La vaca roja
El sacrificio de la vaca roja es dado a Israel «para el agua de la purificación; es para limpiar el pecado.» Números 19:9, de todo aquel que toque una persona muerta.El tocar un cadáver simboliza la corrupción y el pecado. La vaca era sacrificada fuera del campamento, Después se hacia quemar «su cuero, su carne y su sangre, con su estiércol» es decir su totalidad hasta convertirla en cenizas.
Hay un momento especial, cuando el sacerdote echa en el fuego tres cosas «Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo y escarlata, y los echará en medio del fuego en que arde la vaca.» (ver.6) Esas cenizas mezcladas con agua, componían el agua de la purificación.
Para purificar a alguien o un lugar…«…un hombre limpio tomará hisopo y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, y sobre todos los muebles, y sobre las personas que allí estén» (Ver.18)
Estos tres elementos que se echan al fuego junto a la vaca, son entendidos más adelante, en el ministerio de Cristo, o más bien en su sacrificio.
Madera, hisopo y escarlata escarlata
Primero esta la pureza de la vaca. Debía ser perfecta y completamente roja, sin defecto. En Hebreos refiriéndose a Cristo » el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho por manos, a saber, no de esta creación,» Hebreos 9:11. En tercer Nefi leemos » Por tanto, quisiera que fueseis perfectos así como yo, o como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.» (3 Nefi 12:48)
Tenemos la escarlata que se echa al fuego. Esta la encontramos en Juan 19:1-2 «Así que, entonces tomó Pilato a Jesús y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura» en Mateo 27:28 usa escarlata «y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata;» tanto purpura como escarlata se usan indistintamente para designar un rojo intenso con un tono morado. Este manto echado sobre sus hombros es como la escarlata que el sacerdote echaba al fuego donde ardía la vaca.
El hisopo
El hisopo se usaba en la purificación, David nos dice «Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.» Salmos 51:7. En la crucificcion de Cristo encontramos este elemento del sacrifico de la vaca roja. «Y había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon una esponja en el vinagre, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.» Juan 19:29.
El hisopo es una planta pequeña, es posible que la ataran a una caña y entre sus ramas la esponja con vinagre. la tradición dice que el hisopo y el vinagre renovaban las fuerzas. Y esa tradición nos dice que le dieron a beber esto como burla, para ver si venía Elías a rescatarlo. No sabemos exactamente, Lo cierto es que lo que le ofrecieron fue para escarnio y no para alivio. Tanto la escarlata como el hisopo coinciden en la escena de su sacrificio. Digamos que son echadas a la vez en el mismo fuego que arde.
El cedro
La madera de cedro, de la que habla Jehová en esta ordenanza, es la madera donde seria clavado el mismo en la tierra, en el Gólgota, cerca de Moriah. No sabemos de qué clase de madera era la cruz. No hay registros fiables, pero es fácil pensar ante estas coincidencias que fuera de cedro. También puedo imaginar que Jesús conocía esta madera desde su infancia, ya que era el hijo del carpintero.
Cuando nos bautizamos e invocamos su nombre en esa ordenanza, estamos usando las aguas de purificación. Las que resultan de su sacrificio en el altar de la cruz, con madera, escarlata e hisopo. Estros tres elementos señalan al que está en la cruz, consumiéndose totalmente, tanto en su carne y su sangre, sin alivio alguno de los dolores en el altar, como digo lo señalan como a la vaca roja, sin defecto. En el agua de la purificación que resulta de su sacrificio, podemos ser limpios de pecado.
Leemos en Hebreos 9:19 » Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, y lana de grana e hisopo, y roció el libro mismo y también a todo el pueblo,»
Lo fractal en las escrituras
Nuevamente vemos en este ejemplo la naturaleza fractal del evangelio. A cualquier escala que lo observemos presenta una forma idéntica. El aparente caos que observamos en la lectura de las complicadas leyes y ritos, y que nos disuaden de buscar en esas aguas. Ese caos aparente presenta un orden que se repite en cada escala de tiempo.
Por eso el evangelio requiere una relación amable y ecológica de nuestra parte. La que nos invita a observar y meditar. Y no observar y polemizar. La lectura de las escrituras transcurre como las nubes, nunca las veremos igual, porque nunca somos los mismos. Nos movemos con ellas.
Este rizado en la corriente del río en Números 19, se repite en cada recodo del antiguo testamento. y conociendo los movimientos de las palabras en la superficie, podremos imaginar cómo es el lecho del río. De la misma forma que viendo las formas de las nubes podemos intuir el movimiento del aire a esas alturas.