sábado, febrero 1, 2025
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El plan de Dios y el de Satanás. Diferencias técnicas

Técnica, en inglés technical,  viene del griego tekhnico (relativo al que hace) referente a la habilidad o destreza del que hace algo. La tecnología es pues el arte o la manera de hacer las cosas.
Hay diferencias técnicas entre El plan de Dios y el de Satanás

El plan de Dios y el de Satanás. Diferencias técnicas.

El plan de Dios y el de Satanás
todo lo que es bueno viene de Dios

A menudo me reía al hablar con un amigo, Elio López. Él es programador  y servimos juntos en el obispado de nuestro barrio. Coincidíamos que nos era más fácil organizar nuestras ideas para el barrio con la óptica de un proyecto web. Y es que la técnica es una forma ordenada y eficiente de hacer las cosas, aunque también es fácil caer por la ladera del tecnicismo. Esto es, considerar que todo está bajo el dominio de la técnica.

En se extraordinario libro que es Moroni, leemos estas palabras

“Por consiguiente, todo lo que es bueno viene de Dios, y lo que es malo viene del diablo; porque el diablo es enemigo de Dios, y lucha contra él continuamente, e invita e induce a pecar y a hacer lo que es malo sin cesar.” (7:12)

Si nos preguntamos por qué Satanás lucha contra Dios continuamente. Decimos: fue expulsado por rebelión. Bien. Pero eso responde al por qué pero no al cómo. ¿Por qué lo hace continuamente, sin cesar?
Entonces encontramos dos respuestas.

  1. Siente tanto odio y rencor, que no puede parar de combatir.
  2. No sabe sabe hacerlo de otra manera.

Tecnologías distintas

El plan de Dios y el de Satanás
la luz que existe en todas las cosas

Sin dejar de ser el odio y el rencor el motor de su actividad, sin embargo, su método de trabajo es poco eficiente. Le hace gastar su tiempo y esfuerzo de forma continúa, invitando e induciendo a hacer lo malo.
Entonces ¿cuál es la diferencia entre ambas formas de hacer las cosas?
Encontramos en la sección 88, esa hoja de olivo, que puede ser nuestro jardín privado, una respuesta a esta pregunta.

Y la luz que brilla, que os alumbra, viene por medio de aquel que ilumina vuestros ojos, y es la misma luz que vivifica vuestro entendimiento,  la cual procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio, la luz que existe en todas las cosas, que da vida a todas las cosas…” (12-13)

Entre esto último y luchar continuamente, hay una gran diferencia. Podríamos decir que la “tecnología” de Dios es mucho más avanzada. Satanás, para transmitir su influencia, tienta, incita y altera.  Admite la esclavitud como fuente de energía; ¡la esclavitud, un recurso de pueblos atrasados! (¿pueden creerlo?)Y tiene que hacerlo de forma continua atacando el libre albedrío.

Perfección técnica

Nuestro Padre a través de su hijo hace brillar su luz, y ésta alumbra, ilumina y vivifica. Palabras de una perfección técnica mayor que tentar e incitar,  ambas de una sensación mecánica y ruidosa. Su obra no requiere los recursos completos del creador ni de su esfuerzo personal continuo. Ya que, esa luz que procede de su presencia,  “gobierna y él se sienta sobre su trono, que existe en el seno de la eternidad. (DyC 88:13)
No es igual gobernar un reino por luz e influencia, que azotar una fila de esclavos, aun cuando se lleve a término la obra.

Como vemos en Moroni

“Mas he aquí, lo que es de Dios invita e induce a hacer lo bueno continuamente” (Moroni 7:13)

La cualidad de hacerlo continuamente es común en ambas técnicas. Sin embargo, la primera se basa en una propagación a través de la luz de Cristo, la otra en luchar en una batalla de contacto con pocos medios, pero mucho empeño. Las fuerzas no son igualadas. En este caso, digamos, el bien supera con mucho en calidad de medios y eficiencia al mal.

 

La acumulación de luz.

El plan de Dios y el de Satanás
el cajero no era una fuente

Cuando mis hijos eran pequeños había ocasiones en que tenía que decirles, “no tenemos dinero para eso” (a los nuevos padres: no tengan miedo, díganlo) Pero ellos siempre me respondían “ve al cajero siempre sale dinero de ahí” entonces tenía que explicarles que el cajero no era una fuente.

¿De qué fuente obtiene Cristo su luz brillante y la verdad? Porque si estas son anteriores y no son creadas, cómo puede Cristo ser la luz del mundo.
Leemos en 3 Nefi 11:11 “…con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio…”, Mediante esta obediencia, siendo aceptado por la luz y la verdad, nos dice en la actualidad,  cómo fue ese proceso de acumulación.

“[el recibió] verdad y luz hasta [ser] glorificado en la verdad”( DyC 93:28)

Por eso el testimonio de Juan dice que”…no recibió de la plenitud al principio, sino que continuó de gracia en gracia hasta que recibió la plenitud;” (13)
En estos dos versículos hay una preposición importante, hasta. Esta preposición nos indica el final de las palabras anteriores, la luz y verdad que él recibió. Nos sugiere un proceso de acumulación.

Ejemplo de acumulación

El plan de Dios y el de Satanás
Por fin le enseñamos algo.

Cuando estudiaba electrónica usábamos condensadores para acumular electricidad. Los electrolíticos podían acumular grandes cargas eléctricas en poco espacio. El profesor de física no podía creer que hubiese condensadores de 4000 µf (microfaradios). El hacía sus cálculos con condensadores cerámicos, de un diseño más básico. Nos explicaba que ni toda la superficie terrestre podía tener esa capacidad de carga. En la siguiente clase le llevamos el más potente del taller. ¡No podía creerlo!, se quedó un rato mirándolo  y nosotros satisfechos, le mirábamos a él. Por fin le enseñamos algo.

El Salvador tuvo un largo proceso de acumulación de luz y verdad en el seno del Padre. Hasta el nivel necesario para alcanzar el estado de brillo. Una vez alcanzado el brillo, éste arde de forma permanente en él.

La fuente de su poder

El plan de Dios y el de Satanás
No es algo abstracto

Cristo estuvo expuesto a la luz y la verdad en el seno del Padre desde el principio. Él se enraizó en esa luz de tal forma, que su espíritu desarrolló una correspondencia, una adaptación con ese clima privado compartido con su Padre.
La luz y la verdad sedimentaron sobre él una constitución especial. Su influencia orientó su naturaleza. Cada partícula de su espíritu estaba orientada de forma innata hacia ella.

Él bebía directamente de esa fuente, en la mano de su Padre. Él conocía el entorno y el paisaje del fundamento de su poder. La cercanía de la luz y la verdad, crearon en él la habilidad de entenderla y transmitirla. Habilidad necesaria para declarar en el futuro «…yo soy la luz, y la vida, y la verdad del mundo.» (Éter 4:12) sin el temor de «ser desechado» por esa entidad impersonal.

La inteligencia o luz y verdad, es una entidad en sí misma, no es una construcción de nuestra mente ni del lenguaje, no es algo abstracto. Pero ella no puede afectarnos sino a través de su personificación en Cristo. Y él es el recipiente o la llama perfecta para transmitir esa luz y verdad al mundo.  De la misma forma que el espíritu necesita un cuerpo para interactuar con la materia, la luz y la verdad necesitan a un ser perfecto para brillar en este mundo.
Y este es Jesucristo, elegido y propuesto por el Padre ante ese océano primordial y ante la asamblea de los cielos.

Esta delicada hebra de técnica divina, hilada con paciencia y conocimiento, inició el extenso lienzo del plan. Lucifer vino al final con palabras de calibre y una campaña populista «no se perderá ni uno» una salvación ciertamente subvencionada.
Todo, alejado del delicado tramado que se inició en el principio por el Padre con aliados ciertamente especiales.

El hombre y la luz

En Moroni 7:24, leemos

«…y todas las cosas que son buenas vienen de Cristo; de lo contrario, los hombres se hallaban caídos, y ninguna cosa buena podía llegar a ellos»

En Mateo 5:45 podemos leer  «…para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.»
La luz de Cristo, su Sol,  ilumina a todos. Esta luz testifica de Dios y de la luz de la verdad, pero no de la persona de Cristo. Si lo hiciera, sería una condición previa aceptar a Cristo para recibir esa luz «gratuita». Pero esa luz se nos da por su gracia, sin derechos de autor. De lo contrario el mundo estaría en un abismo.

¿Qué pasaría si dejamos de recibirla?

Mormón afirma respecto a los hombres: sin Cristo, «ninguna cosa buena puede llegar a ellos» (Moroni 7:24). Nos confirma, así,  que sin la luz que brilla, sin Cristo, el hombre no puede percibir la verdad. Ésta no les puede alumbrar, seríamos ciegos a todo lo bueno. Por eso él descendió debajo de todo para llevar o portar su brillo.

El plan de Dios y el de Satanás
Sócrates

Podemos ver su luz brillando en Sócrates, cuando antepone la ley a su propia vida, en la democracia ateniense, en Platón y el concepto de preexistencia. En el viaje inspirado de Colón, en el renacimiento, la ilustración, la reforma. En tantos aspectos de nuestra historia que sería imposible de enumerar.
Pero cuando rechazamos esa luz, entonces vienen las eras de oscuridad.
Mormón se lamenta, «Oh mi amado hijo, ¿cómo puede un pueblo como éste, que está sin civilización (y sólo han pasado unos pocos años desde que era un pueblo deleitable y civilizado), oh hijo mío, cómo puede un pueblo como éste, que se deleita en tanta abominación,..?»  (Moroni 9:11)
Lo hemos visto en países del continente europeo no hace muchos años.
Esa luz no se puede sustituir con otra, pues no existe ninguna que llene la inmensidad del espacio (12) que no sea esta.

El método oscuro

El plan de Dios y el de Satanás
Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres

El método usado por Satanás para efectuar su plan es consecuencia de un fracaso, por lo tanto, su plan parte de una herida. Esa herida, está exenta del bálsamo del olvido que proporciona el tiempo ya que no existe para ellos. Sus seguidores son ciegos a la luz; esa herida está candente en las almas de los que la llevan. Su efecto continúa como el primer día.

Lucifer, palabra formada por lux (luz) y ferre (llevar) significa el portador de la luz. Hay una gran diferencia entre su nombre y su posterior comportamiento. Vemos a continuación el contraste entre su llamamiento y su actividad,

Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad, por medio de la desobediencia, y a causa de las tradiciones de sus padres.” (DyC 93:39).

Despojar viene del latín despoliare (despojar, desnudar, saquear) la partícula de indica una dirección, de arriba abajo y spolium (pellejo de animales, botín) En Inglés es taketh away.  El equivalente en latín, sugiere un acto de violencia sobre algo de íntima propiedad de la persona, como arrancar violentamente una parte de nosotros tan inseparable como nuestra piel.

Satanás no tiene luz, pero tiene “su verdad”  aunque sea oscura. Pero esa verdad no puede ser transportada por ninguna luz, porque no brilla. El brillo se consigue cuando nos exponemos a la luz y a la verdad mediante la obediencia hasta que somos glorificados en la verdad. Sin embargo Satanás se rebeló y la luz y la verdad lo desecharon. Él tiene que transmitir la suya por contacto, presión, tentación. Por eso contiende continuamente. Su método es primitivo y falto de técnica. No se transmite a través de la inmensidad del espacio.

Un reino sin luz

El plan de Dios y el de Satanás
…ni la miseria de ello

La luz y la verdad no colaboran con él. No radian al Universo su verdad e intenciones. Satanás no reina en un lugar que irradie luz para llenar, no al espacio, ya ni siquiera el perímetro de su persona. Él está desprovisto de esos medios. En la sección 76, se describe ese reino y su espacio

”…por consiguiente, no comprenden el fin, la anchura, la altura, la profundidad ni la miseria de ello” (DyC 76:48).

La descripción de ese reino comprende las extensiones del nuestro, anchura, altura y profundidad. Pero no contiene el tiempo como una  dimensión para experimentar por aquellos que vivan allí, sino la miseria.
Si sustituimos el tiempo por la miseria, como una propiedad del espacio, el resultado es aterrador en sí mismo. Aquí en nuestro planeta puede ser una condición de vida o del alma. Tenemos la posibilidad de aliviarnos de ella, de salir, mejorar. Pero no podemos escapar del tiempo.
En ese lugar donde él reina, no pueden escapar de la miseria. Es una de sus dimensiones.

Un reino de ladrones

Antiguamente, los pueblos de regiones inhóspitas tenían un recurso siempre a mano. El despojo. Alejados de las tierras fértiles y desprovistos de una estructura productiva. Estaban organizados en la guerra y lejos de un sistema basado en el derecho y el comercio.

El plan de Dios y el de Satanás
Gadiantón

Vemos los ladrones de Gadiantón. Eran un grupo sin un plan como nación, sin instituciones ni leyes. Su reino en las montañas, desprovistas de tierra fértil. Separados de la luz de Cristo por la desobediencia, incapaces de entender (refiriéndose a los nefitas) por qué su empeño en “…mantener lo que suponéis que es vuestro derecho y libertad” (3 Nefi 3:2).
Ellos no entendían un reino, como el que gobernaba el juez Laconeo, donde la luz de Cristo había inspirado sus leyes, les extrañaba la resistencia a perder sus derechos y privilegios. No concebían que los nefitas… [fuesen] tan insensatos y tan vanos para suponer que [podían sostenerse] contra tantos hombres valientes que [tenía] bajo [sus] órdenes”.

Antes de la batalla Giddiani, su caudillo, ofreció unas condiciones de rendición

“…someteos y uníos a nosotros, y familiarizaos con nuestras obras secretas, y convertíos en hermanos nuestros para que seáis iguales a nosotros; no nuestros esclavos, sino nuestros hermanos y consocios de toda nuestra substancia.” (3 Nefi 3:7)

Pero Laconeo no era un ignorante. La substancia de sus enemigos era la miseria y su hermandad la del despojo. Giddiani y su pueblo solo tenían sentido si había otros a quien expoliar. Los parajes de su subsistencia eran pobres e improductivos. Porque ellos ya llevaban su peculiar civilización a cuestas.

La tercera parte

El plan de Dios y el de Satanás
La tercera parte del cielo

Habían perdido la capacidad de  entenderlo porque habían pedido la luz  para hacerlo. Ellos, que buscaban el despojo del pueblo nefita, habían sido despojados de la luz y la verdad a causa de su desobediencia y la tradición de los oscuros convenios de Gadiantón. Es el despojo el final de estos pueblos. Y es el despojo de los que reciben la luz de Cristo el objetivo de Satanás. Porque no hay nada que crezca en un lugar donde la miseria forma parte de sus dimensiones.

Hubo una situación parecida en los cielos, donde una tercera parte se rebeló. Quizás también ellos hicieron una oferta de paz como la de Giddiani.
Al retirarse totalmente de la luz y la verdad,  esa tercera parte de las huestes del cielo, cayeron en una situación ajena al tiempo.  Estaban exentos de “…un tiempo para que se arrepintiera; sí, un tiempo de probación, un tiempo para arrepentirse y servir a Dios.” (Alma 42:4).
Es en este reino sin tiempo, “… donde su gusano no muere y el fuego no se apaga” de donde no hay otra salida que la guerra y el despojo.
Es en esa situación, donde se crea la técnica del plan de perdición. La que veremos en el siguiente artículo.

«Próximo artículo»

En «El plan de perdición y su núcleo» Veremos en qué falla realmente el plan de Satanás. Además de una teoría económica inviable, su sistema de gobierno era incapaz de gestionar la creación. [/su_box]

«Proyecto Cosmología del evangelio»

(1) Los cuerpos glorificados y su hardware
(2) La gloria celestial y su software
(3) La cosmología del evangelio restaurado
(4) La materia y el reino de Dios
(5) Las ordenanzas del evangelio desde el pabellón oculto
(6) Detrás del velo, una casa de orden
(7) La luz y la verdad. Su campo y bosón
(8) Adán y Eva y el cono de luz pasado
(9) El plan de Dios y el Satanás. Diferencias técnicas

 

2 COMENTARIOS

  1. Buen artículo, complementa otro tema que para mí es muy interesante, el de principios y reglas, si sustituimos luz por principios, entendemos mejor, podemos ver cómo las reglas nos ayudan a comprender y entender los principios, y como las reglas alejadas de los principios atrapan al hombre y lo despojan de su libertad, de su luz, como el sistema de reglas fariseas, que llevo a la muerte de Jesús, la fuente de la luz del mundo, integrar esos dos conceptos en tu artículo es un buen ejercicio.

    • Gracias David por tu comentario. la verdad es que hay una diferencia entre los principios y las reglas como bien has explicado. En este artículo y en el siguiente, intento señalar los participantes del plan de salvación, que incluye la primera caída.
      Gracias por visitar teancum

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