I
Me llamo Gnolaum y soy el menor de ellos en la casa de Telim. Junto a Jana mi esposa, comenzamos la singladura eterna de la vida hacia el misterio de la divinidad y gracias a ella, estoy ante el gran desafío. Después de tan largo viaje nunca pensé que llegaría este momento.
Entre aquellos de mi estirpe que alcanzamos el tercer estado en el plan de salvación de Telim, no a todos nos llamaba esta santa vocación. La mayoría de mis hermanos eligieron servir a otros de mayor peso de gloria. Ellos se unirían a los vastos reinos que crecían en logros y poder en el gran árbol familiar de Telim. Tan solo una de sus ramas podía albergar miles de mundos, realmente sus moradas no podían ser contadas, sin embargo esta vastedad nos era familiar, no éramos como antes. Al contario que en el segundo estado, no había límites en el tercero.
Estos reinos eran de origen remoto, completos, expansivos, indescriptibles en gloria. Los seres exaltados hacían morada en sus ramas como pajarillos tras los giros eternos del linaje (un giro eterno es un plan de salvación ejecutado hasta el fin). Estos reinos ofrecían vidas perfectas y crecimiento en el sacerdocio bajo su estandarte. Se ramificaban por los universos para mayor gloria de la casa de Telim.
Esta elección de mis hermanos en nada desmerecía en elogio y reconocimiento a la que yo y Jana tomamos. Ellos, eran incluidos en la nave en marcha de las estirpes de los cielos, recibían la inercia del gran movimiento de los estandartes en la vasta expansión de la eternidad.(1)
II
Pero Jana y yo teníamos la mirada brillante ante los campos vacíos de la eternidad. Había algo especial en la nada que nos atraía de forma irremediable. Como el viajero que, ante la vista de una tierra inexplorada a la espera de ser pisada por primera vez, no puede evitar que su espíritu se adelante hacia las solemnes planicies que hay detrás. Era como una relación amorosa con los espacios vacíos e infecundos. Además, yo era un buscador de conocimiento, deseaba las riquezas de la eternidad y quería conocer el misterio de la divinidad.
Por eso, una vez que llegó el momento de la decisión, solicitamos a nuestro Padre Telim el poder de llamar a la Luz y la Verdad en la oscuridad. El nos miró atentamente durante un tiempo calibrando nuestra determinación, miró a nuestra madre y luego accedió.
Para ese oficio del sacerdocio se requería una ordenanza especial y un gran conocimiento. Alargar nuestro aprendizaje, renunciando a los beneficios de nuestra Jerusalen celeste, cuando era tan sencillo incorporarse a los reinos y principados existentes, para disfrutar en el acto de nuestra herencia… para eso, hacia falta un deseo ardiente de ser poseedor del gran conocimiento y cierta independencia de carácter que Jana y yo compartíamos.
Era un camino extraño que requería separarse del resto, y emprender una jornada solitaria por el desierto hacia un oscuro océano, pero en nuestra mente estaba nuestra herencia prometida.
III
Jana y yo sabíamos que los dos principales aliados de la Casa de Telim, la Luz y la Verdad y el oscuro océano de la inteligencia, se manifestaban de forma diferente con cada aspirante. No había precedentes como referencia para guiarnos en nuestra meta, cada camino era nuevo. Al llegar a las orillas del oscuro y antes de formar nuestra familia teníamos que construir un «barco» para atravesarlo. Una pequeña burbuja de luz donde morar en esa densa oscuridad.
Antes de embarcarnos en ese diminuto hogar de luz, debería «flotar» en el océano impersonal y frio de la inteligencia. Acercar la Luz y la Verdad a esa oscuridad sobrecogedora a través de nuestro hogar, que pudiera ser aceptado y prosperar es la primera tarea de los Dioses. Ese logro es imposible de conseguir sin la divinidad porque esos dos elementos son eternos y antagónicos. Por eso el misterio de la divinidad, ¡cuán grande es! (2)
Cuando miraba a Jana, cuando temía que desfalleciera ante ese desafío colosal, cuando sentía que le pedía demasiado al abandonar los tesoros de su herencia por otra que no podíamos ver aun, sus ojos destellaban con chispas que parecían atravesar la oscuridad, su mirada alumbraba más allá de mis temores.
Para formar nuestro linaje y llevarlo a través de esas aguas oscuras, antes debíamos encontrar el mineral primordial y fundirlo para nosotros. Debía encender la chispa primera al contraponer la luz de la verdad con el océano de la inteligencia. Mostrales que yo Gnolaum, uno mi diestra y mi siniestra y así domino la ciencia de encender en la inteligencia oscura, la llama de la luz y la verdad que ilumina a todo ser que viene al mundo. Y mediante la santa ordenanza infundirles vida y conciencia de sí.
Pero esa tarea ardua realizada desde la eternidad por mis ancestros, siempre es nueva ante el oscuro. Es empezar de cero y labrar tu reino desde los cimientos, no hay herencia en sus orillas hay que conquistar cada palmo.
IV
En la Casa de Telim, cuya gloria sobrepasa cualquier descripción, fuimos enseñados en esa primera construcción, el primer grano de arena de las playas de nuestro reino. Nos instruyeron seres exaltados que afrontaron desafíos inimaginables. Nos acercamos con ellos a los fieros e increados toros de Basán. Telim los pastorea en los campos eternos y acuden a su voz mansos como corderos, él recibe la honra de todos sus aliados.
Nuestras entrañas se aclimataron a soportar lo completamente impersonal y nuestras manos tocaron la cerviz de poderes extraños.
Esas fuerzas son indómitas, son impersonales pero extrañamente son entidades, tienen voluntad. Aclimatarse a ellas y conservar la forma que te dieron tus padres, requiere un cambio en el alma difícil de conseguir. Necesitamos que nos honren y obedezcan porque ellas son la montaña donde ascendemos para encontrar nuestro mineral eterno, aquello que hicieron nuestros ancestros y que nos dará poder y honra.
El éxito de la empresa solo era posible si construíamos nuestras propias herramientas. ¿Qué quiere decir eso? pregunté. Y estas fueron las palabras de mi Padre Telim, grabadas a fuego en mi alma.
«El oscuro océano se alegra si te desalientas en tu tarea, no acepta fácilmente que un extraño atraviese sus aguas oscuras. Su brisa susurrará en tu oído, que tú no puedes construir un barco, pues dirá que te falta juicio; que no puedes ejecutar tan grande obra. Entonces te afligirás por esa dureza de corazón (3).
La luz y la verdad volverá su rostro y no te alumbrarás si falla tu fe. Por eso, hijo mío, fuistes a adquirirla a esa tierra del segundo estado que preparé, porque en el primero no estaba y aquí tampoco. Entonces tendrás que aferrarte a esa fe que trajiste a casa desde tu vida anterior. Vencerás por ella (4).
Después que pongáis pie en la primera orilla de vuestro reino, sabréis por qué yo, Telim, soy Dios y cómo libro de la destrucción, si a todo el que sale de la Jerusalén celeste para recibir su dominio prometido.»(5)
Por eso en el segundo estado, la fe abre la tierra para plantar la semilla. Pero aquí, la fe se transforma en la materia oscura de la divinidad, en su derredor eclosionan las creaciones como espigas en el campo.
V
El vacío no es un lugar que llenar porque no existe. Los campos de las fuerzas eternas no han sido hechos ni lo pueden ser, lo llenan todo desde siempre. Así que creamos una ventana Calabi-Yau y accedimos a un nuevo espacio listo para la siembra de la materia organizada.
Cierta vez, abstraído en mis pensamientos, hablaba conmigo mismo, «He aquí, estamos en el desierto oscuro todo este tiempo; y hubiéramos podido disfrutar de nuestras posesiones y de la tierra de nuestra herencia; sí, y hubiéramos podido ser dichosos.» (6)
Entonces Jana se acercó a mí y me habló casi en un susurro.
«Mira esa oscuridad. No está vacía es el oscuro océano de la inteligencia. Fue antes que nosotros. Nuestros hijos están ahí desde siempre, no tienen un nombre, no conocen nuestro rostro ni el latido del corazón ni las emociones que envía. Sus espíritus nos esperan. El oscuro no puede darles mas que esas cavidades ignotas donde nadan como pececillos. Cuando nuestro espíritu cubra la faz de sus aguas (7), entonces echaremos nuestras redes, las de nuestro linaje y se romperán por el número de ellos. Los traeremos a la orilla de casa, les daremos nombre y pondremos nuestro anillo en su dedo.
Entonces serán los hijos de Gran Gnolaum.
Y entonces comprendí dónde había mayor felicidad, paz y reposo para mí, por eso buscaba las bendiciones antes de mí, y el derecho al cual yo había sido ordenado, a fin de administrarlas. Deseando ser el poseedor de gran conocimiento, y ser un seguidor más fiel de la rectitud, y lograr un conocimiento mayor, y ser padre en las arenas de los cielos, un príncipe de paz, y anhelando recibir instrucciones y guardar los mandamientos de Telim, llegué a ser un heredero legítimo, un poseedor del derecho que pertenecía a los hijos de Telim.(8)
VI
Cada día me situaba al borde de mi pequeño reino ante el oscuro océano de la inteligencia. La luz de nuestro hogar desaparecía engullida por sus densas aguas. Éramos como un grano de mostaza en el desierto, pero la Luz y la Verdad aun nos alumbraba.
Pronunciaba las palabras y mostraba las señas de mi linaje y sacerdocio de manera escrupulosa y meditada. De esa forma fijaba claramente mi ascendencia, quiénes eran mis padres y bajo qué convenios me presentaba.
Cuando lo hacía soportaba el ojo oscuro escrutándome, poniendo a prueba mi determinación. Mientras, mi cuerpo parecía diluirse como la arena en el agua y mi lengua se pegaba a mi paladar(9)
Era cierto lo que mi padre me dijo, si me afligía notaba su desdén. Soportar esa mirada vacía e impersonal ponía prueba mi consistencia. Era una copa amarga de tomar y a veces deseaba no tener que hacerlo y desmayar (10)
Jana y yo revisamos cada día la situación. Nos dimos cuenta que desde el principio intenté ejercer dominio sobre el oscuro y esas fuerzas increadas, porque yo anhelaba llegar a la estatura de mi padre. Pensé que mi linaje y mis logros serian suficientes para conseguir una alianza bajo mi cetro, sí, ciertamente la gloria de mi padre Telim estaba conmigo, pues yo era su hijo, un príncipe de la casa de Telim.
Yo quería llegar a un punto lejano de un salto pero Jana me ayudó a entender que debía ser más circular, a pensar en logros cercanos.
En en ese horno de mi aflicción, Jana me ayudo a no alejarme en el horizonte sino a recogerme en mi propia alma. Así, poco a poco empecé a tomar confianza, lentamente mis entrañas empezaron a llenarse de caridad para con todos aquellos no nacidos de sus aguas, aquellos que llegarían a ser mi familia y la virtud empezó a engalanar mis pensamientos incesantemente; entonces mi confianza se fortaleció y la doctrina del sacerdocio empezó a destilar sobre mi alma como rocío del cielo.(11)
VII
Mi alma me dijo con claridad que ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener en virtud del sacerdocio, sino por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero (12)
Nuestro poder sería la honra que nos tributaran, quizás no por amor, sino por algo que solo ellos saben nombrar. Pero llegar a ese punto desconocido se requiere del nuestro de nuestra persuasión, longanimidad y benignidad.
Cuando mis entrañas empezaron a llenarse de caridad por aquellos pececillos sin nombre de aquel océano extraño, cuando mis dudas cedieron lugar a la misericordia por ellos, las aguas del oscuro se revolvieron. Se alzaron violentas ante nosotros amenazando con cubrirnos, con recogernos en el regazo del que salimos y disolver nuestra pequeña humanidad de dos personas en sus profundidades y perderlo todo. Presentíamos que podía hacerlo, porque aspirábamos a un linaje propio y hasta ese momento, estábamos fuera de la protección de Telim.
Pero Jana y yo estábamos dispuestos a entregar nuestra vida por ellos, por los que no conocíamos aun. Tanto los amábamos ya, que empezamos a ser padres y arriesgarlo todo por amor a ellos. Ofrecer nuestra posición, labrada con tanto esfuerzo, estar dispuestos a sacrificarla por aquellos sin nombre, fue nuestra conversión última hacia la divinidad.
Esos toros eternos de Basán, el oscuro océano de la inteligencia, la Luz y la Verdad, esas fuerzas extrañas no podían domesticarse, eran indómitas y no podían ser doblegadas. Existieron siempre y en sus campos eternos que lo llenaban todo, sus partículas como insectos, componían la masa vibrante de la materia sin organizar.
Pero ese día se revolvieron ante una luz extraña: la del amor sincero, la mansedumbre, la benignidad. El árbol cultivado de la Casa de Telim. Éramos Jana y yo luces brillantes y extrañas en sus mundos nublados. Esas fuerzas poderosas, no podían comprenderlo plenamente, pero les extasiaba observarnos. Porque sabían que solo nosotros podíamos sacar agua viva de sus profundidades oscuras. Solo en nuestras manos podrían fundirse los elementos eternos para crear inteligencias con albedrío. Y eso las maravillaba, les producía inconcebible asombro que sobre la faz oscura de sus abismos estuviese el espíritu de los dioses preparando el advenimiento de la luz.
A partir de ese momento deje de compelir mi destino y éste empezó a fluir hacia mi (13)
VIII
Una vez calmado su asombro, sus aguas oscuras se retiraron suavemente de nuestro hogar y la luz alumbró la primera playa de nuestro reino. Jana y yo salimos como niños a correr y tumbarnos en ella. Saltábamos, reíamos nos mirábamos y sentíamos estar en el lugar correcto. Era nuestro logro, esa pequeña franja ganada al vacío. ¡Cuan felices fuimos! Una sola playa era todo nuestro reino en medio de aquel Cosmos oscuro, pero a qué precio, qué maravilla.
Yo Gnolaum os digo que una playa puede ser un reino pero hay muchos reinos; pues no hay espacio en el cual no haya reino; ni hay reino en el cual no haya espacio, bien sea un reino mayor o menor. (14) Y en nuestra pequeña playa se podía ver a una divinidad incipiente, la nuestra, obrando en su majestad y poder (15)
Nuestro primer espacio le fue conquistado al oscuro mar. Pero solo era un terreno de encuentro mutuo. Era la aprobación de esas fuerzas para ser escuchado y sometido a deliberación.
Cada día salía de nuestro hogar y me situaba en sus orillas. Desde ese momento y por más de un año nos presentamos para fijar una imagen consistente de nuestro linaje. Recapitulamos nuestra vida en los tres estados, todos sus hechos. Errores y aciertos, dudas, sufrimientos, la genealogía en mi segundo estado con todos los que participaron en el cuerpo que recibí. Nuestra redención gracias a la salvación de la casa de Telim, el día que recibimos un cuerpo resucitado y perfecto. Al presentarlo detalladamente al oscuro océano, yo notaba cómo bebía nuestras palabras con ansia y expectación. Los detalles capturaban su atención acostumbrada a lo uniforme y monótono de su mundo. Yo le aseguré que todo procedía de sus entrañas, que seguíamos siendo sus pececillos pero ahora ya no bajo sus aguas sino bajo el pacto de la Casa de Telim. El podría ser una parte de nuestra familia. Conmigo y Jana vería maravillas y que debía confiar en nosotros.
Pero confiar no es una palabra para esas entidades. No podíamos usarla. Había que esperar a que sus resortes rugientes articularan una posibilidad nueva con nosotros, observados día a día acudiendo a sus orillas. Íbamos con una cadencia tan exacta como sus olas, con una persistencia semejante a la rima de sus crestas.
IX
Una mañana, como de costumbre me situé al borde de sus aguas negras. Algo había cambiado, no había movimiento alguno, el oscuro océano estaba en reposo. Presentí que algo iba a ocurrir y llamé a Jana a mi lado.
Al ver la nueva situación, iniciamos sin demora la presentación de las ordenanzas. Mientras ejecutábamos sus movimientos sentí como si fuésemos árboles mecidos por el viento. De pronto la poderosa savia de la raíz cultivada en la Casa de Telim, su poder de impartir vida y conocimiento recorrió nuestro cuerpo como un torrente y hundió sus raíces en la tierra bajo nuestros pies. Recordé las palabras de mi padre de cómo nos libraría y ahí estaba su respuesta, su salvación.
Entonces supe que era el momento de ejecutar aquello para lo que me preparé, aquello que pedí a mi padre. El poder de llamar a la Luz y la Verdad en la oscuridad.
Alce mis brazos y mediante la fe, pronuncie las palabras sagradas de la ordenanza.
«Haya luz» (16)
Y hubo luz en todo el espacio del oscuro y con ese destello repentino nuestro espíritu cubrió todo lugar y reino. Esa luz procedía de nuestra presencia para llenar la inmensidad del espacio (17) La Luz y la Verdad ya era nuestra aliada, en sus alas nuestra voluntad e influencia traspasaría todas las cosas a fin de que estuviese en todas las cosas y a través de todas las cosas, la Luz de la Verdad (18)
El oscuro océano de la inteligencia manifestó su alianza inquebrantable con nosotros y para eso ofreció una primicia, la primera inteligencia, una escogida de su seno, la primera que sería nuestro primogénito. La entregó con dolor y renuncia, su más preciada criatura.
Nuestro primogénito haría que la Luz y la Verdad brillase en cada alma que viniera al mundo. Él seria la luz que brilla(19), que los alumbraría, todo vendría por medio de él, iluminaria los ojos de sus hermanos y sería la misma luz que vivificaría sus entendimientos.(20)
Miré a Jana y le pregunté, como lo llamaríamos.
Ella ya lo sabía, lo conocía porque su corazón lo llamó desde antes de comenzar el viaje de la divinidad.
Le llamaremos Jehová
Excelente hermano el velo está en los ojos o está en la mente
Hermano excelente más completo que en el artículo antes que tu nacieras gracias tengo una pregunta el velo está en la mente o esta en los ojos
Segun Alexander Even el velo está en nuestro cerebro. Este cientifico del cerebro estuvo clinicamente muerto y volvio con una extensa historia detras del velo. Escribio un libro, «La prueba del cielo» con esa experiencia
Hola David
Es impresionante tu imaginacion y creatividad.
Te felicito por tu deseo de «conocer los misterios de Dios «
Gracias Nati por visitar teancum y por tu animo.
Excelente portal y excelentes artículos que abren una panorama diferente de entender las Escrituras. Aparecen joyas que aparentemente están escondidas en las vastas arenas eternas.
Gracias David por la forma como miras las Escrituras y las compartes.
Gracias Jorge por visitar teancum. Realmente el Señor quiere que le conozcamos pero por alguna razón el velo no solo cubre su reino sino también nuestra forma de entender sus palabras. En teancum nos esforzamos en levantar aunque sea una de sus esquinas.
Interesante artículo!! Un viaje al pasado de nuestros Padres celestiales, no todos lo entenderán, pero esta muy bien, gracias David
No sabia si publicar este artículo, lo medite bastante. Decidí hacerlo en forma de relato para no ser tan explicito. Pero vi ideas muy claras al estudiar sobre todo 1 Nefi 17 y 18. Hay mucho detras de las escrituras, sus dimensiones son múltiples porque vienen del otro lado del velo. Gracias Miguel por tu aliento y animo