras.
Se cumple también en nosotros la escritura

El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; a los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.

Isaias 9:2

Entonces no alumbraremos solo a los de la casa sino a la inmensidad de las generaciones.
Estimados amigos, estamos al medio día, escojamos andar en su luz. Roguemos al Señor de la luz que nos guíe, si con

“la luz que brilla, que nos alumbra…la cual procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio”

DyC 88:11-12

12 COMENTARIOS

  1. Preciosa descripción de entorno y del interior de la Casa del Señor. Se entiende todo.
    Gracias por ser tan transparente.

  2. Me he quedado, maravillado de como has presentado los simbolismos que encierra la obra del templo y el exterior, con sus jardines e iluminación. Soy obrero por primera vez y tu presentación me ha ayudado mucho.

  3. Que maravillosa la manera en cómo expresa y desmenuza estas verdades eternas. Me cuesta mucho la lectura en general, pero leer sus artículos me atrapan y me llegan directo al corazón. Gracias por todo el aporte.

  4. Hermoso tema has elegido. Sentir que soy invitada a esa hermosa casa es lo más sublime de la vida. Ya los jardines predicen la paz que se respira en el interior.
    Gracias por tu poesía. Me gusta disfrutar de los poemas de los cielos en todas sus facetas. Cuidate mucho!

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