sábado, febrero 1, 2025
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Edificar sobre la roca en la modernidad liquida (1)

modernidad líquida

La modernidad líquida,  es un concepto que describe un desafío para los santos de los últimos días. No tanto en nuestra condición de miembros de la iglesia, sino en cómo sostener esa condición en el entorno cambiante e impredecible donde se  desarrolla la descomunal tarea de la restauración.
Edificar sobre la roca en la modernidad liquida y conocer esos cambios y en cómo nos afectan nos ayudará a comprender mejor nuestros temores, las incertidumbres y cómo convivir con ellas.
Comentaré, además de las escrituras, algunas ideas de Zygmunt Bauman en su obra «Modernidad líquida», sus reflexiones me han ayudado a situarme mejor en este desafío apasionante.

La parábola de la edificación

La parábola de los dos constructores en encuentra en Mateo 7: 24-25 y en Lucas 6:48-49.
Mateo resalta al que construye en la arena «…un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Y descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.»

modernidad líquida

Lucas describe mejor al hombre que lo hace en la roca «…al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.»


Esta parábola tiene un aspecto, no solo personal, también nos habla como comunidad, de cómo edificamos nuestra sociedad, por tanto también es una analogía de la obra colectiva que realizan los pueblos. De ahí que, para que podamos vislumbrar nuestro presente y futuro, con precisión, sólo hemos de reflexionar en esta parábola como Nefi lo hacía, desde la «ciencia de los judíos» (1) o en nuestro caso desde la perspectiva de nuestro tiempo.

La roca

Los dos aspectos más relevantes de esta parábola son los terrenos de construcción y sus requisitos. Por una parte el terreno compuesto de rocas es compacto y con forma, sus componentes minerales están fuertemente unidos y suelen estar ocultos por una capa de tierra.

Para llegar a la roca,  antes se ha de atravesar la arena y ésta invita a quedarse ahí y no trabajar más en un empeño situado en un futuro desconocido, más abajo.
Para trabajar en ese futuro, se necesita determinación y voluntad. Cavar, ahondar y fundamentar son procesos del alma usados con frecuencia en las escrituras, requieren madurez y una decisión de permanecer y administrar la tierra, que después necesitará urbanizarse y perpetuarse en el tiempo.

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La arena

El terreno arenoso es suelto, sin forma y sus componentes son granos individuales. Quien edifica en él no solicita una alianza con la roca, su intención no es permanecer, porque no tiene la voluntad de perpetuarse en el tiempo ni de administrarla, su tiempo sobre ella es efímero.
Siempre entendemos que el que edifica sobre la roca lo hace sobre Cristo y es correcto.
Sin embargo, ambos constructores no son ermitaños, no se afanan en soledad sino que son parte de una geografía (nuestra época) y de una comunidad (nuestra sociedad). Por lo tanto esta escritura se despliega, a poco que nos esforcemos, en significados profundos y extensos, aplicables a nuestra vida en muchos aspectos.
Propongo que al hilo de estas palabras reflexionemos en la puerta que nos abren las escrituras para entender nuestro mundo y que lo hagamos con nuestra ciencia.

La geografía anterior.

Es difícil entender nuestra situación como santos en el 2017, si no volvemos la vista atrás y comparamos.
Por decirlo de alguna forma desde 1830 en adelante, incluido principios del siglo XX, la iglesia de Jesucristo se edifica en un entorno rocoso. Esto es, en una época donde primaba la razón como rectora de la actividad humana (usted pensará ¿y ahora no?)

En ese sentido Bauman llama a ese periodo «la modernidad pesada» sugiriendo con esta definición la época donde predomina lo grande, lo pesado, la potencia, el crecimiento acelerado. La actividad humana tiende a dominar el espacio oceánico, atravesar continentes y a pisar los espacios vírgenes que nunca conocieron el pie humano. En su libro «La modernidad líquida» nos dice:
«La modernidad pesada fue, después de todo, una época en que se daba forma a la realidad a la manera de la arquitectura o la jardinería; para que la realidad se ajustara a los dictámenes de la razón…Era una época que soñaba con legislar para hacer de la razón una norma de la realidad» (pág. 53)

El ciudadano

modernidad líquidaAquel ciudadano habitaba un entorno sólido con una ley basada en certezas sólidas. Éstas podían cambiar de lugar pero no dejaban de existir. La consistencia del evangelio y su doctrina era acompañada por la consistencia de las costumbres y los hábitos de su tiempo.

El colegio era una prolongación de la autoridad paterna y el maestro un aliado. Una falta en ese lugar, fuera de las paredes del hogar, se transmitía  y resonaba como estruendo en el mismo refugio de la infancia. Cuando ahora se habla de la motivación en la educación, en la modernidad pesada, regía la voluntad y el deber (cualidades de quien edificaba en la roca) y ambas ponían en marcha la acción humana desde la misma infancia. Un proyecto admitido de forma natural y sin debate era la creación de una familia.

La física de los sólidos dominaba en cualquier actividad, por eso no había incertidumbre en cuanto a qué deberes personales eran urgentes ni a qué fines debería orientarse nuestro vigor, ya que, las formas de las cosas presentes o futuras eran como esculturas que bordeaban cualquier camino emprendido.

La modernidad pesada

A diferencia de hoy, en la modernidad pesada, había un problema de medios, pero no con los fines, éstos eran claros. Citando a Gerhard Schulze (pag. 67) Bauman nos dice acerca del problema de nuestro presente «No saber cuales son los fines, en vez de la tradicional incertidumbre causada por el desconocimiento de los medios»  ilustra esta idea la famosa frase de los laboratorios «hemos encontrado la solución, ahora buscaremos un problema» o la típica pregunta con el móvil nuevo ¿Para que me puede servir esto?

La modernidad pesada se hace visible en la revolución industrial, al mismo tiempo que la restauración comienza su curso. Veo una intención divina en sacar a luz su obra en el tiempo adecuado. Imagino la restauración ahora y se me antoja que tendría muchos más problemas que los que provocaban las turbas en Missouri. Para edificar en la roca se necesita un entorno rocoso. El carácter de los pioneros es un ejemplo claro del imperio de la voluntad sobre la motivación.

En ese tiempo el paisaje de muchas naciones se llena de inmensas fábricas, el acero está presente como un elemento más de éste. La sociedad, unida a esa febril actividad y asombrada de los logros y de los métodos empresariales, siente la obligación de planificar en un tablero los mínimos detalles. La impresión que recibe el ciudadano es que la naturaleza de la sociedad que se va formando es ayudarlo en los desafíos de la vida, de la enfermedad y la incertidumbre de la vejez. De modo que ese terreno rocoso es la garantía de su futura estabilidad cuando «…[descienda la lluvia, y vengan ríos, y soplen vientos y azoten aquella casa]» (2)

La familia

La familia seguía siendo una institución aliada con el entorno, aunque sufriese por los cambios. El trabajador veía en los propósitos de la empresa, una extensión de los suyos y ambos, fábrica, maquinaria, dirección y fuerza laboral estaban obligados a formar una unión duradera situándose en un mismo lugar geográfico.

Unos principios parecidos se compartía en la iglesia, como era el orden, la jerarquía, las normas, comités, objetivos, metas. De hecho el lenguaje emprendedor ha sido muy familiar en nuestras reuniones de liderazgo y el modelo de éxito de ese tiempo, semejante al nuestro. Con esto quiero resaltar que la iglesia navegaba en un entorno conocido y que nuestra visión de las cosas, en general, era la vigente. El terreno conectaba con nuestros modos y forma de entender la vida.

modernidad líquidaEn contraste a esta descripción, veamos la del edifico del sueño de Lehi «…y vi del otro lado del río un edificio grande y espacioso que parecía erguirse en el aire, a gran altura de la tierra.» (3)
Esta visión es tanto espiritual como temporal.

El extraño edificio

La  extraña «levitación» de ese gran edificio no creo que fuese un reclamo para su venta, ni para trasladarnos con la familia. No ya edificado en la arena, sino en el aire, representa lo opuesto a lo seguro y estable, lo contrario a la roca. De hecho en su interior había una multitud de individuos y ninguna familia «…estaba lleno de personas, tanto ancianas como jóvenes, hombres así como mujeres; « (4) individuos mezclados en una actitud disipada. Incapaces de construir lazos familiares, no obstante mostraban estar vinculados por un lenguaje de gestos rudos en sus formas y torpes para describir los sutiles movimientos que se producían cerca del árbol. De  hecho, eran incapaces de explicar su propio mundo ya que este se sustentaba en una extravagancia.

Si, una multitud de solitarios granos de arena. Para aquellos del edificio que por un momento se dieran cuenta de su situación real, Bauman nos propone un ejemplo, esta vez de unos pasajeros en un avión.

Ford

«En  cambio los pasajeros del avión del «capitalismo liviano» descubren con horror que la cabina del piloto está vacía y que no hay manera de extraer de la misteriosa caja negra rotulada «piloto automático» ninguna información acerca del destino del avión…» (pag. 65)
modernidad líquidaEsa sensación de vértigo al ver la cabina vacía del avión o la inseguridad en el edificio, si se toma uno la molestia de mirar hacia abajo y observar un abismo sin cimientos, son sensaciones distintas a las que los santos experimentaban en 1903 cuando Henry Ford anunciaba su Ford T.

La propia organización del trabajo en su fábrica era una especie de plan de salvación para sus trabajadores, que ganaban 5$ diarios, eso representaba más del doble de lo acostumbrado entonces.
Bauman nos detalla » La fábrica fordista el modelo más ambicionado de la racionalidad en la época de la modernidad pesada, era un lugar de encuentro cara a cara, pero también era un tipo de matrimonio- del tipo hasta que la muerte nos separe – entre el capital y el trabajo»

El terreno familiar

A semejanza uno de otro, el matrimonio y la familia se sustentaban en un contrato en su aspecto civil y en un convenio en su vertiente religiosa. Ese terreno familiar compacto, ciertamente limitaba la libertad de los participantes, no obstante, no reprimía aspiración alguna ya que fuera de esos lazos,   el terreno por lo general, no propiciaba la germinación de nada que no fuera en consonancia con el entorno. En cambio brindaba seguridad y estabilidad,  una plataforma segura, por lo general, para la maduración de los hijos.
Con esto digo que esa época, no exenta de desafíos, sin embargo todo sugería la adopción del futuro sin reservas, el futuro como algo deseable y proponía al hogar como lugar del cumplimiento de las aspiraciones.
Diganme estimados lectores ¿podemos decir eso mismo ahora?

El problema de la paja

Bauman nos presenta un problema antiguo del pueblo de Israel.

«De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; que vayan ellos y recojan por sí mismos la paja.Y les impondréis la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, y por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.» (Éxodo 5:7-8)

modernidad líquida

Actualmente nos encontramos con un problema parecido, cada vez se privatiza más las tareas realizadas por esa razón pesada, por la fuerza del estado que construyó el mundo. Bauman nos comenta
«Los riesgos y las contradicciones siguen siendo producidos socialmente; solo se está cargando al individuo con la responsabilidad y la necesidad  de enfrentarlos» (pag 40)

La antigua seguridad en el futuro, se ha sustituido por la incertidumbre. Las pensiones, la natalidad, el empleo, la formación. Escucho con insistencia el volcado de responsabilidad en los individuos a los que se les ha despojado de la paja que el estado de faraón debería proporcionar. No es necesario que nos flagelen, nosotros mismos lo hacemos con eficacia, cuando nos culpamos por no habernos esforzado lo suficiente, por no haber aprovechado, no haber visto, no haber sido o no haber nacido de otra forma o con otro cuerpo.

Edificar sobre la roca en la modernidad

Por otra parte los cantos de sirena de aquellos que prometen que un estado fuerte y extenso lo solucionaría todo, aleja aun más si cabe la esperanza.
La familia, edificada sobre el matrimonio, cuando antes era parte de la modernidad, ahora esta fuertemente asediada por nuevas definiciones de familia y matrimonio. Ante esta disgregación solo queda el individuo enfrentado a un universo hostil.
Decididamente estamos en terreno arenoso o como lo llama Bauman la modernidad líquida.

Fuera del evangelio hace frío y cada vez más.

(En el próximo artículo veremos más de cerca la situación actual en la modernidad liquida y nuestro desafío como miembros de la iglesia en 2017)

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