Las magnitudes del evangelio
En todas las épocas, el evangelio, antes de sus ciclos de apostasía, se ha enfrentado a magnitudes que lo superaban. A medida que se ha extendido sobre la tierra y aumentado su número, en esa medida ha crecido la cizaña. Y es que los santos frente a las magnitudes del evangelio, caemos con frecuencia en contar y concluir. Cuando solo el Padre sabe hacerlo. El hombre cuenta con el conjunto de los números naturales para calibrar el desarrollo de un plan complejo, cuando para hacerlo debemos usar los números celestiales. Matemática que desconocemos.
El evangelio siempre nos sitúa ante magnitudes muy superiores a nuestras posibilidades. Desde hacer discípulos a todas las naciones, a redimir a los muertos o simplemente ser perfectos. Siempre estamos ante retos superiores a nuestras fuerzas. Sin embargo a medida que caminamos se abren las grandes aguas.
Recordemos a Abraham, quien tenía sus ovejas contadas, sin embargo no pudo contar la descendencia prometida. Eran como las estrellas del cielo o las arenas del mar. Ahora podemos contar más que antes, pero al mirar al cielo el resultado siendo natural es un número irracional.
El cometido de administrar las ordenanzas de la casa de Israel para un planeta de 7.600M de habitantes, es un reto colosal. Y en esa proporción sentimos la incapacidad para su logro. La misma que podría haber sentido Abraham ante la propuesta de Jehová de tener una descendencia como las arenas del mar. Él siempre nos propone lo innumerable como terreno de trabajo.
Nuestra manera de contar sus magnitudes
En la manera de contar de los hombres, el último número de la serie representa a todos los demás. Sin embargo para el Padre, el gozo por un alma, no se representa en la suma de ellas. Es único en sí mismo. Por eso el no cuenta bandadas sino pajarillos. No obstante es necesario llevar un registro natural del crecimiento del evangelio en la iglesia que lo administra.
Las proporciones numéricas entre la restauración y el mundo son éstas.
- Somos 16 millones frente 7.600 M. Lo que nos da una relación de 2,1 miembros de la iglesia por 1000 habitantes en el mundo. (informe BYU)
- La población del mundo crece a un ritmo del 1,16% anual (banco mundial) por lo que en el año 2050 se calcula una población de casi los 9,400 millones.
- Suponiendo a la iglesia una tasa de crecimiento anual del 2%, en el 2050 seriamos 3,3 miembros por cada mil o 31,3 millones de miembros (informe BYU). Pero esto se basa en un estudio no actualizado. En los informes, desde 2016 estamos en el 1,59% de crecimiento (The Salt Lake Tribune) por primera vez estamos en un crecimiento inferior al 2%.
Algunas áreas crecen como África, Filipinas y parte de América Central y del Sur y otras se ralentizan como Estados Unidos, Europa, México y Brasil. Otro factor como la tasa de natalidad, ha bajado en todo el mundo y en la iglesia también.
Describir con una suma de números naturales, una realidad tan compleja y variable puede ser útil para una primera impresión. No obstante, los santos debemos escuchar cuando se nos dice «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová.» (Isaías 55:8)
El desafío de nuestra dispensación.
Evaluar una iglesia de 16M. con un cometido de llevar el evangelio a 7.600M es casi un problema de matemáticas. Porque el evangelio es una realidad compleja y no una magnitud natural. En nuestra mente la predicación del evangelio es una sucesión de bautismos (y lo es) pero ese es un subconjunto de nuestra misión, no describe totalmente nuestro desafío. Hay un componente imaginario (i) que ayuda a resolver los dilemas de los santos en esta última dispensación.
Los números imaginarios o complejos
Los números imaginarios o complejos nacen para resolver ecuaciones con raíz negativa, del tipo x²+4=0, donde x²= -4, eliminando el cuadrado de x quedaría, x=√-4. Ecuación que no se puede resolver, porque no hay ningún numero que multiplicado por sí mismo de -4. Pero si añadimos un número imaginario i de valor √-1, quedaría x=√4.√-1.Hemos añadido i para resolver el problema, la solución es 2i.
En su forma binómica, los complejos se expresan por ejemplo, 7+2i, siendo 7 la parte real y 2i la imaginaria. Otra forma de expresar los complejos es en modo polar y ahí entra el espacio como argumento.
De modo que dependiendo de la realidad que queremos describir, escogemos el tipo de número para poder contarla y conocerla.
La manera del Señor
Ahora les planteo una realidad compleja, la de Z1=esfuerzo+resultado(i), de forma más resumida Z1= e+ri
Z1 representa al estado de nuestra dispensación, e el esfuerzo, todo lo que hacemos para su expansión y que podemos contar. Misioneros, libros, capillas, clases etc. Pero el resultado ri es una componente compleja. No podemos entenderla de acuerdo a los números naturales.
Hay un problema de fondo entre nuestros objetivos y las profecías. Z1 o el estado de esta dispensación está en 1 Nefi 1 14:12
«Y sucedió que vi la iglesia del Cordero de Dios, y sus números eran pocos a causa de la iniquidad y las abominaciones de la ramera que se asentaba sobre las muchas aguas. No obstante, vi que la iglesia del Cordero, que eran los santos de Dios, se extendía también sobre toda la superficie de la tierra; y sus dominios sobre la faz de la tierra eran pequeños, a causa de la maldad de la gran ramera a quien yo vi.»
Este versiculo, nos dice que «sus números» diríamos que la parte real «e» es la impresión que recibimos nosotros al contar, en los informes de cada conferencia general. Pero hay otro componente imaginario, o complejo, el versículo (14)
» Y aconteció que yo, Nefi, vi que el poder del Cordero de Dios descendió sobre los santos de la iglesia del Cordero… y tenían por armas su rectitud y el poder de Dios en gran gloria.»
Ese poder en gran gloria no se puede contar en los informes de la iglesia. Ese poder es un componente complejo de los números naturales de la restauración.
Sus números
Para hacer cálculos en un sencillo circuito electrónico, se usan números complejos. Para describir su reino, no podemos hacerlo a partir de los dedos de la mano. Por eso debemos tener fe y confianza en que el sabe contar mejor que nosotros ya que sus obras «son incontables para el hombre; pero para mí todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco.» (Moisés 1:35).
No podemos contar los números de nuestra dispensación, porque son suyos.
¿Cómo nos afectan los contrastes de sus dimensiones?
Los astrónomos andan asombrados por el hallazgo reciente de un supercúmulo de galaxias, el ACT-CLJ0102-4915, conocido coloquialmente como «el gordo.» Se le calcula una masa de 3.000 billones de soles (billones en la nomenclatura europea). Aunque este número puede escribirse, no se puede comprender. El proyecto de cartografía estelar «Gaia» muestra que el número de estrellas en nuestra galaxia es el doble de lo que pensábamos 200.000 millones.
Es evidente que «la magnitud de sus obras nadie la puede saber» (DyC 76:2)
Las obras de sus manos, por sencillas que parezcan, nunca podremos abarcarlas. Por eso «el hombre que ha visto a cualquiera o al menor de ellos, ha visto a Dios obrando en su majestad y poder.» (DyC 88:47)
Cuando Jesús pregunta «¿Cuántos panes tenéis?» (Marcos 6:38) puedo imaginar a sus discípulos moviendo sus dedos y contestar «Cinco panes y dos peces» y no se equivocaban. Pero Jesús contaba de otra forma, su reino no era de este mundo, era complejo y sumándose a la parte natural de aquel cesto «los que comieron eran cinco mil hombres» (44) No podemos entender esa matemática. Ni siquiera podemos contar las estrellas de nuestra galaxia con certeza. ¿Acaso contaremos el poder de los hijos que él reúne en el recogimiento?
Cuando vemos que los bautismos del año 2017 son 233.729, pensamos que esa cifra es inferior a la de 2016 240,131 y ciertamente lo es. Pero ese dato no representan los panes y peces del cielo. Porque a eso hay que añadir el componente complejo de la restauración, el versículo 14 de 1 Nefi 14.
Sumando en la India.
En su reciente visita a la India el Pte. Nelson iba a anunciar la construcción de seis nuevos templos. Pero no fue así, sino que anunció la construcción de siete, uno de ellos en la India en Bangalore. ¿Cómo ocurrió?
«Nuestros planes eran anunciar seis nuevos templos en el momento de la conferencia», dijo el presidente Nelson. «El Señor me dijo la víspera de la conferencia: ‘Anuncia un templo en la India’… Eso fue lo que el Señor hizo» (ldsliving.com)
Cualquiera que tenga un cesto con panes y peces, los contará antes de repartirlos, como se disponía a hacer el Pte. Nelson. Pero el Señor no cuenta con los dedos, su realidad no es la nuestra.
El ve los filamentos finos y extensos de las ordenanzas del templo, tejiendo un lienzo «del poder de Dios en gran gloria» (14) sobre la tierra. Ésta es la parte compleja de la restauración, que no vemos ni contamos. Y que «procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad de [la tierra]» (DyC 88:12)
El que ha «creado incontables mundos…para [su] propio fin» (Moisés 1:33) sabe calcular el alcance de una oración, el peso de un deseo, el poder de una ordenanza. El maneja el tiempo en su soplo. Las cortinas de Sión se van tejiendo a medida que las ordenanzas enlazan a las generaciones.
El que puso en el altar «un sacrificio infinito y eterno.» (Alma 34:10) sabe contar los nuestros. Los suma en su particular recuento, junto a los pajarillos del cielo o a los lirios del campo.
«Próximo artículo»
Nos llega de BYU un artículo «Creer más en la iglesia que en Dios» trataremos de la mediación entre nuestra fe y Dios. A veces no aferrarse a la barra puede pasar inadvertido a nuestros ojos
(1) Las magnitudes del evangelio y los santos |
(2) Creer más en la iglesia que en Dios |
(3) La prueba de fe en los mormones |
(4) La restauración y su despliegue inesperado |
(5) La casa de Israel y su poder |