El pasado 14 de Marzo de 2018, falleció Stephen Hawking, físico teórico mundialmente conocido. En la estela de este estudioso del Universo, decidí compartir algunas ideas de la cosmología del evangelio.
La cosmología es una parte de la astronomía que estudia el Universo a gran escala. Su influencia en nosotros, es considerable, porque ocupa el lugar del Mare Nostrum de los antiguos romanos, como referencia de nuestra posición en el mundo. Se comporta así, la cosmología, como una «creencia» adoptada por todos sean o no creyentes. Va tejiendo en silencio el lienzo de nuestra mentalidad. Es en ese lienzo donde proyectamos nuestras preguntas y donde nos vemos a nosotros mismos .
Tiempo y espacio en el cristianismo
El cristianismo nos dotó de un principio y un fin. El Génesis nos relata el comienzo del tiempo y la creación del mundo en el día primero. El final del tiempo, en la segunda venida del Salvador, sería la conclusión de la historia humana. Esta línea acotada de tiempo y espacio en los inicios y después en la apostasía, convivió con una cosmología semejante. Se pensaba que la tierra era plana y sus bordes terminaban en un abismo donde se precipitaban los navegantes que desafiaran sus límites.
El Salvador lanzó algunas señales a los primeros discípulos, pero ninguno las vio. Cuando les dijo «tengo otras ovejas que no son de este redil; a aquellas también debo traer, y oirán mi voz…» (Juan 10:15-16) No hubo nadie capaz de salir de una mentalidad mediterránea para preguntar ¿Dónde están esas ovejas?
El Salvador no podía avanzar más en la geografía del evangelio, porque el lienzo disponible no admitía trazos más allá del marco de su tiempo.
La tierra inmóvil en el Universo, estaba rodeada por una corte de los cuerpos celestes. Esa cosmología coincidía con unos estamentos sociales, inmutables y estancos, orbitando alrededor de un rey elegido por Dios. La cosmología del evangelio en el medievo no admitía cambios. Atentar contra ella era una herejía. No ya contra las sagradas escrituras sino contra el orden del mundo. Los poderosos sabían que la cosmología tenía más poder en la mente que la hoguera.
El renacimiento
Giordano Bruno fue ejecutado en la hoguera en 1600 por decir que el Sol era una estrella común y la tierra un planeta como otros. Pensar que la tierra era un redil más de los que escuchan su voz, fue demasiado para esa época. En 1616, Galileo lo demostró pero tuvo que abjurar a los 70 años de edad. Pero el cambio era ya imparable.
En el arte, esa visión jerarquizada del mundo medieval, trae una falta de profundidad en la pintura. Colores planos y sin mezcla y falta de proporciones en la escultura. La dimensiones y la perspectiva del arte están comprimidas al igual que el pensamiento. En el renacimiento,a partir de Copérnico, quien propone que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, es donde ocurren los cambios. La pintura consigue representar el volumen tridimensional y la perspectiva. Se intenta reproducir el mundo y sus objetos de forma realista.
Tiempo y espacio en la restauración
Desde esa inercia del pasado, se considera a nivel general que hay un antagonismo entre ciencia y religión. Pero solo hay una colisión entre formas de ver el mundo y los grupos de poder adscritos a ellas. Todos los científicos de entonces, eran profundamente creyentes.
La semilla del evangelio durmiente, creció en el entorno hostil de la apostasía. Y así, la iglesia del desierto salió en su tiempo debido. La raíz del olivo cultivado permaneció viva hasta la restauración en 1820.
Entre 1609 y 1618 Johanes Kepler formula las tres leyes del movimiento de los planetas. En 1685 Newton da a luz la ley de gravitación Universal. En 1838 se hicieron las primeras medidas de las distancias de las estrellas. En ese entorno de expansión de nuestro mapa del mundo, leer «En la casa de mi Padre muchas moradas hay» (Juan 14:1-2) da lugar a un crecimiento de la imaginación, precursora de los descubrimientos.
No obstante, las escrituras del palo de Judá, no acompañaban el odre nuevo en que se convertía el mundo. Y muchos dicen aun hoy «¡Una Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!» (2 Nefi 29:3) No es casual la coincidencia del despertar de la ciencia y la restauración. El hombre que poco a poco surgía de las tinieblas, perdía la fe en el mundo antiguo, que él asociaba a Dios.
Ahora, las colosales tareas asignadas a esta dispensación solo se pueden realizar en un mundo desplegado, libre de toda atadura en el conocimiento. Como contrapartida los santos se enfrentan a dilemas nuevos, a preguntas sin fácil solución y al juicio de las naciones. Los santos necesitan armonizar la cosmología del evangelio de las nuevas escrituras con el mundo donde viven.
Moisés y su cosmología
Un ejemplo de la necesidad de una cosmología correcta para entender nuestra vida, lo tenemos en Moisés.
Leemos en la PGP cómo el Señor habla cara a cara con él diciéndole «Y tengo una obra para ti, Moisés, hijo mío…» (Moisés 1:6)
Como sabemos esa obra era liberar a Israel de su cautiverio y dar cumplimiento al convenio con Abraham. Pero antes Moisés necesita algo. «Y ahora bien, he aquí, te revelo solo esto, Moisés, hijo mío, porque tú estás en el mundo, y ahora te lo muestro. Y aconteció que Moisés miró, y vio el mundo sobre el cual fue creado; y vio Moisés el mundo y sus confines, y todos los hijos de los hombres…» (Moisés 1:7-8)
Sin ese conocimiento, Moisés no habría tenido la perspectiva, ni la profundidad ni las proporciones correctas para fundar Israel como nación. Fue el mismo caso con Abraham, Enoc.
Y con José Smith.
La expansión y la sociedad
Los cambios que genera la cosmología son sutiles de ver pero a la vez contundentes.
En 1916 Einstein publica la teoría de la relatividad general donde muestra que el tiempo es una variable dependiente del movimiento y la masa. La gravedad es una ilusión. Esta teoría, gracias a la cual usamos el GPS de nuestro móvil para orientarnos, nos desorienta si aplicamos el sentido común para entender ese mismo mundo.
Edwin Hubble descubrió en 1924 que la nebulosa de Andrómeda no formaba parte de nuestra galaxia sino que ¡Era una galaxia diferente! Una vez más perdíamos la posición central de la infancia. Nuestra galaxia es una más entre miles de millones. Vuelve la pregunta ¿quienes somos? ¿qué hacemos aquí?
En 1929 Hubble muestra que la velocidad de las galaxias en relación a la nuestra tiene un corrimiento al rojo. Todas se estaban alejando. ¡El Universo se expande! Aquello fue una auténtica revolución.
Sin embargo Einstein se resistía a aceptar el Universo en expansión que su propia teoría sugería. Él prefería uno estático y por eso introduce la constante cosmológica en sus ecuaciones. Según sus palabras «El mayor error de mi vida». Su mentalidad fue rebasada por su propia teoría.
De forma paralela la sociedad experimenta una expansión parecida. Al igual que Hubble demuestra que no hay un centro de la expansión en el universo, la sociedad supone que tampoco lo hay en el discernimiento de lo bueno y lo malo. Se asienta la idea popular de que «todo es relativo» frase que Einstein nunca dijo.
La gran expansión
La referencia moral de la religión, se traslada y se centra en el criterio personal de cada cual, al igual que el del Universo, a ningún punto concreto.
La época, antes sólida y estacionaria, rompe las estructuras de una modernidad pesada hacia una líquida. Se presenta ante la humanidad un nuevo cielo sobre sus cabezas y una nueva tierra bajo sus pies.
La Cosmología del evangelio
Mientras el mundo se expandía hacia el conocimiento, muchos sentían en peligro la integridad de sus creencias. Todo se conmovía ante movimientos e ideas desconocidas. Si la religión, no tiene entre sus deberes, una explicación detallada del mundo, sí tiene el situar al hombre sobre sus pies ante éste.
Por pura necesidad de simetría era necesaria una renovación de la cosmología del evangelio ante un mundo en inflación de conocimiento. Y es aquí donde la restauración ocupa su lugar, comenzando con la primera visión. Ésta visión del joven José Smith es semejante al descubrimiento de Hubble en la cosmología, una auténtica revolución.
· Un cielo material.
José Smith vio a Dios el Padre y a Jesucristo con cuerpos físicos de carne y hueso. El mundo no fue igual después de esto. El entorno de ellos es material y esto se confirma al leer » No hay tal cosa como materia inmaterial. Todo espíritu es materia…cuando nuestros cuerpos sean purificados, veremos que todo es materia.» (DyC 131:7-8)
Esta idea sitúa al cielo dentro del Universo y al universo fronterizo con lo celestial.
La restauración acerca la naturaleza divina a la del hombre y el entorno celestial lindante con el humano. Comparten forma y sustancia, participan de elementos comunes de la tabla periódica.
La primera visión restaura la santidad de la materia.
Por lo tanto, para los santos de los últimos días, el gran colisionador de hadrones en Ginebra (LHC) es una forma de escudriñar la obra de sus manos.
· Un cielo oculto
Cuando el joven José Smith recibe la visita de Moroni, leemos «…repentinamente vi abrirse algo como un conducto que iba directamente hasta el cielo, y él ascendió hasta desaparecer por completo» (TJS) Ahora podemos tomar esta descripción como algo más cercano. Lisa Randall, física de partículas y cosmóloga, estudia la existencia de un universo oculto. La materia oscura representa el 23% de la materia del Universo frente al 4% de lo visible. El 73% restante es energía oscura. Se conoce como oscura porque no se sabe qué es, no es observable y no interactúa con la luz, pero sí con la gravedad.
Nosotros creemos que su reino es material. El 20 de Marzo de 1839, José Smith se pregunta ¿Y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta?» Esta pregunta del profeta no es retórica ni poética. Hay muy poco de eso en la restauración, que se define más en sus hechos que en las creencias. Un santo de los últimos días tendría en la lectura del libro de Lisa Randall «Universos ocultos» un campo de disfrute.
¿Cree estimado lector, que los estudios sobre materia oscura, y cosmología supondrían una amenaza para nuestra doctrina?
No. El miedo al conocimiento no es compatible con la restauración.
La eternidad y el big bang
Nunca entenderé porque algunos creyentes se turban ante el big bang.
Stephen Hawking, famoso físico teórico de nuestra época, afirmó en la CNN «Dios podría existir, pero la ciencia puede explicar el universo sin la necesidad de un creador»
Los mormones siempre estamos deseosos de agradar. Decir «pienso igual», es como un sedante. En este caso pienso igual que Hawking…y me explico.
El dios de la apostasía, al que Hawking menciona, creó el mundo de la nada, luego era anterior a éste. Es un dios externo al universo. Sin embargo, en la restauración aprendemos que «Los elementos son eternos» (DyC 93:33) no han sido creados. Sabemos que «La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.» (DyC 93:29) Dios no las creó.
Leemos en el Libro de Abraham (en el templo con más detalle) «Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra…» (Abraham 3:24) En la restauración Dios es un organizador, es la nueva cosmología de nuestros tiempos.
Por lo tanto, Dios habita y trabaja en el Universo. Y ir más lejos todos sabemos que «Así como el hombre es, Dios una vez fue. Así como Dios es, el hombre puede llegar a ser” (Lorenzo Snow) Dios es parte y actor en el Universo y con eso no disminuimos sino que nos acercamos a su gloria.
El Dios cercano
La nueva cosmología del evangelio, no se ocupa directamente del principio del universo sino de esta tierra y sus habitantes. Situar a Dios en el origen del Big Bang es tan singular como preguntar ¿qué había antes del Big Bang? Hawking contesta al decir que esa pregunta corresponde a nuestro espacio-tiempo y no al inicio del Universo, donde no existía el tiempo. Es como preguntar ¿qué hay al Norte del Polo Norte?
Alma observa lo siguiente «¿…la misericordia puede robar a la justicia? Te digo que no, ni un ápice. Si fuera así, Dios dejaría de ser Dios.» (Alma 42:25) Nosotros no podemos dejar de ser humanos, pero si podemos dejar de ser justos, injustos o pobres. Esos son estados humanos, pero no sustancias. Si Dios puede dejar de serlo, es porque es un estado y no una naturaleza o distinta a la nuestra. Es un estado accesible.
Einstein cambió su mentalidad, después que Hubble comprobara la velocidad de expansión de las galaxias. Tuvo que renunciar al universo estático del pasado.
Nosotros no podemos tratar con la restauración con una mente de la apostasía.
· La eternidad compartimentada
El lenguaje de las revelaciones es fascinante. «Yo Soy, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el mismo que contempló la vasta expansión de la eternidad …» (DyC 38:1) En inglés usa expanse. Esa palabra viene del latín expansio, (extender hacia fuera). El movimiento de expansión que sugiere la escritura, encaja perfectamente con la cosmología moderna y con las tareas de nuestra dispensación. Son movimientos similares.
«Expansión de la eternidad», trae en su interior dos elementos antes separados el espacio y el tiempo. En la escritura se unifican, igual que en la relatividad.
Al leer «…hay un Dios en el cielo, infinito y eterno, de eternidad en eternidad el mismo Dios inmutable, el organizador de los cielos y de la tierra…» (DyC 20:17) Vemos, que el orden del versículo puede alterarse sin que su significado cambie. Porque cada elemento de su lenguaje es correcto por sí mismo. Por lo tanto podemos decir que: «organiza cielos y tierras de eternidad en eternidad». Al recordar que «su curso es un giro eterno» (DyC 3:2) todo ello nos dibuja los ciclos de creación, cada uno de ellos una eternidad. La semejanza con el modelo de curvatura positiva de Friedman es notable.
Como decía al principio, la restauración no tiene el cometido de explicar el mundo, pero sí nos provee de la consistencia y el equilibrio para permanecer en él sin conmovernos. Manteniendo una postura erguida para no perder la perspectiva. Cualquier temor o miedo proviene de las cadenas que nos atan al mundo oscuro del pasado. Cualquier pregunta o duda, nos hacen estar atentos y dispuestos a aprender.
El susurro desde el velo
Las escrituras son fractales, contienen en cualquiera de sus dimensiones la estructura del evangelio. En cualquier distancia que las observemos, vemos la totalidad. A semejanza de la isotropía del Universo, a cualquier escala que las leamos tienen una plenitud.
En las escrituras, no debemos pasar por alto nada. Aunque nos parezca que andan «por vías torcidas» porque en el fondo «son rectas y su vía es un giro eterno.» (DyC 3:2)
Los santos debemos acercarnos a la restauración con fé, y al mundo sin miedo. En el entorno proporcionado por Einstein, Hubble y también por un sacerdote Georges Lemaitre, primero en proponer la teoría del big bang. Ese entorno, proporciona a nuestra dispensación los medios para cumplir sus mandatos. Sin esa nueva cosmología, que ha cambiado el mundo, no habría expansión del conocimiento, no tendríamos los medios para conseguir lo imposible. La restauración así lo susurra.
Por eso, los santos de los últimos días, no podemos cerrar los oídos y abrir las manos.
[su_box title=»Próximo artículo» style=»bubbles» box_color=»#2955ca»]
En el próximo artículo «La materia y el reino de Dios» Veremos algunas conclusiones de la naturaleza material de los cielos. Las últimas pesquisas en cuanto a la materia oscura pueden ser reveladoras[/su_box]
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(1) Los cuerpos glorificados y su hardware |
(2) La gloria celestial y su software |
(3) La cosmología del evangelio restaurado |
(4) La materia y el reino de Dios |
(5) Las ordenanzas del evangelio desde el pabellón oculto |
(6) Detrás del velo, una casa de orden |
7) La luz y la verdad. Su campo y bosón. |
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Hola, hermano es la primera vez que veo un artículo de usted, me parecio muy interesante, yo escribí 7 libros, mi 5.º libro se llama: EL SÉPTIMO DÍA DE LA CREACIÓN DEL ESPÍRITU, en la que detallo teóricamente como fue el proceso de la creación de los espíritus, exponiendo que el proceso comenzó desde la materia obscura, es decir que el orden fue en 1.-ERA MUY PRIMIGENIA (MATERIA OBSCURA Y HOYOS NEGROS), 2.-ERA PRIMIGENIA (PRIMEROS PROTONES Y ELECTRONES ASÍ COMO LAS PRIMERAS SEMILLAS PARA CONSTRUIR Y ORGANIZAR LA MATERIA), 3.-LAS ESTRUCTURAS (TODO EL COSMOS ORGANIZADO ES DECIR, GALAXIAS, ESTRELLAS, CÚMULOS ETC. COMO FABRICA DE MATERIA PARA ORGANIZAR YA EL CUERPO ESPIRITUAL). 4.- LAS INTELIGENCIAS, (ES DECIR LOS PRIMEROS ORGANISMOS MICROSCÓPICOS CON MENTE INTELIGENTE Y ADN ENCRIPTADO DE NUESTROS PADRES CELESTIALES.) 5.-VIDA EMBRIONARIA (ES DECIR EL ORDEN DE TODA LA CONSTITUCIÓN DE LOS DIVERSOS SISTEMAS Y ÓRGANOS VIVIENTES DEL CUERPO ESPIRITUAL. 6.ª ETAPA HIJOS ESPIRITUALES DE DIOS (ETAPA COGNITIVA, PSICOMOTRICIDAD ETC. DONES, TALENTOS, VIRTUDES INDIVIDUALES COMO ESFERAS INDIVIDUALES.) 7.-SERES ANGELICALES (SEMEJANTES A DIOS ES DECIR DOMINIO DE LA MATERIA EN TODOS LOS ASPECTOS, CON LA DIFERENCIA DE QUE Solo Éramos ESPÍRITUS. LO INTERESANTE ES QUE MI TEORÍA PARTE EN LA MATERIA OBSCURA SIENDO QUE EL INICIO DE LA CREACIÓN DE UN CUERPO ESPIRITUAL Basándome en las teorías de José Smith, que EL Espíritu es una sustancia. Mi teoría redacta que el proceso fue a través de los estados de la materia…1.-Materia obscura, 2.-materia organizada de las estrellas, galaxias, nebulosas etc. 3.-Solido, 4.-liquido, 5.-gaseoso, 6.-plasma, 7.-condensacion. Su articulo me pareció de lo más interesante gracias por iluminarnos.
Me parecen muy interesantes sus contenidos en el libro. Si quiere colaborar en teancum pongase en contacto conmigo.
Gracias Javier por compartir tu opinión. La materia es muy importante en el plan de salvación y sobre todo el entender que todo es materia. Pero sin las connotaciones negativas que siempre nos han inculcado como fuente de corrupción.
Espero verte por aqui en el próximo artículo «La materia y el reino de Dios» seguiremos en este asunto con más detalle
Gran artículo que invita a una profunda reflexión. Pienso que los santos cuando nos acercamos al mundo con miedo, responde más a un temor a lo inabarcable por nuestra mente finita. No concebimos ni comprendemos la eternidad… Desconocemos el pasado y miramos al futuro con incertidumbre. Por eso precisamos del don de la fe poniendo nuestra confianza en la Deidad Creadora, que no improvisa ni dubita y todo lo contempla, es infalible. La doctrina esencial para nuestra salvación es un terreno en el que los santos nos sentimos cómodos, seguros y llenos de fe. Pero allí donde la ciencia trata de explicar o profundizar en las grandes preguntas de la humanidad, llegamos a sentirnos frágiles, indoctos, insignificantes porque nos movemos en respuestas especulativas y siempre hay una deriva hacia el agnosticismo porque nos centramos en las obras más que en el Creador. Olvidamos que la materia es eterna y pre-existente al periodo de la Creación de la Tierra y las cosas no fueron creadas ex-nihilo como tampoco las inteligencias. Aunque hay muchas cosas que aún no comprendemos, sé que algún día las comprenderemos y también que respecto a algunas verdades decimos «yo sé», porque así las sentimos y no subestimamos la influencia y poder del Santo Espíritu. ¡Un abrazo! ¡Gracias!