sábado, febrero 1, 2025
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La física del arrepentimiento y el milagro del perdón

No solo conmovida sino asombrada, toda la creación vio estupefacta cómo aquel joven mostró la autentica constitución del mundo

No somos los primeros hijos de Dios que vienen a un mundo para ser probados. Esto se deriva de su afirmación

«Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado.» Moisés 1:33

Sin embargo su plan para esta Tierra, parece abandonar la secuencia principal de las soluciones de salvación para los mundos. Digamos que, sin considerarnos únicos, aquí se han necesitado acciones especiales. Esta conclusión la obtengo del estudio de las escrituras y de la investidura del templo. Siendo imprudente extenderse en este asunto, sin embargo de forma colateral, me ha llevado a reflexionar sobre la física del arrepentimiento.

Siguiendo al profeta Alma

Quiero hacer un inciso, como de costumbre, al inicio del artículo. El profeta Alma usó las cosmología de su tiempo para mostrarle a Korihor la existencia de Dios y Cristo.

«…todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo.» Alma 30:44

Alma hace un esbozo del sistema copernicano que lleva implícita una ley de gravitación, descubierta por Newton más tarde, pero queda lejos de describir el universo de Einstein. Sin embargo el planteamiento que hace ante Korihor, no queda invalidado en ninguno de los descubrimientos futuros, sigue siendo válido para nosotros aun cuando el conocimiento del cosmos ha aumentado en gran manera. Pero si ante Korihor hubiera expuesto el universo de Ptolomeo, donde la tierra está inmóvil, su testimonio no sería consistente, seria incongruente con la realidad.

Cuando leemos

«Y descendieron en el principio, y ellos, esto es, los Dioses, organizaron y formaron los cielos y la tierra. Abraham 4:1

Vemos una creación más técnica que la relatada a Moisés. Abraham, tal como Alma, recibe conocimientos astronómicos y accede a detalles importantes, como el mencionado arriba, que no encontramos en otros relatos. Con esto digo que el entorno de la revelación, aumenta o disminuye sus contenidos dependiendo del conocimiento disponible. Las dispensaciones también son hijas de sus siglos, sin embargo las nervaduras se conservan.

Física del arrepentimiento

Hoy me dispongo a entender la doctrina del arrepentimiento desde el mundo presente, como Alma lo hacia desde el suyo o Abraham en la corte de Faraón. Puede que en unos años, la física del arrepentimiento se vea superada por otros estudios o revelaciones, pero espero que mi descripción sea consistente con la realidad.

Sencillo e insondable

«Y el que cause lesión a su prójimo, según hizo, así le sea hecho:
rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que le haya hecho a otro, tal se le hará a él.» Lev. 24:19

Esta escritura describe el mundo natural. A toda acción corresponde una reacción de igual magnitud y sentido opuesto, diente por diente. Con estas primeras vocales del evangelio se empezó a regir la Casa de Israel.

Esperando el advenimiento del Mesías, aprendían obediencia y a tener esperanza. En aquella arquitectura del alma, la palanca era su herramienta. Esta no les proporcionó los avances anhelados por Jehová en Sinaí, pero les puso en la senda.
Los movimientos complejos de un alma articulada, requería el evangelio de Cristo quien dio al pensamiento la elegancia de los verdes juncos junto a un rio y no la caña seca del antiguo pacto cumplido.Física del arrepentimiento

El arrepentimiento destaca como la solución avanzada de los dioses para la redención del alma. Proporcionarlo, requiere un conocimiento profundo de las leyes del Universo e ideas elaboradas para su implantación en los mundos y sus planes de salvación. El arrepentimiento abarca todas las leyes y requiere diplomacia y consenso con las inteligencias no creadas.
La invitación permanente a usarlo en nuestra vida confunde al que busca misterios. Piensa, equivocadamente, «tanta palabra sobre algo tan simple…» Craso error. No hay mejor manera de proteger un tesoro que exponerlo a la vista.

La física del arrepentimiento

El arrepentimiento va contra la realidad, igual que sacar agua de una peña va contra el sentido común. El arrepentimiento se mueve en contra de la dirección del tiempo, que es una peña de dureza inexorable para nuestra sed de vida eterna.

Vamos a estudiar el arrepentimiento y su existencia con los elementos del Universo de Newton. En Junio de 2018, usamos el modelo relativista para estudiar la caída de Adán y Eva. Ambas modelos nos ayudan a comprender qué enfrentó Cristo en Getsemaní y Adán y Eva en el jardín de Edén.
Bajo estas líneas verá el lector la representación de una línea de Universo. Vemos los sucesos de nuestra vida en tres momentos de tiempo.

Física del arrepentimiento
Imagen en el libro de Sean Carroll «Desde la eternidad hasta hoy»

En la física de Newton el tiempo fluye hacia el futuro de forma independiente al espacio y al movimiento, son fenómenos sin conexión, para nuestro caso esta descripción es suficiente.

Los sucesos que se desarrollan en cada momento componen una línea de Universo.
Solo podemos pasar una sola vez por el tiempo de cada suceso. Si nos quedamos quietos, casi todo nuestro movimiento se desarrolla en el tiempo ya que envejecemos. Podemos volver al mismo lugar donde ocurrió algo, porque podemos viajar en el espacio pero no al mismo instante porque solo podemos viajar en el tiempo hacia el futuro, el pasado está prohibido.
Entonces, cuando leemos

«…aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.» Isaias 1:18

Esta escritura, leída fuera de la restauración, va en contra de la dirección del tiempo ya que vuelve al instante pasado y modifica su existencia. Por tanto se violan dos leyes: la de la entropía porque al blanquear nuestros pecados aumentamos el orden de nuestra vida en el pasado, cosa contraria a la termodinámica y vulnera la dirección del tiempo porque accedemos a ese instante viajando hacia atrás, cosa no permitida.

En blanca lana

Por lo tanto convertir los pecados en blanca lana requiere rectificar el pasado y eso es imposible según las leyes conocidas. El albedrío solo funciona hacia el futuro, con un pasado de baja entropía, solo funciona la memoria.

El perdón o blanquear nuestra alma, se supedita a la voluntad del Padre incrustada en un plan, pero no a su voluntad en sí, que si por ella fuera…

«¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre ahora, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?» Mat. 26:53

 

Si usted, estimado lector, no necesita saber más, es suficiente con su lectura. No va a perderse pero si quiere deleitarse en la maravilla de la restauración, podemos continuar profundizando.

El núcleo escondido

Normalmente pensamos que el arrepentimiento obtiene el perdón del Padre por nuestros pecados a causa de los méritos de su Hijo, esta es una idea verdadera y suficiente. Pero la suave orografía de esa capa de conocimiento, esconde muchos relieves para que el caminante apresurado, no confunda lo accesorio con lo fundamental.

Un vistazo descuidado sugiere que el Padre Celestial es alguien inflexible, que demanda una reparación de nuestra parte. Alguien severo que necesita ser conmovido a misericordia a causa del sufrimiento de su Hijo. Este esquema es correcto como explicación de urgencia para aquellos sin ocasión explorar más. De hecho el Dios enojado y sentencioso puede ser encontrado en la tradición y en el arte.La física del arrepentimiento

El Padre Celestial asume en su persona todo el complejo plan que hay detrás. Eso incluye el aspecto severo e inflexible del que Coriantón y muchos se quejan, pero Él asume ese costo en aras de facilitar nuestra comprensión. Esa actitud es un ejemplo de su condescendencia.

Nuestra tradición cristiana no aclara el origen de la justicia, la misericordia y el perdón, lo que describe es la transferencia de nuestro problema a otra instancia, donde milagrosamente se resuelve en condena o salvación. En esta imagen arcaica, Dios opera, no conforme a un plan sujeto a leyes, sino a su voluntad. Es la imagen del rey absolutista aplicada a los cielos.
Pero el perdón no es una concesión real o un formalismo después de cumplir unos requisitos requeridos por el Padre Celestial. El perdón no consiste en calmar la indignación de un Dios ofendido. El perdón para nosotros es el pago de otros, no hay nada gratis ni en la tierra ni en el cielo.

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Los toros de Basán

El arrepentimiento y el perdón de los pecados es una larga cadena de logros que han tenido que tocar los mecanismos arcaicos y poderosos de lo increado, de lo innombrable, aquello que llaman los toros de Basán, y todo desemboca en nuestras rodillas donde puede aflorar el milagro del perdón.
Por lo tanto arrepentirnos es un enorme privilegio, de cuya dimensión y factura no somos conscientes. La restauración avanza en ese punto y despliega las fibras comprimidas de ese núcleo oculto.

La física del arrepentimiento

La expiación del Salvador en Getsemaní no se hizo con pólvora del rey. El Salvador se enfrentó a fuerzas, entidades y voluntades exóticas, a las que nosotros llamamos justicia o toros de Basán.

«Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca, como león rapaz y rugiente.» (12-13)

La amarga copa es el rugido de un contenedor de dolor y sufrimiento.
Coriantón hijo de Alma, representa a muchas personas que interpretan las escrituras de forma emocional. Se indignan, por tanto, cada diez versículos, y van dando lecciones de moral en cada capítulo. Sin darse cuenta, proclaman la injusticia divina de permitir nuestra libertad.

Coriantón se indigna porque suponía

«…que es una injusticia que el pecador sea consignado a un estado de miseria…» Alma 42:1

La física del arrepentimiento
Alma y Coriantón

Puedo imaginar el discurso de este joven a su padre, declarando que el fin de la justicia es rehabilitar y no condenar. Pero él necesitaba saber que se puede doblar el brazo de la justicia de los cielos hasta cierto punto, pero la física de los cielos no tiene margen de maniobra a causa de la restitución.
No podemos engañar con los naipes a la naturaleza pues nada se se crea ni se destruye sino se transforma, es decir se restituye en otro modo. Esta es la ley de conservación de la materia, descubierta por Lavoisier en 1785. Y es la misma ley de la conservación de nuestros pecados y sus consecuencias.

La restitución

Hay dos formas de entender la restitución. Una volver al lugar y personas a la que hemos dañado y restituir el bien o el daño provocado.
Otra crear un fondo de garantías para acudir a el cuando no podamos hacer frente a nuestras deudas a causa de su importe o su tiempo pasado.

La restitución de nuestras prendas rojas como el carmesí al blanco como lana, se plantea en el pasado, no pueden realizarse in situ, porque es pasado. Si hubiese un túnel del tiempo y pudiésemos cambiar nuestro mal hacer, eso afectaría al albedrío de cientos de personas, todas ellas implicadas en una red de decisiones compartidas. Ese supuesto está prohibido, no se puede viajar al pasado excepto en el cine.

No, la solución debe venir de otra forma.

En 3 Nefi 11 leemos

«…he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre,  tomando sobre mí los pecados del mundo…» (11)

En Getsemaní encontramos la expresión original en el lugar y momento preciso

«Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.» Mateo 26:39

Viendo a los discípulos dormidos, comprendió la situación de otra forma y volvió a orar.

«Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» 42

Ahora acepta que no es posible. En todas las palabras del Salvador referente a su expiación usa la imagen de una amarga copa. Igualmente la usa para que le recordemos en la Santa Cena.

Qué es la amarga copa.

La amarga copa es la solución del Padre para la redención del alma. Pero hay un problema en su realización. Este problema consiste en cómo condensar y estabilizar en un lugar concreto, la compensación por todas nuestras transgresiones pasadas y futuras. Crear la situación correcta donde su Hijo tuviese a mano los elementos necesarios para beber.

«…la amarga copa que el Padre me ha dado…»

La física del arrepentimiento

¿Cómo puede contenerse algo que es resultado de la consecuencia de nuestros pecados? Algo que experimentamos como sufrimiento, que es subjetivo. Cómo puede reproducirse y calcularse algo así y contenerlo en el espacio de un olivar y en una noche. No sé cómo pero sé por qué era posible, porque todo es materia.

«…no lo podemos ver; pero cuando nuestros cuerpos sean purificados, veremos que todo es materia.» DyC 131:8

La expiación del Salvador se enfrentó a fuerzas, entidades y voluntades demandantes. Demandaban obligaciones pendientes y aceptaban el sacrificio y el dolor como moneda de cambio. El padecimiento restablecía el equilibrio. La copa es un contenedor de dolor y sufrimiento. ¿Por que sufrir?

Aquí en la tierra, tenemos contenedores de plasma como el de un reactor de fusión. En este contenedor los átomos de Hidrógeno se fusionan alcanzando 100 millones de grados. Es como reproducir el interior de una estrella en el laboratorio. La dificultad está en contener esa energía en un pequeño espacio sin tocar las paredes y que sea estable en el tiempo. A la vez conseguir que la energía creada sea mayor que la empleada. De esa forma obtendríamos energía ilimitada y económica.

Física del arrepentimiento

El Padre Celestial creó de forma inconcebible un contenedor de sufrimiento y dolor al que llamó amarga copa. Ese plasma extraño fue alcanzando su estado crítico poco a poco hasta llegar a su plenitud en Getsemaní. Estable y contenido fue tomando presencia ante el Salvador a partir de la cena de Pascua.

«Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.»  Mat. 26:37-38

La alquimia de los cielos

De alguna manera el sacrificio es la alquimia de los cielos. Todo en el Universo se comprime, expande, arde, gana y pierde. No existe el reposo absoluto para nadie y no hay crecimiento sin padecimiento, sea este el dolor del alma o el fuego de las estrellas.
El sacrificio, no nos engañemos, es el valor que cotiza en la creación, la moneda de cambio reconocida en todo el cosmos. Desde átomos hasta nosotros todos hemos de perder para ganar.

En Getsemaní Cristo adquirió el valor total de nuestra deuda en forma de unidades de padecimiento. ¿Cuántas de ellas?

«Por tanto, es preciso que sea una expiación infinita, pues a menos que fuera una expiación infinita, esta corrupción no podría revestirse de incorrupción.» 2 Nefi 9:7

Gracias a su padecimiento, el encendido de la redención proporciona una fuente ilimitada y estable de misericordia. No va al detalle sino que rebosa sobre la totalidad.

«Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosante se os dará en vuestro regazo…» Luc. 6:38

La misericordia no es un elemento natural del cosmos, se sintetiza mediante el plan del Padre en el interior del horno expiatorio que asumió Cristo. Por tanto es una tierra rara en la tabla periódica de la materia refinada.

«Sino que la ley exige la vida de aquel que ha cometido homicidio; por tanto, no hay nada, a no ser una expiación infinita, que responda por los pecados del mundo.» Alma 34:12

En la geometría de Alma, la palabra infinita es equivalente a ilimitada. De esa forma anulamos los infinitos, siempre problemáticos y escogemos ilimitado que sugiere una geometría celestial como son sus giros eternos.

Física del arrepentimiento

No lo podemos ver; pero cuando nuestros cuerpos sean purificados, veremos actuar el arrepentimiento, la misericordia y el perdón, porque todo es materia

Lo harán y lo veremos como una trinidad y lo percibiremos semejantes a forma de paloma.

El arrepentimiento como resultado.

«Y así vemos que le fue concedido al hombre un tiempo para que se arrepintiera; sí, un tiempo de probación, un tiempo para arrepentirse y servir a Dios.» Alma 42:4

El arrepentimiento con fe en Cristo obtiene misericordia y perdón del campo de la redención, autoestable, eterno como todas las demás fuerzas. Lo hace en la amarga copa invertida, que el llenó de misericordia en igual magnitud y de sentido contrario a la que bebió. Con un tiempo opuesto al natural capaz de cancelar el pasado sin interferir en las líneas de vida de las personas ni en las redes de decisiones.

La ansiedad del alma y la ayuda del cielo

No creo que el pago del Salvador en Getsemaní fuese la cancelación exacta de nuestras transgresiones, de modo que para cada una de ellas exista la unidad de padecimiento correspondiente. Su redención junto a su luz «llena la inmensidad del espacio» DyC 88:12
Prima la generosidad, como demostró durante su vida en la tierra.Física del arrepentimiento

«Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada que les sobraron a los que habían comido.» Juan 6:13

La copa del Padre buscaba el encendido de la misericordia a través del tiempo y el espacio. Para eso se necesitaba no solo compensar nuestras transgresiones, sino perforar la realidad, cambiar la constitución del mundo añadiendo una nueva fuerza, la del campo de la redención, cuya partícula de fuerza es el perdón. Toda esa era la voluntad del Padre y ambos pagaron el precio uno de soportar y otro de padecer.

«…poner en efecto las entrañas de misericordia, que sobrepujan a la justicia…» Alma 34:15

Él lo cambió todo

De la misma forma que una masa igual o superior a 3 masas solares perfora el espacio al colapsar convirtiéndose en un agujero negro. De igual forma Cristo perforó la realidad mediante un sufrimiento que sobrepuja al de la humanidad.

No solo conmovida sino asombrada, toda la creación vio estupefacta cómo aquel joven mostró la autentica constitución del mundo sacando agua de la peña inmemorial de los elementos. Terremotos, rocas quebradas, toda la creación asistió estupefacta a un nuevo evangelio de la materia y la justicia con el capítulo de la misericordia.

En esa noche, apareció un nuevo testamento para los toros de Basán nunca visto ni imaginado. Tal que ojo de estrella no vio, ni el corazón del negro espacio pudo concebir lo que aquel joven hizo en Getsemaní. En el oscuro mar de la justicia de los cielos, echó sus redes y se rompían de misericordia. En el interior de la amarga copa a millones de grados de padecimiento, se produjo el alumbramiento del perdón.

Nada fue igual desde entonces y solo los corazones más duros se resisten a la onda expansiva que desde entonces alumbra con nueva luz la oscuridad de ahí afuera. Podemos adentrarnos en doctrinas elaboradas y profundas, pero solo de rodillas buscando el perdón podemos conectar con la nervadura del mayor misterio que ha reservado el Padre para los sencillos de la Tierra.

«Lo débil del mundo vendrá y abatirá lo fuerte y poderoso, para que el hombre no aconseje a su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne;» DyC 1:19

Tomar esa ola que barre la inmensidad del espacio nos hará conocer, arrodillados, las maravillas de la eternidad que están más allá de lo aparente. Entonces poder entender cabalmente, palabra por palabra con sus multitudes tras ellas.

«He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y yo, el Señor, no los recuerdo más.»
DyC 58:42

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